“Templo Mayor”, en Reforma:
“Si no llega a ser gobernador de Quintana Roo, Roberto Palazuelos puede tratar de revivir su carrera actoral con una telenovela que se llame ‘La candidatura que yo robé’. El argumento sería como sigue: la senadora por Morena Marybel Villegas Canché levanta la mano para dejar su partido y ser candidata opositora. Dante Delgado le ofrece representar a Movimiento Ciudadano y ella acepta. Se convoca a una conferencia de prensa para presentarla y no llega. Delgado le llama por teléfono y ella le confiesa que tiene muchas presiones y que le hablaron de la Segob para advertirle que no debía ser candidata de la oposición”.
“Bajo Reserva”, en El Universal:
“El nombramiento de Quirino Ordaz como embajador de México en España, aún está guardado en las oficinas de la Secretaría de Gobernación. Tras el beneplácito otorgado por el gobierno español, el 28 de enero pasado, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) hizo lo propio y envió la comunicación a Gobernación, para que a su vez la turnara al Senado de la República para solicitar la ratificación del exgobernador priista de Sinaloa. Pero en el Senado no ha llegado todavía la petición. ¿Será que está ‘en pausa’ como toda la relación con España, según palabras del presidente López Obrador?”.
“Trascendió”, en Milenio:
“El presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, Rubén Moreira, se mostró contrariado por el silencio con que los “capitanes” de Iberdrola, Femsa, Bimbo y Walmart han respondido a la convocatoria a debatir en el parlamento abierto sobre la reforma eléctrica en San Lázaro, aunque el también líder del PRI mantiene la esperanza de que los empresarios reaccionen afirmativamente a la invitación formal: ‘eso sí, aquí no le rogamos a nadie’”.
“Estrictamente Personal”, en El Financiero:
“Marcelo Ebrard debe tener una ambición tan grande de llegar a la Presidencia, que parece no importarle la ignominia. El secretario de Relaciones Exteriores se ha convertido en pato en la galería de tiro del Presidente por la forma como públicamente lo maltrata Andrés Manuel López Obrador, quien lo hace ver como una figura que, así como es funcional, es desechable. El asombro que le dio la declaración presidencial de hacer una “pausa” en las relaciones con España se pudo proyectar en la cara que llevaba al salir de Palacio Nacional y evitar responder las preguntas de la prensa”.
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