Premio a la comunicación de la ciencia que contrarresta “la actual dinámica populista e irracional”


La ciencia es muchas veces incomprensible. El propio Santiago Ramón y Cajal, el investigador español más relevante de la historia, reconocía que no entendía conceptos científicos “bien oscuros y casi inabordables”, como los principios de la termodinámica. En 1905, un año antes de ganar el Nobel de Medicina, Cajal dio las gracias al buen periodismo científico, que le permitía entender los grandes problemas de entonces, como las máquinas eléctricas y la navegación aérea. “No es floja tarea vocear elocuentemente en el libre ambiente de la calle las verdades fecundas arrancadas a la naturaleza en el laboratorio del físico. Difundir la ciencia abstrusa diluyéndola, clarificándola y sazonándola con el condimento del arte para que sea saboreada por el vulgo y atraiga corazones é ilumine inteligencias”, proclamó Cajal. Patricia Fernández de Lis —redactora jefa de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS— ha recordado este jueves esta anécdota al recoger el Premio CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica, cuya primera edición se ha celebrado en Madrid en el salón de actos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la institución cuyo germen fue impulsado por el propio Cajal hace más de un siglo.

Materia se creó en 2012 como un proyecto independiente de información científica, fundado por siete periodistas especializados: Patricia Fernández de Lis, Francisco Doménech, Nuño Domínguez, Manuel Ansede, Daniel Mediavilla, Javier Salas y Miguel Ángel Criado. En 2014, Materia se asoció con el diario EL PAÍS para ser su sección de Ciencia. El jurado del galardón ha valorado “la extraordinaria calidad del periodismo científico que ejercen desde su fundación, que a lo largo de la última década les ha convertido en el referente mundial de la comunicación de la ciencia en español”. Materia representa “una apuesta diferencial de comunicación científica desde España que es equiparable a las secciones de ciencia de los grandes medios internacionales”, según el jurado, encabezado por la presidenta del CSIC, la química Rosa Menéndez.

Fernández de Lis ha subrayado en su discurso que “las sociedades modernas dependen cada vez más de la ciencia y la tecnología, y una ciudadanía que no tenga a su disposición buena información científica estará a merced de avances que no puede comprender y en cuya orientación no podrá participar”. La periodista, no obstante, ha recalcado que no hay que caer en la tentación de convertir la ciencia en un nuevo ídolo y ha instado a mantener el escepticismo. “Solemos bromear con que durante la pandemia de la covid hemos trabajado más tiempo en descartar informaciones falsas o sin contrastar que en publicar noticias”, ha señalado.

“El problema es que la sociedad, y también los directores de periódicos, suelen reclamar titulares que ofrezcan respuestas claras y contundentes a problemas complejos y cambiantes, como es la lucha contra un virus mortal. Y por eso es tan importante tener en la redacción un equipo fuerte y especializado, que pueda explicar por qué la ciencia no ofrece nunca certezas”, ha destacado Fernández de Lis.

El CSIC —el mayor organismo público dedicado a la ciencia en España— y la Fundación BBVA han creado este nuevo galardón, dotado con 40.000 euros, para “reconocer las mejores contribuciones a la difusión de la ciencia en España”. Las dos entidades concederán dos premios cada año, uno a periodistas especializados y otro a científicos. En la categoría de investigadores, los ganadores han sido la viróloga Margarita del Val, del CSIC; el microbiólogo Ignacio López-Goñi, de la Universidad de Navarra; el epidemiólogo Antoni Trilla, del Hospital Clínic de Barcelona; el neurovirólogo José Antonio López Guerrero, de la Universidad Autónoma de Madrid; y el inmunólogo Alfredo Corell, de la Universidad de Valladolid. El jurado los ha premiado “por convertirse en la voz de la ciencia desde el inicio de la pandemia, transmitiendo el conocimiento científico sobre esta amenaza en un lenguaje accesible para el público general”.

Rosa Menéndez ha proclamado en el acto que “la búsqueda del conocimiento, aun siendo un fin en sí mismo, sólo adquiere sentido cuando se hace público y es útil a la sociedad”. Es una idea similar a la que destacó este miércoles el jurado del Premio Kavli, el pulitzer del periodismo científico, concedido este año al redactor jefe de Narrativas Visuales de EL PAÍS, Mariano Zafra, y al redactor de Materia Javier Salas por el especial multimedia Un salón, un bar y una clase, un reportaje sobre el contagio de la covid por los aerosoles en el aire.

El director de la Fundación BBVA, Rafael Pardo, ha hecho un llamamiento este jueves a aumentar la cultura científica de la sociedad, para poder “abordar con decisión y eficacia retos monumentales como los del cambio climático y la preservación de la biodiversidad”. Pardo ha pedido que la ciencia continúe “en primer plano de la opinión pública”, como ha estado durante la pandemia de covid, para contrarrestar “la actual dinámica populista e irracional” favorecida por las redes sociales. “La difusión de la cultura científica debería ser reforzada de manera ininterrumpida e imaginativa”, ha advertido el director de la fundación. “El ejemplo de los premiados hoy en esta ceremonia, los científicos y los periodistas científicos, debería ser emulado y apoyado”.

El propio Cajal insistió en 1905 en la necesidad de un buen periodismo científico para el avance de la ciencia y del bienestar de toda la sociedad. “Obra loable, no sólo de cultura social, sino de acendrado y altísimo patriotismo, es difundir la ciencia en el pueblo”, proclamó Cajal, para quien “el genio filosófico y científico” era una flor que “muere en la estepa solitaria de la indiferencia o en la tenebrosa caverna de la incultura”.

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