Ferrero: “Alcaraz siempre ha tenido esa luz que atrae”

Es el técnico, Juan Carlos. También el amigo con el que irse a jugar al golf y relajarse cuando la situación lo permite, Juanki. Y, por supuesto, es espejo, modelo y referente al que ceñirse, porque Ferrero (Onteniente, Valencia; 42 años) conoce a la perfección los vértigos en dirección al estrellato y qué supone estar en el primer plano a edad muy temprana. Detrás del éxito de Carlos Alcaraz está la sombra del ex número uno, que analiza para EL PAÍS la evolución del fenómeno de 18 años. Hoy, en Puente Romano (Marbella) y frente a Rumania (12.00, #Vamos), el murciano debutará con el equipo español de la Copa Davis en la serie clasificatoria para la fase de grupos que tendrá lugar del 14 al 18 de septiembre.

Pregunta. Usted sospechaba que la evolución sería rápida, pero, ¿no se ha acelerado todo más de lo previsto?

Respuesta. Carlos siempre ha ido más rápido de lo que debería ir. Tener 18 años y ser el 19º del mundo significa que todo está yendo muy rápido. Pero, en realidad, desde que comencé a trabajar con él, cuando tenía 15, todo iba ya muy rápido, así que se ha convertido en una costumbre que en un sentido es muy buena, pero que en el contrario, en cuanto a las expectativas generadas y en cuanto a que le gente ya piense que tiene que empezar a luchar por ganar determinados torneos, supone una mochila un poco pesada.

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P. Cada partido sorprende, ¿a usted también?

R. Yo lo veo a diario y no me extraña que esté al nivel que está, había muchas posibilidades de que esto ocurriera. Hace dos años en Río le ganó a Albert Ramos, que era el 30 del mundo, y eso ya te dice mucho de la mentalidad de un chaval tan joven que apenas tenía físico, pero que a nivel de tenis ya tenía un nivel muy alto. Cuando ves que hace eso con solo 16 años, sabes que si las cosas van bien y trabaja al cien por cien, que no es algo fácil para los chicos más jóvenes, el resto vendrá de manera natural.

P. ¿Qué es lo que le diferencia respecto a otros jóvenes con mucho talento?

R. Creo que Carlos es un pelín más completo que los demás. Su estilo de juego se adapta muy bien a cualquier tipo de superficie porque es muy directo, pero si está en tierra también sabe cambiar alturas. Es un jugador muy dinámico que te puede acabar en la red, que te puede hacer un resto-red, que te puede jugar de fondo o hacer la dejada y que, sobre todo, es capaz de adaptar su sistema de juego a cualquier momento.

P. ¿En qué aspectos se percibe más su progresión?

R. Obviamente, las experiencias que ha ido viviendo en los partidos le han hecho mejorar cada semana. Ha jugado ya partidos muy buenos contra gente muy buena. En Australia demostró que está al nivel de jugadores del top-10 y va creciendo cada semana, aprendiendo a controlarse emocionalmente a sí mismo. Esa es la gran diferencia.

A veces se duerme un poco, pero ha mejorado mucho su profesionalidad y su progresión es bestial

P. ¿En qué se traduce esa diferencia?

R. Por ejemplo, la final de Umag [su primer trofeo, en julio del año pasado], que a priori pareció muy fácil contra Gasquet, pero que a nivel de lenguaje corporal y de control de su juego me transmitió una sensación de menos control que la que tuvo en Río. En Brasil [donde obtuvo el segundo, hace dos semanas] fue un jugador completamente distinto, controlando muy bien todo lo que estaba sucediendo en todo momento. No es nada fácil evolucionar cada semana y sobre todo en el aspecto mental, que es el más complicado.

P. Él dice que ha madurado mucho, ¿lo comparte?

R. Sobre todo a la hora de tomarse más en serio lo de los descansos y cumplir los horarios, las comidas, la suplementación y todo ese tipo de cosas en las que antes era un pelín más desordenado. Ha mejorado mucho su profesionalidad tanto dentro como fuera de la pista. Si uno fuera de la pista está ordenado, dentro se nota mucho y a la inversa, también. Todo influye en tu forma de jugar.

P. ¿Y en qué apartados debe incidir para dar otro salto?

R. A veces tiene dos o tres juegos en los que se duerme un poco, porque todavía no tiene esa capacidad de estar constantemente al cien por cien desde el punto de vista mental. Tú ves a un Djokovic, un Rafa [Nadal] o a un Medvedev [actual número uno] y están absolutamente en cada punto, y eso a Carlos todavía le cuesta un pelín, pero creo que está en una progresión bestial y que dentro de poco será capaz de jugar a su mejor nivel de principio a fin.

Alcaraz celebra una victoria reciente en Río de Janeiro.Antonio Lacerda (EFE)

P. No obstante, los rivales ya le encaran con mucho respeto. ¿Lo siente así?

R. Seguro, seguro que sí. La gente viene escuchando desde hace un año o año y medio que Carlos está jugando muy bien. Cuando ya está jugando contra los mejores, contra los de ahí arriba y además lo hace de tú a tú, el rival eso lo ve y lo nota. Sobre todo, por la forma de jugar, que es muy directa. Suele dominar mucho en los partidos y eso a la gente eso le da mucho respeto.

