Aunque hay quienes creen que ser celíaco y tener alergia al trigo son la misma patología, lo cierto es que son distintas. Aunque la principal recomendación de los expertos es evitar el consumo de trigo o derivados en ambos caso, existen diferencias que resulta de especial interés conocer.
Alergia al trigo y celiaquía
La alergia alimentaria, en este caso al trigo, es una reacción alérgica que consiste en que el organismo percibe las proteínas que se encuentran en el trigo como nocivas, cuando en realidad no lo son. En consecuencia, el sistema inmunológico responde de forma exagerada con síntomas que se manifiestan en distintos órganos del cuerpo.
Cabe la posibilidad de que niños o adultos con alergia al trigo tengan síntomas tras ingerir un alimento que contienen este cereal, los cuales se pueden manifestar desde minutos hasta horas más tarde. Los más comunes son: hinchazón de la boca o garganta, urticaria, congestión nasal, náuseas, vómitos, dolor de cabeza y diarrea.
«Uno de los participantes inmunológicos son los anticuerpos IgE, unos agentes del sistema inmunitario que, al detectar los alérgenos del trigo, activan una serie de células de defensa causando así los diferentes síntomas», explican en la revista ‘Muy Interesante’.
Muchas veces la alergia al trigo se confunde con la enfermedad celíaca. Pero no son lo mismo. La alergia al trigo cuando el cuerpo produce anticuerpos para «defenderse» de las proteínas que se encuentran en el trigo. Mientras, en la celiaquía, el gluten, una proteína específica del trigo, provoca una reacción anormal del sistema inmunitario.
Diagnóstico
Diferenciar entre una alergia y una intolerancia no siempre es sencillo. La alergia al trigo y la celiaquía comparten muchos síntomas de carácter leve y moderado.
La celiaquía es una de las patologías más complicadas de diagnosticar, y los profesionales de la salud utilizan varios procedimientos para ello. En primer lugar, observan la sintomatología del paciente y, si sospechan de intolerancia al gluten, realizan un test de anticuerpos para saber si hay una respuesta por parte del sistema inmunológico.
Además, pueden realizar pruebas genéticas a través de un análisis de sangre para hallar las variantes genéticas conocidas como DQ2 y DQ8. Por supuesto, también recomiendan a los pacientes llevar una dieta sin gluten para conocer si los síntomas desaparecen con este tipo de alimentación.
El diagnóstico de la alergia al trigo es mucho más simple. Con un análisis de sangre es suficiente para saber si existen anticuerpos (IgE) contra los diferentes alérgenos del trigo.
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