De Marcos: “Cuando se me acabe el Athletic, se me acabará el fútbol”


Óscar De Marcos (Laguardia, Álava; 32 años), siempre quiso jugar en el Athletic, que este domingo (21.00, Movistar) visita el Camp Nou. Su padre era peñista rojiblanco y él sintió los colores desde pequeño, aunque fue el Alavés su primer club. Pero cumplió su sueño y ahora, doblada la esquina de la treintena y completando una gran temporada, se para a mirar lo que fue cuando llegó hace trece años a Bilbao. “Cuando miro para atrás veo la época de Bielsa; retrocedo igual demasiado. Lo demás lo tengo más reciente. Bielsa me marcó mucho, me descubrí a mí mismo como jugador. Tuve la suerte de que viniera él como entrenador y me dio la oportunidad como futbolista que quizás no la hubiese tenido; o sí, quién sabe, pero tal y como fueron las cosas, Marcelo fue para mí un descubridor, tanto a nivel personal como futbolístico”.

No fue el argentino, sin embargo, quien le reclutó, sino Joaquín Caparrós. “No creía que me iba a quedar en el primer equipo, pensaba que bajaría al filial. Luego se dieron todas las circunstancias. Fue algo muy especial para mí, sorprendente”, dice. Su primer partido oficial fue contra el Young Boys, y su primer gol llegó diez días más tarde, en la Supercopa. “En San Mamés contra el Barça del sextete, el de Puyol, el de Piqué. De esa noche sí que tengo un recuerdo imborrable por la gente que fue a verme, mi familia, mis amigos. Es algo que no se me olvidará nunca”, asegura De Marcos, al que le gusta pensar que ha cambiado poco del futbolista que llegó con 19 años.

“Espero que esa inocencia que tenía en el fondo la siga teniendo. Veo ahora a Pablo Orbaiz y me sigue ilusionando como la primera vez que le vi, o a Aitor Ocio, a Etxebe… A día de hoy los sigo viendo como cuando llegué casi de niño”, añade el futbolista rojiblanco, al que no le asusta hablar de que en unos años llegará el momento de dejarlo. “Llevo 13 temporadas [446 partidos oficiales, 35 goles y 49 asistencias] y es normal que haya un cambio generacional, como lo ha habido con muchos jugadores de mi quinta con los que he pasado muchos años y que a día de hoy ya no están”, dice el carrilero por teléfono.

“Yo, por lógica, voy llegando a ese momento. También diría que no pensaba hace un par de años que podría dar este rendimiento, pero el tobillo está muy bien, y aunque hay otras cosas que me cuestan y que las debo cuidar, y con la edad más, pero me encuentro bien. Estoy disfrutando y espero seguir disfrutando lo que me quede”, que será cuando él y el Athletic lo decidan. “Sigo con esa idea de que estaré aquí si el Athletic quiere que siga, pero si me dicen para seguir y no estoy en las mejores condiciones, no seguiría, pero no ya en el Athletic. No seguiría jugando a fútbol porque mi única opción es el Athletic y si yo siento que no estoy bien, no seguiría para animar a la gente, para eso animo desde la grada. Solo quiero estar en el Athletic, pero quiero estar bien. Cuando se me acabe el Athletic, se me acabará el fútbol”, sigue.

Familia y discreción

¿Y fuera del Athletic? “Mi vida yo me la planteo en Bilbao, cuando deje el fútbol no quiero moverme, también porque mi mujer tiene un trabajo y nos gusta estar aquí”, incide. Habla de su mujer, médica en un hospital público, de la familia que han formado juntos: “Los valores de la familia son muy importantes para mí, son mi prioridad. Tengo ya dos hijos, una mujer excepcional y eso es lo que me hace ser la persona que soy; también los amigos, que son parte de mi familia. Los que tengo en Laguardia, los de aquí. Los buenos amigos son los que te hacen ser de una forma. Los que he elegido me gustan”.

Habla De Marcos de la pandemia, en la que nacieron sus hijos. De que no ha acabado como esperaba: “Tenía la sensación de que con los dos años que hemos vivido de una catástrofe mundial, íbamos a salir más hermanados, pero según hemos salido aparece esta guerra entre Rusia y Ucrania, y se ve que no, o que por lo menos, todos no”.

El jugador bilbaíno tiene otras facetas de su vida que salieron a la luz cuando se decidió a escribir Togo, un libro en el que expone su experiencia como voluntario en aquel país africano. “Me quedé contento con lo que salió, pero escribir libros no es lo mío”, y ahonda en su experiencia: “Es seguro el mayor contraste que he tenido desde que estoy en el Athletic. De estar jugando en Primera a pasar parte del verano en África, es el mayor salto que pude dar de un sitio a otro. Fue espectacular, no me gusta hablar de esas cosas, pero la Fundación me lo pidió muchas veces y como tengo mucha amistad con ellos y me cuesta decir que no, al final lo hice”.

Acciones humanitarias y jugar en la plaza

Comenta el futbolista que no le gusta hablar de su otra vida al margen del fútbol. “A veces si das publicidad a lo que haces fuera del fútbol parece que te estás queriendo vender, y no era mi intención. Me convencieron porque podía venirle bien a alguien. Yo prefiero que la gente me siga juzgando como futbolista, menos en Laguardia, donde intento ser ese mismo chico al que conocen desde pequeño. Al final tú mismo dejas de hacer cosas que te apetece hacerlas por el qué dirán”, prolonga De Marcos, del que también se conocen, muy a su pesar, las visitas clandestinas a enfermos oncológicos, y se desconocen otras acciones humanitarias que trata de mantener deliberadamente lejos de los focos.

Prefiere ser una persona normal, como cuando, recién llegado al Athletic, participaba en los partidos informales de los niños en la plaza del Funicular de Bilbao. “Eso era porque me lo pasaba mejor que ellos. Tenía el Eroski al lado y cuando iba a la compra, me pasaban el balón y yo encantado. Igual que en el pueblo he jugado toda la vida, en el barrio también”, concluye el segundo capitán del Athletic, que no renuncia a nada esta noche en el Camp Nou: “Creo que ahora les cogemos en mejor momento que las otras dos veces [Liga y Copa], pero tenemos nuestros recursos y también estamos muy bien”.

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