El pasado sábado 14 de mayo, un adolescente de 18 años disparó y mató a 10 personas en una tienda de víveres en el corazón de una comunidad predominantemente negra en Buffalo, Nueva York. El joven estaría motivado por el odio, dijeron las autoridades.
Solo una semana después, el martes 24 de mayo, otro adolescente de 18 años disparó y mató a 19 niños y dos maestros en una escuela primaria de Texas.
Al igual que en la mayoría de tiroteos en masa registrados en la historia de los Estados Unidos, los dos sospechosos de los ataques recientes son hombres.
Según The Violence Project, un grupo de investigación no partidista que rastrea datos de tiroteos masivos en el país desde 1966, un asombroso 98% de estos crímenes han sido cometidos por hombres. Aquí puedes leer el estudio completo.
Además, según un análisis de Everytown for Gun Safety, una organización de base que tiene como objetivo combatir la violencia armada, fueron hombres los autores del 94% de 240 tiroteos masivos (cuatro o más asesinados independientemente de la ubicación) de 2009 a 2020 en los que se pudo confirmar el género del atacante.
Según The Violence Project, más del 80% de los atacantes en masa se encontraban en una crisis notable antes del tiroteo. El análisis, que abarca de 1960 a 2010, revela que el 19% de los atacantes se vieron motivados por el odio, el 20% por conflictos interpersonales, el 23% por asuntos laborales, el 19% sufría una psicosis, el 7% aspiraba a la fama, el 13% por asuntos legales y el 30% por problemas domésticos.
LAS CIFRAS PODRÍAN INDICAR QUE LOS HOMBRES ESTADOUNIDENSES SON MUCHO MÁS PROPENSOS A LA VIOLENCIA ARMADA, ¿PERO POR QUÉ?
Los expertos citan una variedad de razones, desde la química y la evolución del cerebro hasta cómo se socializan los hombres y los niños. The Violence Project, por ejemplo, plantea que los hombres en general tienden a ser más violentos. Más que las mujeres, los hombres tienden a externalizar sus problemas y buscan a otros a quienes culpar, lo que puede traducirse en ira y violencia. Y cuando las mujeres eligen la violencia, las armas no suelen ser su método preferido.
Sin embargo, hay quienes apuntan que esta tendencia se resume a una combinación más peligrosa: masculinidad tóxica y disponibilidad de armas.
El informe “Masculinidades y salud en la región de las Américas” de la ONU indica que los roles, las normas y las prácticas de género impuestas socialmente a los hombres refuerzan la falta de autocuidado y el abandono de su propia salud física y mental.
Este concepto de masculinidad, o “machismo”, como se conoce en Latinoamérica, conlleva tres riesgos generales:
- Riesgo para las mujeres y los niños en términos de violencia interpersonal, infecciones de transmisión sexual, embarazo impuesto y paternidad ausente.
- Riesgo para otros hombres, como accidentes, homicidios y otras formas de violencia.
- Riesgo para uno mismo, en forma de suicidio, accidentes, alcoholismo y otras adicciones.
El informe también destaca que la discriminación en torno a la edad, el origen étnico, la pobreza, el estado laboral y la sexualidad agravan aún más estos resultados negativos para la salud de los hombres.
VIOLENCIA ARMADA MÁS ALLÁ DE LOS TIROTEOS MASIVOS
Pero la violencia armada y el género tienen otros impactos. En 40 incidentes de atacantes armados en Estados Unidos en 2020, 35 fueron hombres, tres mujeres y cuatro no especificados, según datos del FBI.
La brecha de género va más allá de los incidentes de atacantes armados. De 16,245 asesinatos en Estados Unidos en 2019, en los que se identificó el género del sospechoso, 10,335 (63%) fueron cometidos por hombres, señala el informe del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés). Aquí puedes ver las cifras.
Los casos de mujeres atacantes son raros. Una lista del FBI de incidentes de atacantes armados en Estados Unidos desde 2000 hasta 2017, revela que nueve de los 250 incidentes identificados involucraron a mujeres.
