El presidente Ilham Alíyev, que gobierna Azerbaiyán desde 2003, igual que antes lo hizo su padre durante una década, ha llegado a Bruselas con la intención de reivindicarse como vencedor de la guerra que le enfrentó hace un año a Armenia y a la vez como un socio energético “fiable” de la UE, con capacidad de inyectar millones de metros cúbicos de gas en Europa sin pasar por Rusia, una oferta sugerente en estos tiempos de relaciones convulsas con Moscú, precios disparados de la electricidad y el atasco de la aprobación del gasoducto ruso Nord Stream 2. Alíyev, de perfil aguileño y frondoso bigote, recibe a EL PAÍS este martes en un lujoso hotel de la capital comunitaria, justo antes de mantener un encuentro con el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, para explorar las posibilidades de la paz bajo la batuta del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. Antes de la cita, exige al periodista una PCR negativa, que procede a ejecutar un equipo sanitario que viaja con él.
Pregunta. ¿En qué punto está la situación con Armenia? Hubo enfrentamientos mortales en la frontera hace menos de un mes.
Respuesta. La situación es relativamente estable. En la zona de responsabilidad de las fuerzas rusas de mantenimiento de la paz en la zona de Karabaj la situación es más estable que en la frontera entre Armenia y Azerbaiyán. Desgraciadamente, Armenia no ha sofocado los intentos de venganza. Perder la segunda guerra de Karabaj fue muy doloroso para ellos; absolutamente demoledor para sus bases ideológicas y para la propaganda que durante casi 30 años hablaba de un ejército imbatible, de la fuerza y la valentía de sus soldados y comandantes. Durante la guerra, de 44 días, su Ejército fue totalmente destruido.
P. ¿Qué podemos esperar de su encuentro en Bruselas?
R. Es difícil de decir porque tenemos que ver cuál será el resultado de la reunión, que tendrá lugar más tarde hoy. La posición de Azerbaiyán es abierta y clara. Queremos la paz. No queremos la guerra. Hemos ganado la guerra, somos los vencedores. Y hay que tener en cuenta esta realidad. Y el conflicto de Nagorno Karabaj se ha resuelto. No hay que volver a ningún tipo de discusiones sobre el estatus de Nagorno Karabaj o algo por el estilo. Lo hemos resuelto nosotros mismos por la fuerza y por medios políticos. Aplicamos las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU de forma unilateral después de 27 años, tal y como habían sido adoptadas.
P. ¿Qué esperan de Armenia?
R. Armenia debe abstenerse de cualquier tipo de acciones hostiles, y de realizar reclamaciones territoriales. Y trabajar en un acuerdo de paz y cumplir con un comportamiento normal en el siglo XXI. En cualquier caso, somos vecinos y ninguno de nosotros va a irse volando a otro planeta. Debemos aprender a vivir uno al lado del otro y, poco a poco, preparar el terreno para la normalización de las relaciones, incluido el contacto entre personas. Hemos dicho abiertamente que estamos preparados para ello. Pero hasta ahora, no hemos recibido ninguna señal positiva. Me parece que, en Armenia, la situación interna y la frustración y la decepción, por decirlo suavemente, después de perder la guerra crearon una especie de trauma psicológico en su sociedad debido a las expectativas exageradas y a la evaluación poco realista del potencial militar y político.
P. ¿Cuál es su análisis sobre la crisis actual del gas y cómo cree que la UE y la región pueden superarla?
R. La razón de la actual crisis del precio del gas, si puedo llamarla así, no la conozco. Francamente, no me interesa. Nosotros hemos estado haciendo nuestros deberes: atrayendo inversiones multimillonarias hacia el sector del petróleo y el gas, y trabajando en uno de los principales proyectos de infraestructura del siglo XXI, el Corredor Sur del Gas, que se completó el último día del año pasado. Desde entonces, comenzaron nuestras exportaciones a Europa. Así que mi evaluación es que tenemos enormes depósitos de gas natural. Tenemos una ruta de transporte más corta que los suministros tradicionales de gas natural a Europa. Nuestro gas es nuevo para los mercados europeos porque, como usted ha dicho, la producción en la UE y en algunos países europeos, no miembros de la UE, está disminuyendo. Y todos sabemos que la demanda de gas natural en Europa crecerá debido a algunas decisiones tomadas por algunos países con respecto a su estrategia energética. Y aquí Azerbaiyán [se presenta] como socio fiable, como amigo de Europa, como país que ya ha completado todas las obras de infraestructura –imaginen, 3.500 kilómetros de gasoducto desde Bakú hasta Italia, parte de él bajo el mar–. Todo está listo y el gas está llegando. Lo único que tenemos que hacer es colaborar estrechamente con la Comisión Europea y con los Estados miembros, con los que quieren obtener más gas de nosotros o con los que quieren obtener nuevo gas de nosotros, y comenzar las negociaciones.
P. En las conversaciones con el presidente de Rusia, Vladímir Putin, ¿este le ha expresado preocupación por el hecho de que el nuevo corredor suponga una alternativa al gas ruso?
R. Francamente, puedo decirle que nunca hemos discutido esta cuestión. Nos reunimos regularmente varias veces al año y hablamos permanentemente por teléfono, pero nunca lo ha planteado. Esta cuestión de la competencia es muy exagerada y se ha politizado sin ninguna base. Nuestro suministro de gas no puede competir de ninguna manera con el ruso.
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