¿Cómo se llaman los genes de asesinos en serie?

¿Cómo se llaman los genes de los asesinos en serie? ¿Existe realmente un gen o varios que determinen el que una persona pueda ser un asesino? La ciencia ha investigado al respecto y un estudio de hace ya algunos años parece que relacionó genética y crimen de modo que os lo descubrimos a continuación.

¿Cómo se llaman los genes de asesinos en serie?

Varios han sido los grupos de investigadores y neurocientíficos los cuáles han llegado a la conclusión de que existe realmente un gen del crimen que parece ser responsable de producir sustancias químicas que influyen en las personas para cometer actos delictivos.

Este gen se llama MAO-A y es capaz de producir una enzima que actúa sobre las sustancias químicas del cerebro haciendo que funcionen negativamente y, en consecuencia, que sean capaces de desencadenar la agresión.

Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que no todas las personas afectadas por este gen son potencialmente asesinos en serie : el gen MAO-A es más o menos activo según el sujeto. De hecho, al analizar las personalidades delictivas, se debe tener más en cuenta lo que fue una infancia caracterizada por traumas y anomalías; factores que determinan las conductas agresivas y delictivas de las personas. Los investigadores afirman que la baja actividad del gen en cuestión aumentaría el nivel de excitación y reactividad en los menores, pero esta no es la causa de que una persona se dedique a matar ya que, como se mencionó anteriormente, los hechos ocurridos en el pasado son mucho más relevantes que un alto nivel de actividad o bajo del gen MAO-A.

El estudio que analizó los genes de asesinos en serie

Fue en 2014 cuando salió a la luz en la revista Molecular Psychiatry, los resultados de un estudio que había analizado el ADN de 800 presos finlandeses, encarcelados por delitos violentos y no violentos. En algunos de ellos, encontraron no solo el mencionado gen MAOA sino también, el CDH13, asociados ambos con un comportamiento extremadamente violento.

Los investigadores de Europa y Estados Unidos que firmaronn esta investigación aseguraron tener en cuenta factores ambientales – antecedentes de abuso de sustancias (drogas, alcohol, etc.), personalidad antisocial y abuso infantil – sin que esto cambiara el resultado.

El estudio no fue diseñado sin embargo para explicar el impacto de las variaciones genéticas y, según los autores, muchos otros genes podrían desempeñar un papel, directa o indirectamente. De hecho dejaron claro que la presencia de ambos genes mutados son «bastante comunes», hasta una de cada cinco personas los porta, y entre ellos la gran mayoría nunca cometerá una violación, un asalto o un asesinato.

Asimismo, algunos individuos que no portan estas versiones de los genes también se encontraban presentes en el grupo ultraviolento del estudio.

Como ya hemos dicho, el gen MAOA controla la producción de una enzima (monoamino oxidasa) que participa en la eliminación de neurotransmisores como la dopamina. La disminución del nivel de actividad de esta enzima en la forma mutante del gen ya ha sido descrita y vinculada al riesgo de delinquir. El gen CDH13 se ha relacionado con los trastornos del control de la impulsividad.

Sin embargo, los investigadores ya dejaron claro en su día, que los resultados de investigaciones como esta no deberían cambiar la evaluación de la responsabilidad penal. A fin de cuentas no son resultados lo suficientemente precisos, por falta de sensibilidad y especificidad, para permitir el cribado como medida preventiva.


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