Coger kilos es muy fácil. Pero perderlos… cuesta mucho. Cosas de la vida que se pueden aplicar perfectamente a la Fórmula 1. Bien lo saben las centenares de mentes pensantes de las mejores fábricas del ‘Gran Circo’, que llevan varios meses buscando una solución para quitarle gramos a sus respectivos coches, uno de los principales problemas con los que se han encontrado los conjuntos este año y que se agrava al entender todo el contexto.
Los Fórmula 1 de este año debían pasar de tener un peso de 752 kg, a un total de 795 por el gran cambio de reglamento. Unos 43 kilos más de un año a otro tras la introducción de un mayor número de piezas estandarizadas y el aumento de la seguridad de los monoplazas. La sorpresa llegó cuando se vio que la mayoría de los coches llegaba incluso más ‘gorditos’, sobrepasando el peso mínimo, algo por lo que se llegó a un acuerdo para que se fijara finalmente en 798 (46 más que en 2021).
10 kilos, unas tres décimas
En pista, los pilotos, más que del nuevo concepto aerodinámico de los coches de este año, se quejaron desde el primer día de las peores sensaciones que les daba el coche en las frenadas por lo mucho que les costaba pararlo en recta por su exceso de peso. Pero más allá de eso, la clave está en el reloj. Alfa Romeo fue el único capaz de clavar esos 798 kilos de peso mínimo y eso se notó de inicio en sus buenos resultados. Se trata de un tema muy serio y que por ejemplo Red Bull dice tener que resolver con velocidad para poder luchar contra Ferrari por el título.
Helmut Marko, asesor de Red Bull, habló sobre ello sin tapujos tras el GP de Australia. “Somos claramente más pesados que el Ferrari. Creo que tenemos una desventaja de aproximadamente unos diez kilos, que convertido en tiempo por vuelta, equivale a unas tres décimas”. No anda equivocado el austríaco en cuanto a por ejemplo un trazado como el Circuit de Barcelona-Catalunya, aunque esas décimas por giro variarán en función de cada pista. Pero el kit de la cuestión no es el problema. Lo conoce de sobras. La solución es enormemente costosa.
“Pero reducir el peso es caro, es una cuestión financiera y de fiabilidad. Así que se trata de alcanzar el equilibrio, que es difícil con el límite presupuestario, nos enfrentamos a tiempos difíciles”. Según asegura ‘Motorsport.com’, reducir un kilo de peso de un coche puede costar unos 250.000 euros. Hace años, para los grandes conjuntos solo hubiera sido una cuestión de tiempo, de ser el más rápido en conseguirlo. Pero ahora, el dinero es clave para todos.
Desde el pasado año, en la F1 se introdujo un techo presupuestario que este curso es de 140 millones de dólares. Eso hace que los equipos tengan que pensárselo muchísimo antes de presentar una evolución. Los conjuntos se han encontrado con problemas como el rebote en recta de sus coches por la pérdida del efecto suelo, que también deben solucionar, y a la vez deben pensar en evoluciones que mejoren el tiempo por vuelta de sus monoplazas por cuestiones no solo de pérdida de peso. Fallar en una de esas evoluciones supone un enorme traspiés para la planificación y las cuentas de cada escudería, por lo que todos van con pies de plomo, trabajando en la sombra para cumplir esos objetivos.
El peso es algo que preocupa a todos. Por ejemplo, Pat Fry, director técnico de Alpine, apuntaba que su equipo debía mejorar su “ritmo de carrera”, pero también que está “trabajando para llevar elementos que ahorren peso al coche”. Entre ellos, el nuevo suelo que prueban en Imola en el monoplaza de Alonso, más ligero, y por lo tanto, que debe suponer alguna décima de mejora para el asturiano (y también para Ocon cuando lo lleve en Miami junto al ovetense).
Alonso, con el A522 en Imola
Quitando pintura
Se espera que próximamente, en Barcelona se vean muchas novedades en muchos coches, pero de momento, en las primeras carreras del año muchos conjuntos han optado por una idea más llamativa: la de quitar pintura de sus coches. Puede parecer una tontería, pero cualquier ayuda es poca. A Red Bull se le vio hacerlo recientemente, rascando la pintura de algunas partes de un RB18 que ya llamó la atención que se presentara sin pintura por debajo de los pontones en los test.
“No pintamos partes de los pontones y el alerón trasero para ahorrar 350 gramos”, dijo por su parte el director técnico de Aston Martin, Andy Green. Luego, McLaren también optó por una solución similar al inicio del curso. Y Williams cambió su decoración en el pasado GP de Australia por el mismo motivo, dejando sin pintura una parte del coche.
La decoración inicial de Williams
Williams quitó parte de la pintura de su lateral trasero desde Australia
Esta solución no es nueva. En 1934, Mercedes, que tenía el coche pintado de blanco, decidió rascar la pintura de su Mercedes W25, dejando su bólido de color plata. Todo ello, porque su vehículo superaba en 1 kilo el peso máximo de 750 kg. Allí nacieron las flechas de plata porque el aluminio estaba a la vista de todos. Historia.