Joe Biden estaba preparado para que, al acabar su primer discurso del Estado de la Unión ante el Congreso de este martes por la noche, tanto republicanos como demócratas evaluaran sus compromisos. Sin embargo, la primera declaración, al menos de intenciones, fue cortesía del senador Joe Manchin, miembro del partido del mandatario. El representante del Estado de Virginia Occidental se sentó a escuchar la intervención de Biden junto a la bancada de los conservadores, rompiendo con la tradición de que cada partido atienda el mensaje junto a sus compañeros.
En un Senado partido por la mitad, Manchin ha sido la piedra de tope para que Biden saque adelante su gran programa social del Gobierno. “El senador Manchin se sentó con su colega, el senador [republicano Mitt] Romney, para recordarle al pueblo estadounidense y al mundo que el bipartidismo funciona y está vivo y coleando en el Senado de Estados Unidos”, afirmó Sam Runyon, su director de comunicación, a The New York Times.
El senador de Virginia Occidental ha votado más leyes con los republicanos que con sus compañeros de partido. El lunes, por ejemplo, fue el único demócrata que rechazó un proyecto de ley para consagrar el derecho al aborto en la ley federal. Los demócratas necesitaban de 60 votos para sacar adelante la propuesta, pero la decisión de Manchin resultó otra muestra de que su postura pone en jaque la agenda partidista, que goza de una limitada mayoría en la Cámara de Representantes y de la mínima en el Senado (en caso de empate, el voto decisivo lo tiene la vicepresidenta Kamala Harris).
La jugada de Manchin no fue la única muestra de rebeldía del lado demócrata. Otra tradición arraigada desde la década del sesenta es que un líder del partido contrario al Gobierno haga una réplica al presidente tras su discurso. Sin embargo, este año una de las respuestas vino de la congresista demócrata Rashida Tlaib, miembro del ala más progresista del partido, quien habló en representación del Partido de las Familias Trabajadoras.
“No podemos buscar la paz si seguimos gastando tres cuartos de billones de dólares cada año en armas de guerra, enriqueciendo a las empresas de defensa y los contratistas. Debemos anteponer los derechos humanos y la dignidad y priorizar la cooperación y la diplomacia”, sostuvo la representante de Michigan tras el discurso del presidente estadounidense marcado por el apoyo a Ucrania ante la invasión rusa.
Incluso antes de que Tlaib pronunciara su réplica, miembros de su partido la criticaron por considerar que una respuesta a Biden desde sus filas era “contraproducente”. “Es como conducir tu propio auto y pinchar tus propios neumáticos”, afirmó a Axios el congresista demócrata Josh Gottheimer. “Esto solo resalta la tensión real entre la extrema izquierda socialista y el ala moderada de sentido común”, agregó el representante de Nueva Jersey.
La gobernadora de Iowa, Kim Reynolds, se encargó de la réplica oficial del Partido Republicano y enfocó su discurso en la libertad de individuo, particularmente en la de los padres para decidir qué se le enseña a sus hijos en la escuela. El tema ha estado candente desde que consejos escolares conservadores han vetado libros que abordan el racismo y la sexualidad. “Nunca ha sido más importante que ahora decir en voz alta: los padres importan”, afirmó Reynolds. “Tienen derecho a saber y opinar sobre lo que se les enseña a sus hijos”, agregó sobre uno de los debates que marcarán la campaña para las elecciones legislativas, donde los republicanos se juegan el control del Congreso y el Senado.
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