P. También impacta su cambio físico en tan poco tiempo. ¿Cómo lo ha conseguido?

R. No es solo una cuestión de gimnasio y físico. El cambio ha sido bastante notorio, muscularmente hablando, pero no ha sido cosa de la pretemporada ni de tres semanas, como se ha dicho. No, esto viene de lejos. Ha sido cuestión de prestar mucha atención a todo lo que hace, de saber qué necesita para estar en modo profesional.

P. ¿Cómo consigue que no le desborden los elogios?

R. Digamos que es un poquito más fácil porque él ya es así. Si de serie eres de una manera que a la que ganas un partido o un torneo te vienes muy arriba y empiezas a pensar que eres mucho más de lo que eres, ahí tenemos un problema, pero Carlos siempre ha sido muy humilde. De hecho, a veces me he sorprendido que cuando ha ganado algo importante, se lo ha tomado de forma muy natural. No lo ves que está realmente crecido. Te gana Río, te llama por teléfono y no notas que esté hiperemocionado, sino que se lo toma de forma muy natural.

Igual nos sorprende y en Roland Garros explota, pero no creo que ahora mismo deba hablarle de ganar

P. ¿Qué le dijo exactamente?

R. Te dice: ‘He jugado muy bien, me he sentido muy bien en la pista, no he notado ningún tipo de nervio’. No es como: ¡Hemos ganado! No, qué va… No percibes que para él sea algo súper bestia. Esa forma de tomarse con naturalidad las victorias y cada vez mejor las derrotas es un detalle de madurez muy importante. Tiene los pies en el suelo, y si no, ya estamos nosotros ahí para darle una buena colleja por si alguna vez se pasara. De momento, no hemos tenido que darle ningún toque de atención.

P. Su humildad contrasta con su ambición. A diferencia de otros jóvenes, no se esconde, ¿no es así?

R. Eso forma parte de su carácter. Tiene claro que quiere ser muy bueno, que quiere ser el número uno y ganar Grand Slams. Si habla así es porque se siente capaz de hacerlo, aunque otra cosa es que luego seamos capaces de conseguirlo. Tiene potencial para conseguir muchas cosas. Vamos a ver cuándo es el momento de empezar a pensar en esas cosas, porque creo que todavía es el momento de pensar en la evolución, en seguir trabajando bien y en dejar fluir el nivel que tiene. De momento no puedo permitirme el decirle que vamos a ganar un grande porque tal vez le falta un poquito de madurez. Igual nos sorprende y en Roland Garros explota, ojalá que sea así, pero de momento no creo que deba hablarle de ganar.

Alcaraz, junto a Pedro Martínez durante una rueda de prensa. / ÁLVARO DÍAZ (RFET)

P. Toni Nadal dice que ese tipo de presión es necesaria. ¿Está de acuerdo?

R. Unos chicos la manejan mejor que otros, sobre todo en función del carácter, pero es inevitable, así que hay que tratar de focalizarla de forma positiva. Eso es lo que hemos ido haciendo porque lleva ya dos años en el punto de mira, no solo ahora. Es algo que él asume con bastante naturalidad y que ha ido a más. La gente está muy pendiente de decir que es el heredero de Rafa, y es algo que no le agrada. Es una mochila muy pesada, pero obviamente el elogio y la ilusión de que piensen en él como repuesto inminente para cuando Rafa se retire, es algo que le gusta.

P. Toni Cascales, su mentor, dice que usted no firmaría su currículo para Alcaraz. ¿No lo haría?

R. La carrera que tuve yo fue muy buena, pero obviamente se va a intentar mejorar. Está claro que es difícil, pero yo ya hablo desde el potencial que le veo a Carlos; si no, no lo diría. No le voy a exigir esos resultados, pero sí el trabajo y la profesionalidad que se necesitan para intentar ser lo que él dice que quiere llegar a ser. A partir de ahí, él va a escribir sus propias páginas, y creo que van a ser muy bonitas y de una importancia muy relevante.

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P. El tenis busca nuevas referencias. ¿Alcaraz era algo necesario?

R. Creo que es bienvenido. Seguro que la ATP y los aficionados de todo el mundo lo agradecen. Está produciéndose un cambio generacional y creo que no van a faltar jugadores que nos ilusionen. Creo que a partir de ahora, en los próximos cuatro, cinco o seis años va a haber una lucha en ese aspecto; vamos a ir un Grand Slam y no va a haber un favorito tan claro como ahora. Creo que va a haber muchas opciones a la hora de. Zverev ya ha sido finalista, Thiem ya ha ganado, Tsitsipas ya ha jugado unas semifinales y Sinner está ahí, rozando… Esperemos que Carlos esté dentro de ese bombo. No van a faltar tenistas ni interés, y creo que viene una época muy bonita. Obviamente, no sé si va haber una lucha como la que están teniendo estos tres animales [Nadal, Federer y Djokovic] y si los que vienen se van a retroalimentar de tal manera que se puedan alcanzar esas cifras, pero va a ser bonito.

P. En cualquier caso, si hay un tenista que ilusiona es él. ¿Es una cuestión de carisma o de juventud?

R. Desde el principio, Carlos ha tenido esa luz que atrae a la gente allá por donde va. No sé si es por su forma de jugar, que es muy carismática, con ese poderío, esa fuerza y esa forma de moverse que a la gente le gusta. También es muy expresivo a la hora de animarse y eso a la gente le llena y le hace sentirse identificada. Muestra mucho lo que está viviendo por dentro. La gente prefiere eso a que sea un bloque de hielo. Ya desde los 16 años atraía a la pista a la gente para verle jugar, y eso es muy bonito. Allí por donde va es querido. Es muy buen chaval.

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