Las mujeres en esos tiroteos generalmente estaban armadas con pistolas y abrieron fuego dentro de universidades, negocios o sus lugares de trabajo actuales o anteriores, según la lista.
Pero, en general, hay menos mujeres que disparan cuando se trata de homicidios con armas de fuego. Los datos del FBI de 2016 mostraron que el 7.6% de las personas que cometieron asesinatos eran mujeres.
Además, más estadounidenses murieron por lesiones relacionadas con armas en 2020 que en cualquier otro año registrado, según estadísticas publicadas recientemente por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Eso incluyó un número récord de asesinatos con armas, así como un número casi récord de suicidios con armas. A pesar del aumento de tales muertes, la tasa de fallecimientos por armas de fuego, una estadística que da cuenta de la creciente población de la nación, se mantiene por debajo de los niveles de años anteriores.
Pero las víctimas de la violencia armada también son predominantemente hombres, y representan el 85% de las muertes y el 87% de las lesiones hasta mayo, según los CDC.
LA POSESIÓN DE ARMAS ES MÁS COMÚN ENTRE LOS HOMBRES, EN ESPECIAL ENTRE LOS BLANCOS
La posesión de armas varía considerablemente entre los grupos demográficos. Por ejemplo, alrededor de cuatro de cada diez hombres (39%) dicen que personalmente poseen un arma, en comparación con el 22% de las mujeres. Y mientras que el 36% de los blancos informan que son dueños de armas, alrededor de una cuarta parte de los negros (24%) y el 15% de los hispanos dicen que poseen un arma, según un análisis de Pew de 2017.
Los hombres blancos son especialmente propensos a ser propietarios de armas: aproximadamente la mitad (48%) dice que posee un arma, en comparación con aproximadamente una cuarta parte de las mujeres blancas y los hombres no blancos (24% cada uno) y el 16% de las mujeres no blancas, indica el reporte.
Al igual que la brecha de género, la brecha educativa en la posesión de armas es particularmente pronunciada entre los blancos. En general, alrededor de tres de cada diez adultos con un diploma de escuela secundaria o menos (31%) y el 34% de aquellos con alguna educación universitaria dicen que poseen un arma; una cuarta parte de los que tienen una licenciatura o más dicen lo mismo. Entre los blancos, alrededor de cuatro de cada diez de los que tienen un diploma de escuela secundaria o menos (40%) o con algo de universidad (42%) son dueños de armas, en comparación con aproximadamente una cuarta parte de los graduados universitarios blancos (26%). No hay una diferencia significativa en la tasa de propiedad de armas en el nivel educativo entre los no blancos.
A nivel regional, los habitantes del noreste se destacan como los menos propensos a poseer armas: el 16% de los adultos que viven en el noreste dicen tener un arma, aproximadamente la mitad de los que dicen esto en el sur (36%), el medio oeste (32%) y el oeste (31%).
En todas las regiones, la propiedad de armas varía considerablemente entre quienes viven en áreas rurales y urbanas, siendo los habitantes rurales mucho más propensos que los que viven en áreas urbanas a decir que poseen un arma. En general, el 46% de los estadounidenses que viven en zonas rurales del país poseen un arma, en comparación con el 28% de los que viven en los suburbios y el 19% de los que viven en áreas urbanas.
Además de las diferencias demográficas, surgen claras divisiones partidistas cuando se trata de la posesión de armas. Los republicanos y los independientes de tendencia republicana tienen más del doble de probabilidades que los demócratas y los independientes de tendencia demócrata de decir que poseen un arma (44% frente a 20%). Esta brecha partidista se mantiene incluso después de controlar las diferencias demográficas.
Entre el 11% de los estadounidenses que no poseen personalmente un arma pero viven en un hogar donde se posee una, relativamente pocos (19%) dicen que alguna vez usaron el arma o las armas en su hogar.
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