La Escuela de Fútbol de Mareo del Real Sporting es una de las canteras más importantes de la historia del fútbol español, con más de cuatro décadas de vida. Fue la cuna de jugadores inolvidables como Quini, Abelardo, Ablanedo, David Villa o Luis Enrique. Mareo se prepara ahora para vivir una nueva edad de oro con ayuda del I+D+i. En 2019 puso en marcha el Mareo Lab, un centro de conocimiento en el que profesores universitarios y científicos investigan día a día cómo impulsar la formación de sus talentos con las últimas tecnologías y cómo innovar no solo dentro del club sino también en toda la industria del deporte.
Todo comenzó hace ya 20 años, a casi 500 kilómetros de Gijón, en las aulas del Instituto de Empresa (IE) de Madrid. Allí, el actual director de la fundación sportinguista, excanterano del Atlético de Madrid, el economista y profesor Germán Robles, de 52 años, juntaba a exfutbolistas con profesores de escuelas de negocios y profesionales de la industria deportiva en un experimento pionero para estrechar lazos entre el mundo académico y el del fútbol. “Buscábamos herramientas para profesionalizarlo. Era un gran desafío en una industria que siempre tuvo unas barreras de acceso muy complicadas para otros profesionales”, comenta Robles. A los encuentros acudieron el excapitán del Real Madrid Manolo Sanchís, Emilio Butragueño o el profesor del IE Ignacio Urrutia, con quien ha escrito Fichajes, un libro referente de la gestión del reclutamiento de deportistas de alto nivel. De aquellos debates surgieron programas educativos y másteres que aún siguen vigentes.
Robles entró a trabajar en la Fundación Escuela de Fútbol de Mareo en 2016 con la idea de trasladar aquel espíritu innovador desde las aulas a la cantera del Real Sporting. ¿El objetivo? Dotar de nuevos recursos a una escuela cuyo método ha forjado a grandes estrellas del fútbol mundial durante 43 años. La medicina deportiva, la nutrición, el desempeño en el alto rendimiento, el análisis de métricas y hasta cuestiones de comunicación y marca son sus principales líneas de trabajo. “Queremos generar conocimiento mediante proyectos de investigación científica básica, aplicada a las necesidades que van surgiendo en el día a día de nuestra cantera, una escuela de formación prestigiosa y referente en el mundo del fútbol”, indica Robles, que, antes de recalar en el Sporting, trabajó durante 15 años para el Atlético de Madrid, en el área de de investigación del departamento de Marketing y en la dirección general de la fundación del club.
Herramientas de vanguardia en una cantera legendaria
Mareo Lab sirve de ensayo para inventos variopintos. Como Player Maker, un sensor que utilizaron los futbolistas del filial, que se instala en las botas para recoger datos físicos y técnicos que luego se analizan y se comparan con una serie de parámetros que determinan el nivel de desarrollo de un jugador. O Podoactiva, un programa que estudia la biomecánica en la pisada y la carrera de los futbolistas a través de escaneos 3D y que se ha testado con los jugadores que forman parte de los programas internacionales del club, o My Omics, un dispositivo portátil que con una sola gota de sangre determina en menos de un minuto el estrés oxidativo del organismo, que puede generar el deterioro de los tejidos y la aparición de patologías graves.
Los resultados comienzan a verse en una cantera de 300 jóvenes, una de las piezas angulares del club. Esta temporada, que arrancó esperanzadora para los sportinguistas, líderes durante varias jornadas en LaLiga SmartBank, el primer equipo tiene ocho representantes de Mareo en sus filas. Y, de momento, el curso se mira con ilusión. Solo seis puntos los separan de la segunda plaza, la del ascenso directo, que actualmente ocupa la SD Eibar. Un reflejo de la competitividad de la categoría de plata, que obliga a clubes como el Sporting a seguir creciendo para soñar con regresar a la élite.
