Portu no ha dejado indiferente a nadie desde que llegara a Zubieta, procedente del Girona, en el verano de 2019, previo pago de 10 millones de euros. Su última discreta temporada empaña un poco la gran aportación al club realista en dos grandes temporadas anteriores, redondeadas con sendas clasificaciones a Europa League, y un título copero 34 años después, sellado con un penalti provocado por él.
Su entrega total enamoró a gran parte de la parroquia txuri urdin desde el principio, con esa energía y profundidad que se le presuponía y que no sobraba en el equipo por aquel entonces. Encajó muy bien con el club y la afición desde que aterrizó en Donostia, como se pudo observar en incontables celebraciones de goles en los fondos del estadio, por ejemplo.
En total, ha sumado 137 partidos, más que nadie en las últimas tres temporadas, con 18 goles y 16 asistencias acumuladas, principalmente, en los dos primeros cursos. Los datos revelan que sus goles han sido clave para la consecución de victorias. De los 17 partidos en los que el murciano ha visto puerta, en 15 de ellos la Real ha terminado ganando (88,25%) y solo en uno perdió, ante el Sevilla 3-2, en 2019. La veloz tripleta que formó con Isak y Odegaard en el curso 19-20 deslumbró a todos.
Su desmarque al espacio ya forma parte, obligatoriamente, de la historia del club realista por ese penalti provocado ante el Athletic en la final de Copa de La Cartuja, que terminó convirtiendo Oyarzabal para ganar un título 34 años después. Ese fue el momento cumbre de su paso por Donostia, por la positiva consecuencia directa de su acción, pero también porque a partir de ahí su rendimiento descendió drásticamente. Su última campaña ha sido realmente discreta tanto en juego como en generación de ocasiones o goles. La acumulación de partidos por jugar tres competiciones en un calendario ultra comprimido, y la plaga de lesiones constante en el equipo de la que él siempre pudo huir le han permitido jugar más de lo que seguramente Imanol quisiera, por su estatus actual.
El momento de forma de Portu y también la preferencia del técnico oriotarra por un entonado Januzaj, o por el joven valor de la casa Barrenetxea primero, y por un esquema sin extremos al final, le han convertido en actor de reparto de una función a la que llegó como protagonista.
Para el recuerdo txuri urdin queda la manera en la que, mediante su manera de jugar y entregarse, rompió la monotonía de los ataques estáticos realistas con esos desmarques, para lanzar a lo máximo a un equipo que ahora opta por otras piezas para seguir dando pasos hacia delante