WASHINGTON DC – El gobierno del presidente Joe Biden anunció este martes un nuevo plan para facilitar el acceso y generalizar el uso de las píldoras antivirales como tratamiento para los casos positivos de COVID-19, especialmente de una de las que se han demostrado más efectiva, Paxlovid, de la farmacéutica Pfizer.
Según la Casa Blanca, este medicamento reduce la posibilidad de hospitalización o muerte por coronavirus en un 90%, por lo que el gobierno federal quiere que tanto médicos como pacientes dispongan de acceso a él y de conocimientos acerca de su seguridad, eficacia y disponibilidad.
En una llamada con periodistas, un alto funcionario gubernamental explicó que si bien hace unos meses había escasez de Paxlovid, la colaboración público-privada ha acelerado la producción de este antiviral y ahora se da una situación de gran disponibilidad.
A principios de enero, Biden ordenó a su gobierno que duplicase el encargo que había hecho de las pastillas de Pfizer hasta los 20 millones, ante el fuerte aumento de contagios que se daba en ese momento en el país.
LAS CUATRO INICIATIVAS CONTRA EL COVID-19 DEL GOBIERNO DE BIDEN
La primera es casi doblar en cuestión de semanas el número de lugares en los que las pastillas antivirales están disponibles para los pacientes hasta los 40,000, contando hospitales, farmacias, y centros de salud comunitaria, entre otros
La segunda es ampliar la cantidad de puestos conocidos como “test y tratamiento” a los que cualquier persona puede acudir para hacerse una prueba de COVID-19 y, si resulta positiva, obtener la medicación allí mismo.
La agencia otorgó la autorización de uso de emergencia para la prueba, que detecta compuestos químicos en muestras de aliento. Un resultado positivo debe confirmarse con una prueba molecular.
Las otras dos medidas son dar más guías y herramientas a los profesionales de la salud para ayudarles a entender mejor este medicamento y lanzar una campaña comunicativa para informar al público general de que este tratamiento es seguro y efectivo.
A principios de marzo, Estados Unidos dio por superada la ola de la variante Ómicron del coronavirus, la de mayor número de contagios desde el inicio de la pandemia, y desde entonces ha relajado significativamente el uso de mascarillas hasta alcanzar una práctica normalidad.
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