España cerró 2021 con más de 20,18 millones de ocupados, el mayor nivel de empleo desde la burbuja inmobiliaria


Si 2020 fue el año del coronavirus, un periodo en el que se fraguó la mayor crisis económica sin una guerra de por medio, y donde los Estados se vieron forzados a desplegar su manto protector para evitar el colapso, 2021, a pesar de acumular nuevas olas de contagios, suturó algunas de las heridas económicas provocadas por la pandemia. Así sucedió con el mercado laboral en España, que al término de los 12 meses siguientes a la irrupción de la covid registró, en su cuarto trimestre, 20.184.900 ocupados, la cifra más elevada desde 2008. En el último año, además, se crearon 840.600 puestos de trabajo, un volumen solo superado en 2005, y la tasa de paro marcó su cota más baja en 14 años, 13,33%, según refleja la Encuesta de Población Activa (EPA), que el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha dado a conocer este jueves.

Este espectacular incremento en la ocupación ha trasladado al colectivo de trabajadores por encima de las cifras previas a la pandemia. Si en el cuarto trimestre de 2019 la EPA contabilizó 19.966.900 ocupados, dos años después el montante ha subido en 218.000 personas, recuperando una dinámica alcista que comenzó en 2013 y el virus cortó en 2020 (19.344.300). Sin embargo, ya en el segundo trimestre de ese año la ocupación comenzó una escalada constante que derivó en que en el tercer trimestre de 2021 se alcanzasen los 20 millones de ocupados, algo que no sucedía desde 2008, periodo en el que estalló la burbuja inmobiliaria.

“La EPA vuelve a corroborar que la recuperación justa avanza en España. Seguimos”, ha celebrado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su cuenta de Twitter. Una euforia compartida por la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, quien ha asegurado que los “espectaculares” datos de empleo permiten “empezar con buen tono el año 2022 y una perspectiva económica positiva”.

Los 840.600 nuevos empleos contabilizados a lo largo de 2021, si bien son menos que los que se generaron en 2005 (1.018.400), aquel año se produjo un proceso de regularización de los trabajadores extranjeros que se desempeñaban en la economía sumergida. Esto hace muy complicado que, desde entonces, pueda darse un incremento anual mayor.

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El tirón principal en la ocupación en el cuarto trimestre de 2021 ha venido del lado del sector privado. El INE detalla que 162.500 personas han entrado a trabajar en él, mientras que en el público el número de efectivos se ha reducido en 8.500. En términos interanuales, sin embargo, ambas plantillas han crecido, aunque sustancialmente más en el ámbito privado (+744.300) que en el público (+96.400). Esto es, por cada empleo público se crearon casi ocho en el sector privado.

Si se disgrega por género el número de nuevos ocupados en el final del año con respecto al tercer trimestre, de los 153.900, 48.400 fueron hombre y 105.500 mujeres. Con una predominancia clara por parte de los nacionales (151.300) sobre los extranjeros (2.700).

Más bajas y vuelta al teletrabajo

A pesar de la aparición de la ómicron, la más contagiosa de las variantes, la actividad no se ha resentido en la mayoría de los sectores en el tramo final del año pasado. No al menos en la Agricultura (78.700 ocupados más que en el trimestre anterior), los Servicios (45.900) y la Industria (37.100), aunque sí en la Construcción (7.700 menos). Sin embargo, el empleo ha crecido en todas las áreas a lo largo del año, con especial incidencia en los Servicios (705.400 ocupados más).

Aunque que la ómicron no frenó del todo la actividad, lo cierto es que sí la alteró. El número de ocupados que se ausentó de su trabajo en el tramo final de 2021 por enfermedad fue de 812.400; 109.600 personas más que en el trimestre anterior, y 246.900 más que en el cuarto trimestre de 2019, cuando no había pandemia. En uno de sus apartados, la EPA refleja también cómo el teletrabajo volvió a erigirse como la modalidad estrella para tratar de mantener en funcionamiento los negocios. El 7,9% de los ocupados (1.586.700) trabajaron desde su domicilio más de la mitad de los días y el 5,7% (1.155.200) lo hizo, pero con menor frecuencia; frente al 8,0% y 4,7%, respectivamente, del tercer trimestre de 2021.

Pero en la estadística del empleo hay dos caras y estas no siempre avanzan sincronizadas. En esta ocasión, junto con el crecimiento de la población ocupada, los datos del INE avalan que se ha producido también una notable caída del colectivo de desempleados en términos interanuales (616.000) y trimestrales (312.900), lo que reafirma una tendencia decreciente que se había reproducido a lo largo de todo el ejercicio.

Gracias a estas rebajas continuas, 2021 cerró con 3.103.800 personas sin empleo, y la tasa de paro se situó en el 13,33% al final del año pasado, más de un punto porcentual por debajo de la que se registró en 2020 (14,57%). Es la tasa más baja desde la cosechada en el tercer trimestre de 2008 (11,23%), justo antes del estallido de la crisis económica que se inició la caída de Lehman Brothers, el símbolo de la Gran Recesión.

La caída del desempleo ha sido también similar en la distribución por género: el número de hombres disminuyó en 159.300 en el cuarto trimestre de 2021, situándose en 1.448.200. Entre las mujeres la caída fue similar, de 153.600 trabajadoras, a pesar de que siguen siendo el colectivo mayoritario (1.655.600).

Esta caída del paro resulta poco sorprendente, puesto que de la misma forma que sucedía con la ocupación, el número de desocupados venía desinflándose en los cuartos trimestres de cada año desde 2013, hasta que el coronavirus rompió en 2020 con esa racha: ese año terminó con 527.900 parados más que 2019.

La temporalidad sigue disparada

Sin embargo, muchas de las personas que han logrado entrar (o reentrar) en el mercado laboral en 2021 lo han hecho como eventuales, lo que ha mantenido disparada la tasa de temporalidad. En el cuarto trimestre del año pasado se colocó en el 25,38%, 75 centésimas menos que la recogida un año antes. Rebajar drásticamente el abuso de esta modalidad de contratación es el objetivo principal de la reforma laboral que el Gobierno ha sacado adelante con los sindicatos y la patronal, y que busca ahora los apoyos parlamentarios necesarios para salir adelante.

A pesar de los buenos datos de ocupación y desempleo, la economía, en términos de producto interior bruto (PIB) no navega por las mismas aguas tranquilas. Las previsiones apuntan a que no se recuperará hasta bien entrado 2023, tal y como pronosticó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en su último informe. En él rebajó con contundencia las previsiones de crecimiento para España en 2021, del 6,8% al 4,5%; y en 2022, del 6,6% al 5,5%. Para 2023 auguraba una expansión del 3,8%.

Los datos referidos a las horas trabajadas advierten de un repunte del 7,33% con respecto al trimestre anterior, y de un 2,46% en comparación con el mismo periodo de 2020. Sin embargo, la curva decae cuando se toma el cómputo de 2019, siendo un 3,8% inferior. Hay menos horas efectivas trabajadas, aunque más repartidas, lo que ayuda a explicar en parte esa discrepancia entre la recuperación del PIB y del empleo.




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