Francis Ford Coppola, el rey del Nuevo Hollywood, consigue al fin su estrella en el Paseo de la Fama

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Causaba sorpresa saber que Francis Ford Coppola no tenía una estrella sobre el célebre Paseo de la Fama de Hollywood. Esta anomalía fue corregida al fin este lunes. El director, una de las leyendas del llamado Nuevo Hollywood, acudió cobijado por su familia al homenaje con retraso de una industria que se le ha rendido a los pies desde hace décadas. Ganador de cinco premios Oscar, Coppola prefirió pronunciar pocas palabras.

Las estrellas son más un ardid publicitario que un homenaje en la industria del espectáculo. Para que un artista consiga una insignia en las aceras de Hollywood Boulevard alguien debe nominarlo ante la Cámara de Comercio de Hollywood y después pagar una cuota. “Ya que yo he financiado o distribuido mis propias películas, nunca había tenido la buena fortuna de contar con un estudio que se encargara de eso”, explicó el director a Variety en una entrevista reciente. El lunes por la mañana, Coppola, que cumplirá 83 años en abril, agradeció a Paramount hacer posible el homenaje. El estudio impulsa el tributo el año en que El padrino, estrenada en Nueva York el 15 de marzo de 1972, cumple 50 años. Aun así, Godzilla. Lassie o Rin Tin Tin tuvieron estrellas antes que el director de Apocalypse Now.

La estrella de Coppola estará frente a Musso & Frank Grill, otra institución de la ciudad. El restaurante abrió sus puertas en 1919. Los camareros, en su mayoría inmigrantes mexicanos, aún pueden señalar cuál era la mesa en la que Charlie Chaplin se sentaba para ver a los paseantes mientras deglutía hígados de ternera, un plato que sigue en el menú, pero que casi nadie pide. Lo mismo sucede con el Hollywood que Coppola ayudó a construir. Algo de ese imperio sobrevive en una industria que ha sido tomada por el cine de superhéroes y por las plataformas digitales. Esa mañana, un par de jóvenes turistas pasaban por la zona acordonada y se preguntaban quién era aquel señor apoltronado en un sillón. “¡Mira, allí está Elle Fanning!”, dijo una.

Fanning fue una de las oradoras el lunes. La actriz, de 23 años, protagonizó Twixt, película de horror que Coppola basó en un sueño y que fue filmada en las bodegas de la familia, al norte de California. El filme fue también una pesadilla para la crítica, que lo destrozó tras su estreno en 2011. Fanning ha tenido mejor suerte con otra Coppola, Sofia, para quien ha trabajado en Somewhere y El seductor. “Es el mejor y el más influyente de todos los tiempos… Francis usa lo que le rodea y lo convierte en oro”, dijo la actriz frente a una audiencia principalmente compuesta de cazadores de autógrafos. Fanning considera a Coppola su maestro. “De él aprendí a no ceder nunca la libertad creativa y a no perder nunca una chispa juvenil”.

“Creo que yo fui el primer público de Francis”, contaba también Talia Shire, hermana del director. La actriz, de 77 años, recordaba la infancia en la casa de la familia hacia finales de los cuarenta, cuando Francis, nacido en Detroit, estaba postrado en una cama por una poliomielitis. “Él experimentaba con títeres y muñecos y yo era su espectadora”, compartió la actriz, que en 1972 interpretó a Connie Corleone en la primera entrega de El padrino. “Francis es un verdadero gigante, un visionario que ha tenido el coraje de imponer su visión y convertirla en películas”. Coppola sigue preparando Megalópolis, un proyecto que desarrolla desde hace décadas y para el que estaría dispuesto a aportar 120 millones de dólares (unos 109 millones de euros) de su imperio vinícola para que se materialice. Su objetivo: sorprender al público por una última vez.

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Las palabras de Shire fueron un guiño al trabajo de un hombre que siempre ha tratado de mantenerse fiel a sus obsesiones frente a las exigencias de los estudios. En Hollywood es famoso su empeño para convertir a Al Pacino en Michael Corleone, a contracorriente de los ejecutivos. El productor Robert Evans consideraba a Pacino demasiado bajo para el papel e incluso se refería a él despectivamente como “el enano”. En Paramount preferían que el heredero del imperio mafioso fuera encarnado por James Caan, Robert Redford, Martin Sheen o Jack Nicholson. “Pensé que Coppola estaba loco. Ni siquiera yo me quería a mí mismo”, dijo hace algunos años Pacino en el programa Inside the Actors Studio. Coppola pensó que la película sería un fracaso monumental. Se convirtió, en cambio, en un éxito que amasó 100 millones de dólares en cinco meses en cartelera. Las tensiones entre Coppola y Evans en el rodaje del clásico serán abordadas por Barry Levinson en la película Francis and the Godfather, que está en preproducción y en la que Elle Fanning encarnará a Ali MacGraw, la actriz entonces pareja de Evans.

Los Coppola son una dinastía de cinco generaciones. Agostino Coppola, el abuelo de Francis, fue uno de los inventores del sistema de sonido Vitaphone, que facilitó la musicalización de las películas, una tecnología que fue comprada por Warner Bros. El padre del director, el músico Carmine Coppola, completó la banda sonora de Nino Rota. En El padrino también figuran su madre, su hija Sofia y varios sobrinos. Su nieta, Gia Coppola, de 35 años e hija de Gian-Carlo, quien falleció en un accidente con una barca en 1986, es la última de la familia en entrar al negocio. Prepara su tercer largometraje.

Después de días de especulaciones, ni Steven Spielberg ni George Lucas (quien tampoco tiene una estrella en el paseo) acudieron a la ceremonia. Ambos, sin embargo, enviaron mensajes a su amigo pagando anuncios en medios. “Redefiniste los estándares con una visionaria forma de hacer cine y diste inspiración inagotable a cineastas de todo el mundo”, escribió Spielberg, nominado al Oscar en la ceremonia que se celebra este domingo por su versión de West Side Story. “Cada historia que cuentas y cada viaje que emprendes nos recuerdan que cuando uno ama lo que hace, vale la pena dar cualquier paso necesario”, le dedicó el creador del universo de Star Wars. Entre los invitados, no obstante, además de su familia, figuraba Fred Roos, director de reparto y productor de la mayor parte de la filmografía de Coppola.

Un solitario manifestante recorría la escena con una bandera rusa y una fotografía de la estrella de Donald Trump en el paseo de la fama, quizá la más polémica en todo el recorrido turístico. “Quiten esa estrella”, solicitaba la pancarta. Un recuerdo más de todos aquellos que consiguieron inmerecidamente el homenaje antes que Francis Ford Coppola.

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