El nuevo recurso de Rusia en la escalada de la tensión con Occidente incluye explosiones ficticias, actores haciéndose las víctimas y equipamiento militar falso, según denuncia la inteligencia estadounidense. Un funcionario de la Administración de Joe Biden ha trasladado este jueves a los medios detalles sobre un supuesto plan de Moscú para urdir un pretexto de agresión falsa que justificase una invasión de Ucrania. Washington ya denunció a mediados de enero la existencia de un plan de similares características, sobre el que no dio más detalles.
Según los informes del servicio de inteligencia, las autoridades rusas proyectaban filmar y difundir un vídeo falso que recogiera las consecuencias de un ataque del ejército ucranio sobre suelo ruso o contra población de habla rusa en el Este de Ucrania. Moscú pretendía basar en esa filmación sus acusaciones a Kiev. Eso serviría de pretexto, según el citado funcionario, que ha hablado bajo la condición del anonimato, para una intervención de las tropas rusas o para que los líderes separatistas de la región del Donbás la reclamasen.
La inteligencia estadounidense, que no ha ofrecido pruebas de esas maniobras de distracción ni tampoco ha compartido información sobre cómo se ha llegado a esa conclusión, confía que airear esos planes disuada al presidente Vladímir Putin de continuar con la estrategia denunciada. Sí establecen un vínculo entre estas revelaciones y las “recientes campañas de desinformación” sobre falsas “campañas genocidas” en suelo ucranio. También citan las últimas medidas adoptadas por el parlamento ruso para reconocer a los Gobiernos simpatizantes en la región. “Para aportar argumentos a la independencia [de esas zonas], los políticos rusos promueven legislaciones sobre la base falsa de que Ucrania está preparándose para recuperar por la fuerza esos territorios y que Kiev niega sistemáticamente sus derechos básicos a los ciudadanos”.
Según la inteligencia estadounidense, la intención de las autoridades rusas era que el video tuviera una apariencia “muy elaborada”. Planeaban emplear cadáveres reales, fingir explosiones e intercalar imágenes de lugares destruidos. Los funcionarios también han hablado de que la filmación incluiría equipo militar falso, ucranio o perteneciente a la OTAN, drones Bayraktar de fabricación turca y actores de habla rusa para interpretar a las víctimas. No se han ofrecido detalles de quién, dentro de la Administración, está detrás de ese proyecto, pero sí se ha afirmado que la inteligencia rusa estaba “íntimamente involucrada”. Un funcionario del Gobierno británico citado por The New York Times da crédito a las acusaciones de Estados Unidos tras realizar su propio análisis de los datos, “creíbles y extremadamente preocupantes”.
Para Jon Finer, asesor adjunto de Seguridad Nacional, estas evidencias “muestran el nivel de cinismo del que es capaz una de las partes de este conflicto”. “No estamos diciendo definitivamente que esto fuera lo que pensaban a hacer. Estamos diciendo que barajaban esa opción, y que no sería la primera vez que emplean un pretexto de ese tipo para justificar una acción militar”, ha aclarado Finer en declaraciones este jueves a la cadena MSNBC.
El anuncio añade tensión a la crisis iniciada por la concentración de tropas rusas a lo largo de las fronteras con Ucrania y abona las sospechas de Estados Unidos de que el Kremlin puede iniciar “en breve” una nueva agresión militar a la antigua república soviética.
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