Bob Lanier, uno de los pívots más importantes de la NBA en los años setenta, falleció este martes a los 73 años después de una corta enfermedad. El exjugador y embajador global de la competición durante más de tres décadas fue ocho veces All Star y disputó diez temporadas con los Detroit Pistons y cuatro con los Milwaukee Bucks. Sus duelos con Kareem Abdul-Jabbar y otros de los grandes interiores de la época conforman algunos de los capítulos más notable de los años setenta en la liga estadounidense.
Elegido con el número uno del Draft de 1970 por Detroit, el interior es el tercer jugador que más puntos y rebotes ha anotado con los Pistons. En 959 partidos durante sus 14 años de trayectoria profesional promedió 20,1 puntos y 10,1 rebotes desde sus 2,11 metros de estatura y 113 kilos de peso.
Adam Silver, a través de un comunicado, recordó la figura de Lanier, que trabajó junto a él como representante de la competición estos últimos años:
“Bob Lanier era un jugador del Salón de la Fama y uno de los pívots con más talento de la historia de la NBA, pero su impacto fue mucho más allá de sus logros sobre la cancha. Durante más de 30 años, Bob ejerció de embajador global de la liga y fue asesor especial de David Stern y luego de mí, viajando por el mundo para enseñar los valores del juego y tener un impacto positivo en la gente joven de todos los rincones. Fue una labor de amor para Bob, una de las personas más genuinas y amables que he conocido”.
Lanier entró en el Naismith Hall of Fame en 1992, aunque por entonces sus famosas zapatillas gigantes ya estaban allí en exposición permanente. La leyenda contaba que calzaba una talla 22 americana, un 56 en tallaje europeo, aunque un representante de Converse explicó más tarde que lo máximo que llegó a calzar fue un 52 y medio. “El 22 era en tallaje coreano”, afirmó Gary Stoken al periódico The Atlanta Constitution.
Lo que era incontestable era el tamaño de sus pies y, por ende, su físico portentoso. “Mucha gente puede meter sus dos pies dentro de una de mis zapatillas”, comentaba el propio jugador a la revista Hoop.
Nacido el 10 de septiembre de 1948 en Buffalo, Nueva York, Lanier fue una estrella del baloncesto universitario con Saint Bonaventure, equipo al que llevó a la Final Four en 1970 antes de ser elegido en la primera posición del Draft. No pudo jugar la fase final de la competición debido a una lesión de rodilla. En el baloncesto colegial promedió 27,6 puntos y 15,7 rebotes en tres temporadas.
En una época con grandes cincos como Abdul-Jabbar, Chamberlain, Cowens, Bellamy, etcétera, el jugador neoyorquino se ganó a pulso su posición privilegiada dentro de la liga. En 1971 fue seleccionado en el quinteto de novatos y mantuvo promedios superiores a los 21 puntos y 11 rebotes en las siguientes siete temporadas. En 1974 fue nombrado MVP del All Star. A pesar de su gran nivel, los Pistons tan solo ganaron una serie de playoffs con él en la pista, y con los Bucks empezó un declive aunque participó en dos equipos finalistas de la Conferencia Este.
En 2018, en una entrevista con la web oficial de la NBA, Lanier comentó la importancia de los pívots durante su época, una relevancia que ha mutado en la NBA contemporánea. “Antes, los chicos no cambiaban tanto de equipos, así que cuando te enfrentabas a los Bulls, los Bucks o los Knicks tenías un montón de rivalidades… ¡Lanier contra Jabbar! ¡Jabbar contra Reed! Y luego Chamberlain, Gilmore, Walton. Había todos estos grandes interiores, y el juego se jugaba de dentro para fuera”.
Después de una breve aventura en el banquillo de los Golden State Warriors, Lanier pasó a ocupar un cargo institucional dentro de los rangos de la NBA y asesoró de primera mano a Stern y Silver en sus etapas como comisionados de la liga. Uno de los programas que ayudó a impulsar fue la campaña contra el abandono escolar de la competición, aunque su amplia experiencia le ayudó a ser realista con la constante necesidad de mejorar las condiciones de los más desfavorecidos:
“Hay muchas necesidades ahí fuera. Cuando viajas a tantos sitios, ves que hay mucha gente en apuros. La NBA puede llegar hasta cierto punto, marcamos una enorme diferencia, pero siempre habrá muchas más cosas por hacer”.