Plata al rojo vivo
Con 15 jornadas disputadas en LaLiga SmartBank, solo seis puntos separan al segundo, SD Eibar (28), del noveno de la clasificación, el FC Cartagena (22). Entre el Real Valladolid CF (25), hoy en la sexta plaza, la última que da acceso a los playoffs, y el 12º de la tabla, el Real Zaragoza (19), también hay solo seis puntos. La UD Almería lidera el torneo con 34 puntos. Así de disputada está la categoría de plata, donde más de la mitad de los equipos aún cuentan con buenas oportunidades de luchar por el ascenso a LaLiga Santander, la máxima división del fútbol español.
De ello da cuenta Caco Morán, jugador del club desde los nueve a los 22 años y entrenador en Mareo desde hace siete. Ahora está a cargo del Juvenil A en la División de Honor. Morán, que lleva pisando aquellos campos 39 años, tiene argumentos para comparar: “Nuestras infraestructuras, nuestras instalaciones son cada vez mejores. El club quiere que el primer equipo esté nutrido por Mareo. Era impensable tener nutricionistas, entrenadores de porteros especializados o un departamento de psicología…”.
Uno de los proyectos más tangibles de Mareo Lab se enfoca justamente en este último aspecto. “Hemos desarrollado una app para que los jugadores ingresen datos de forma anónima y poder detectar el estado emocional de todos nuestros equipos antes de los partidos”, explica Morán. A través de la inteligencia artificial se procesan esos datos durante todo el año para predecir pautas entre el momento psicológico del equipo y los resultados.
Robles remarca también otro de los métodos novedosos de Mareo Lab: “La Teoría de las Redes Complejas, que trabajamos con el Centro de Tecnología Biomédica del laboratorio de Redes Biológicas de la Universidad Politécnica de Madrid y de la Universidad Rey Juan Carlos, nos ayuda a comprender qué ocurre en un terreno de juego basándonos en comportamientos que se predicen a partir del estudio de estructuras de una red”.
El valor de intercambiar conocimiento
A la llamada de Robles, a la que hace 20 años respondía un puñado de profesionales, ahora acuden organizaciones de todo el mundo, que van desde la Cámara de Comercio de Gijón hasta la Beijing Union University en China, la Moscow City University en Rusia o el Centro Universitario del Fútbol y Ciencia del Deporte de Pachuca, en México. Todo en Mareo Lab ocurre gracias a la colaboración de instituciones gubernamentales o de centros educativos. El objetivo del programa “es convertir a Gijón y al Sporting en un referente mundial en el desarrollo de la industria del deporte”, apunta Robles.
Entre el campus de la Universidad de Oviedo en Gijón, el centro de innovación mundial de Thyssenkrupp, la colosal siderúrgica alemana, o un centro de ingeniería de TSK que cuenta con más de 1.000 empleados, se cuela una de las oficinas de Mareo Lab. Es el parque tecnológico de Gijón donde trabajan, en total, 4.500 empleados de diferentes empresas. 800 se dedican a innovación, desarrollo e investigación. El Sporting ha encontrado allí otro gran aliado, Gijón Impulsa, un ecosistema de 180 empresas y startups, aquellas definidas por su perfil digital e innovador, que forman una especie de distrito tecnológico que el exrector de la Universidad de Oviedo, Juan Vázquez, denominó La Milla del Conocimiento Margarita Salas.
Allí se encuentra la Fundación CTIC Centro Tecnológico de Gijón, con quien este año desarrollarán el proyecto Mareomov, que se basa en la inteligencia artificial para generar algoritmos que permitan analizar la dinámica corporal de los jugadores, como su pisada, sus posturas o los empleos de la fuerza. “Proporcionará a todos nuestros cuerpos técnicos una herramienta confiable para desarrollar nuevas técnicas de entrenamiento”, apuntan desde el club.
“Para todas nuestras empresas es importantísimo contar con un club como el Sporting que pone sobre la mesa todas las necesidades que van surgiendo de su actividad diaria”, dice Luis Díaz, el director de Gijón Impulsa desde hace ya 15 años. “Es fundamental relacionar las startups con aquellos agentes que pueden ser tractores y que las necesitan”. De ahí surge la relación con Mareo Lab. Si los emprendedores saben lo que necesita el mercado, dice Díaz, dan respuestas más atinadas. “Muchas veces las grandes empresas de la zona, como el Sporting, tienen soluciones a sus problemas en casa y no lo saben”, explica.
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