Hace unos días escribí algunas notas defendiendo al alza a Palantir, buscando buenas noticias en medio de los enormes déficits históricos de la empresa.
De cara a la siguiente fase de la marcha de Palantir hacia los mercados públicos, tenía mucha curiosidad por ver cómo la empresa perfeccionaría su presentación S-1 para darse la mejor oportunidad posible durante su inminente debut.
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Y finalmente conseguimos un nueva presentación S-1/A, un documento que nuestro propio Danny Crichton analizó y cubrió rápidamente. Lo que encontró fue un conjunto de enmiendas que parecen aumentar la posibilidad de que tres personas con información privilegiada de Palantir controlen más del 50% del poder de voto de la empresa para siempre, posiblemente convirtiéndola en una empresa controlada, lo que haría que la empresa no cumpla con los requisitos regulatorios seleccionados.
Danny señaló secamente que “dado el poder de voto disminuido de las acciones de empleados e inversores, es posible que estas disposiciones de votación tengan un impacto negativo en el precio final de esas acciones”. Eso es ser educado.
Reflexionando sobre esto esta mañana, seguí pensando en Snap, que vendió acciones en su OPI que no dio ningún voto a los nuevos accionistas, y Facebook, que es controlado por Mark Zuckerberg como su feudo personal. Los dos no están solos en este asunto. Hay una serie de otras empresas tecnológicas públicas que proporcionan a ciertos grupos de accionistas previos a la salida a bolsa más votos que otros por acción, aunque quizás en menor medida que lo que ha logrado Facebook.
Parece que muchas nuevas empresas (y antiguas empresas) han decidido con el tiempo que tener aportes materiales de los accionistas es una mala idea. Que, en efecto, deben dirigir las empresas no como meras monarquías, sino como incuestionables, para colmo.
No estoy completamente convencido de que esta sea la mejor manera de crear riqueza a largo plazo para los accionistas.
Si estás del otro lado de esta valla en particular, lo entiendo. Después de todo, Facebook es un gigante mundial y Snap finalmente logró obtener ganancias en el mercado de valores para devolver su valor a donde estaba cuando se hizo público. (Un viaje de tres años.)
Pero esos argumentos son tan buenos. Se podría argumentar fácilmente que las dos empresas podrían haber hecho mucho más con menos autosabotaje (Facebook) y un poco más de disciplina en el gasto (Snap).
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