Era difícil predecir un desarrollo tan decepcionante de la segunda parte cuando, en el minuto 40, el Rayo no había ni tirado a puerta ni siquiera conocía el olor de un esférico que la Real había mimado y sobado durante el 73% del tiempo. Casi tan preocupante como esa sensación de incomodidad, de estar perdidos en el campo a merced de un Rayo más agresivo, fue la actitud de cierta languidez, de blandura en los duelos y de total permisividad con los rivales, a los que concedieron siempre metro y medio para pensar y ejecutar.
Es increíble que un equipo tan jerárquico y seguro de sí mismo como la Real en la primera parte esté tan desorientado en la segunda. Tiene razón Imanol al afirmar que, con tanta instrucción, con tanto cambio de sistema, con tanto jugador en la banda recibiendo consignas del entrenador, los futbolistas pudieron aturullarse y su reacción natural fue la de pertrecharse muy atrás, esperando que llegara la enésima puerta a cero casi por generación espontánea, pero para eso los 10 de campo deben ser más intensos.
A esa desorganización seguro que contribuyó, aparte del trote que lleva un descoyuntado Merino, la ausencia de Silva, que es el que le suele dar sentido a todo, el que manda y cohesiona. Su ‘Vete a la mierda’ al árbitro ante el Betis y sus consiguientes dos partidos de sanción han sido corrosivos para la Real. Él lo sabe y ha querido compensarlo adelantando la firma de su renovación.
Sorloth hizo ‘zas’
La Real perdió el oremus pese a que se sacudió la ansiedad ¡marcando un gol!, esa rareza por estos pagos. Sorloth había dicho en MD, refiriéndose a la falta de gol, que “a veces haces ‘zas’ y marcas”. Y lo hizo con un tremendo latigazo con la zurda, tras las dos pifias de un Portu desesperado.
Van a hacer faltas más ‘zas’ en las cuatro jornadas que quedan, ya con el ‘mago’ de Arguineguín.