La ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock (tercera por la izquierda), pasea con representantes de Exteriores de los países del G-7 durante el encuentro celebrado en Wangels, al norte de Alemania.KAY NIETFELD (AFP)
Aislar económica y políticamente a Rusia y seguir suministrando armas a Ucrania para que pueda defenderse de la agresión de Moscú “mientras sea necesario”. El grupo de países más industrializados del mundo, el G-7, se mantiene firme en sus objetivos. Sus ministros de Exteriores, reunidos este fin de semana en un castillo de la costa del mar Báltico, al norte de Alemania, se comprometieron a apoyar a Ucrania “hasta la victoria” y dejaron claro que no tolerarán que la invasión rusa de Ucrania altere los mapas de Europa: “No reconoceremos nunca las fronteras que Rusia intenta cambiar con su agresión militar”, aseguraron en un comunicado conjunto al final del encuentro.
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Los países del G-7 subrayaron que mantienen su compromiso con “la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, incluida Crimea, y de todos los estados” y calificaron de “irresponsables” las amenazas que ha lanzado el Kremlin sobre un posible uso de armas químicas, biológicas o nucleares. “Reiteramos que cualquier uso de tales armas tendría graves consecuencias”, señala el comunicado. Los socios se comprometieron una vez más a acabar con la dependencia de los hidrocarburos rusos lo antes posible y a prohibir las importaciones de petróleo para cortar la financiación a la maquinaria de guerra rusa. El veto al petróleo se está discutiendo estos días en la Unión Europea como medida estrella de un próximo sexto paquete de sanciones contra Moscú.
Los representantes del G-7, convocados por la ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, abordaron posibles alternativas para la exportación de cereales desde Ucrania que permita aliviar la escasez mundial de alimentos que ha provocado la guerra. Rusia mantiene bloqueados los puertos desde los que salen los barcos cargados con grano cultivado en Ucrania. Baerbock explicó en una rueda de prensa que ha habido problemas con el transporte ferroviario a través de Rumania por culpa de los diferentes anchos de vía de los ferrocarriles y adelantó que se está trabajando para exportar a través de los puertos bálticos. “Cada tonelada que salga puede ayudar un poco a aliviar esta crisis alimentaria”, señaló.
La guerra mantiene 25 millones de toneladas de grano almacenadas en los puertos ucranios, un alimento que “el mundo necesita desesperadamente”, describió la ministra. Restringir las exportaciones agrícolas de Ucrania ha traído como efecto secundario fuertes aumentos de precios en los mercados de alimentos y materias primas y una amenaza cada vez más tangible para la seguridad alimentaria mundial. El G-7 pide a Moscú que “cese de inmediato sus ataques a la infraestructura de transporte clave”, puertos incluidos, para que se puedan volver a exportar los productos agrícolas ucranios.
El jefe de la política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, invitado a la reunión celebrada en el castillo de Weissenhaus, anunció el viernes que el bloque destinará otros 500 millones de euros de apoyo militar a Ucrania. Este nuevo aporte eleva la suma total proporcionada a Kiev a unos 2.000 millones de euros. Con los nuevos fondos, que aún deben ser aprobados por los Veintisiete, la UE comprará armamento pesado, como tanques y artillería, dijo Borrell en declaraciones a la prensa. El alto representante añadió que confía en que el acuerdo para aprobar un embargo al petróleo ruso llegue en cuestión de días. Hungría ha estado bloqueando el sexto paquete de sanciones debido a su gran dependencia del crudo ruso.
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“Esta no es nuestra guerra, no es la guerra de la comunidad internacional; es la guerra del presidente ruso, pero tenemos una responsabilidad global”, dijo Annalena Baerbock al terminar el encuentro. Ahora es el momento, añadió, de que los países del G-7 se pregunten si están dispuestos a aceptar el incumplimiento de las reglas internacionales y de decidir “cómo defender un mundo de libertad, coexistencia pacífica y prosperidad humana, que hasta ahora nos ha parecido tan natural en el Norte global”. Baerbock recordó que no son solo los ucranios quienes luchan por su supervivencia y su libertad, sino que está en juego “el orden de paz europeo”. “Somos nosotros, como G-7, quienes tenemos un papel que desempeñar”, añadió.
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