La presión de un Schumacher

La presión de un Schumacher

Un buen apellido puede allanarte el camino con los patrocinadores para ir escalando en las categorías inferiores, pero en contrapartida, la presión siempre te perseguirá. En las clases de formación eso puede ser sinónimo de contar con la mejor estructura y el mejor coche. Pero en el ‘Gran Circo’, poco importa cómo te llames. Aunque hay matices. 

No siempre ayuda. A Sainz, por ejemplo, desde que entró en las categorías inferiores de Red Bull, no le sirvió para nada porque allí sólo contaban sus manos y resultados. Si miramos el caso de Mick Schumacher, su apellido le permitió disponer de más oportunidades para rendir en las clases en las que estuvo, más que quizás las que hubieran tenido otros en su lugar. No importó que en su primer año en el Europeo de F3 fuera 12º. En el segundo, ganó. Tampoco que en su primer curso en el Mundial de F2 fuera 12º con dificultades para gestionar las gomas y muchos errores. Mantuvo su asiento en un equipo puntero como Prema, como parte de la academia de Ferrari, y conquistó el título tras un inicio dubitativo y no sin errores.

Llegó entonces a la F1 tras acumular más kilómetros sobre un monoplaza del ‘Gran Circo’ que otros chavales por los test que le ofrecieron. En su debut en la F1, como joven piloto de Ferrari cedido en Haas, al lado de Nikita Mazepin en 2021 tenía el único objetivo de adaptarse y mejorar. Compartir box con el ruso, al que le faltaba talento, fue positivo para Mick porque en la comparación salía ganando. Pero otras cosas le iban en contra: no podía aprender de un piloto mejor y Nikita no era un buen termómetro para medir su talento.

Günter Steiner, jefe de Haas, aguantó bien la presión del padre de Nikita, quien llegó a pensar que el alemán tenía mejores piezas. Y un año más tarde, ya sin el ruso en el equipo, a Günter le tocó volver a escuchar discursos similares.

Lo pasó muy mal en el inicio de campaña

La llegada de un piloto tan experimentado como el danés Kevin Magnussen, le planteaba a Schumacher un nuevo reto. El hijo del 7 veces campeón del mundo debía medirse a un piloto agresivo, con experiencia y rápido. El listón se había elevado. Y nada más salir a pista, Kevin dejó en evidencia las carencias del joven.

Antes de la cita de Silverstone de hace unas semanas, Mick no había estrenado aún su casillero de puntos, mientras su compañero sumaba 15 con un Haas que sorprendió por su buen rendimiento.

Schumacher, accidentado en Mónaco

CHRISTIAN BRUNA / EFE

Mick Schumacher sufrió varios accidentes en la primera parte del año: en Jeddah, Miami y uno fuerte en Mónaco. En Azerbaiyán llamó la atención que se quedara a 1.1” de su compañero en clasificación, en la última plaza. Llegaron más críticas y parte de la prensa alemana, protectora con Mick, lanzó el rumor de que el equipo no favorecía al teutón. Günter lo cortó de raíz.

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El coche de Schumacher, en Jeddah

Clive Mason / Getty

“No seré el chivo expiatorio por el hecho de que las cosas no le salgan según lo planeado a Mick. Que no tiene puntos es un hecho. Los accidentes también. Ningún equipo estaría contento. Es una completa tontería que pongamos a Mick en desventaja o que lo presionemos innecesariamente”, apuntaba Steiner.

“No tengo ningún problema con Mick, pero tiene que entender que la F1 es un deporte en el que se espera que todos rindan”, agregaba. “Mick tiene que controlar los nervios”, matizaba.

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Steiner, jefe de Haas

Lars Baron / Getty

“Es normal que un piloto esté un poco inseguro después de dos accidentes. También está claro que Bakú es un lugar con riesgos. Y Montreal no es mucho mejor. Mick quería evitar a toda costa otro accidente y terminar. Por eso el final fue un paso adelante”, aseguró. Y es que curiosamente, a partir de ahí el rendimiento de Mick fue otro muy distinto.

‘Puntos’ de inflexión

En Canadá fue sexto en la ‘qualy’ en mojado: “Sinceramente, no escucho las críticas. Estoy aquí por una razón, y es porque amo este deporte y las carreras. Y creo que he demostrado en categorías inferiores que hay una razón por la que estoy aquí”, dijo entonces. Pero en carrera se retiró por culpa de un fallo en su motor cuando era 7º.

Finalmente, en Gran Bretaña, en la 10ª carrera del curso, Mick fue 8º y entraba en los puntos por primera vez en F1 tras una curso y medio sin lograrlo.

Mick Schumacher sumó sus primeros puntos en la F1 en Silverstone

Mick Schumacher sumó sus primeros puntos en la F1 en Silverstone

Haas

“Ha tomado su tiempo conseguir los primeros puntos”, exclamó. “Desde que comenzó el campeonato hemos intentado muchas cosas, pero debido a la presión cometimos errores aquí y allí. He tenido que entender este coche, que es mucho más difícil que el de 2021. Hay que llevarlo al límite y ello abre las posibilidades de errores”, comentó Mick, feliz. Y es que si algo demostró Mick es que es un piloto más diésel. No se aclimata tan rápido a un coche distinto como otros talentos como Leclerc, Verstappen o Russell. Necesita más tiempo. Y como dijo Sainz una vez a MD, eso no hace que un piloto sea mejor que otro, sino que hay que compararlos cuando ambos están “en su 100%”. Y ahora, Mick parece ir lanzado.

En Silverstone llamó la atención su defensa final ante Verstappen, y el pasado fin de semana, en Austria, corroboró su mejora. Finalizó 8º en ‘qualy’ y salió a la carrera al sprint en la 7ª plaza, acabando 9º tras una pugna con Hamilton. Volvió a medirse al 7 veces campeón en carrera y ahí brilló, finalizando 6º y fue elegido por los fans como ‘Piloto del día’.

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Mick Schumacher, en Austria

Bryn Lennon / Getty

Sin embargo, aún le queda mucho por progresar y hay que tener en cuenta que Spielberg le iba a Haas como anillo al dedo. En su comparación con Magnussen pierde por 1-10 en ‘qualy’ y el danés suma 22 puntos. Schumacher pasó de 4 a 12 puntos en Spielberg. Pero su sonrisa le delata. Empieza a disfrutar de la F1. 

No os voy a engañar. No creo que sea el mejor piloto que vayamos a ver. Ni tampoco que tenga la madera de campeón que se le presupone solo por ser el hijo de Schumacher. Pero habrá que esperar para ver cuál es su techo. Quizás sorprenda. O quizás no.




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