La falta de materias primas y el aumento de los precios de la energía lastran el crecimiento de la actividad manufacturera. El sector vivió en octubre el mes más débil desde el pasado febrero. Frente a la crisis de suministro, el retraso de los plazos de entrega de los proveedores, impulsan la inflación a máximos en décadas. Aunque la confianza empresarial se mantiene fuerte, la escasez de la oferta y el avance de la inflación afectan el sentimiento positivo de las empresas, que cayó hasta su mínimo en 12 meses, según los datos de indicadores adelantados publicados este martes por la consultora IHS Markit.
El índice PMI del sector manufacturero de la eurozona, elaborado a través de encuestas a directores de gestores de venta de fábricas, cayó de 58,6 puntos en septiembre a 58,3 en octubre. Los 50 puntos representan la frontera entre el crecimiento y la contracción en este indicador que los analistas utilizan como un termómetro adelantado sobre la actividad. Aunque la producción manufacturera aumentó, el ritmo de expansión fue el más lento en la tendencia actual que acumula dieciséis meses de crecimiento. El economista jefe de IHS Markit, Chris Williamson, ha recalcado que el empeoramiento de la situación de la cadena de suministro es el principal responsable de la ralentización del crecimiento de la producción. “Los plazos medios de entrega de materias primas se alargaron a un ritmo superado solo dos veces en casi veinticinco años de datos del estudio, ya que las empresas informaron que la demanda una vez más superó a la oferta para una amplia variedad de insumos y componentes”, señaló el experto en una nota.
No todos los países de la eurozona mostraron la misma evolución. Países Bajos, Irlanda, Italia y Grecia registraron expansiones más fuertes. En cambio, Alemania y Francia apuntaron declives en el crecimiento de la actividad manufacturera: ambos índices se desplomaron hasta sus mínimas de nueve meses. El indicador español también sufrió una ralentización, situándose en los 57,4 puntos, su nivel más bajo desde marzo.
Los retrasos graves que se producen en la entrega de insumos a los fabricantes son una amenaza cada vez mayor para la recuperación económica, sobre todo en un momento en el que los nuevos pedidos siguen aumentando, aunque con un ritmo menor con respecto a los meses pasados. La ralentización del crecimiento de la demanda se debe a un aumento de las tarifas cobradas, ya que las empresas informaron que los clientes no estaban dispuestos a pagar los precios más altos impuestos por los industriales. “A pesar de no tener más alternativa que aumentar sus tarifas frente a una avalancha de costes cada vez mayores, hubo algunos indicios por parte de los fabricantes de que la demanda de los clientes muestra signos de disminución”, indicó el economista de la consultora británica, Paul Smith, en un comentario público sobre los últimos resultados de la encuesta. Según informa la consultora Capital Economics, más de dos tercios de las empresas de los sectores manufactureros que representan el 40% de la producción total en la zona euro se quejaron de la escasez que limita la producción.
Compras adelantadas de materias primas
Las empresas vinculan el incremento de los precios cobrados con la fuerte subida de los costes de las materias primas a la que se enfrentan actualmente. La preocupación por la inflación y por la escasez de la oferta han impulsado a las compañías a comprar productos con antelación si estaban disponibles en el mercado, lo que dio lugar a un aumento del almacenamiento de los insumos durante más de tres años. Sin embargo, los inventarios de productos terminados siguen agotados, puesto que los cuellos de botella obstaculizan los procesos de producción. Según los últimos datos de IHS Markit, los pedidos pendientes crecieron intensamente en octubre. Por ello, los fabricantes se vieron forzados a contratar más personal, aunque la tasa de creación de empleo fue la más débil en los últimos ocho meses.
Si bien las empresas confían en que el crecimiento se mantendrá sostenido, seguirán de cerca la evolución de la crisis de suministro, que lleva al alza los costes de los materiales. “La preocupación por la persistencia de la presión incesante de los precios es el mayor temor de los fabricantes a la hora de evaluar la dirección de la tendencia en los próximos 12 meses”, agrega Smith.
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