Pep y Klopp. Klopp y Pep. Fácil de decir, una sola sílaba que les hace más universales. Difíciles de entender, nunca se acaban sino están en constante expansión dominados por su filia por la táctica. No se quedan a contemplar su obra, sino que se recrean en su espíritu barroco para hacerla más vistosa, más atractiva, enriquecerla de detalles. A lo pragmático por lo bonito. Sepultada en el pasado la áspera pero apasionante refriega con Mourinho, y definido a sí mismo como un ‘ladrón de ideas’, Pep tenía la necesidad vital de encontrarse con alguien igual que él pero a la vez distinto, una misma mente carcomida por las inquietudes que le comprendiera pero con ideas distintas para descubrir y descubrirse, que le indujeran a conocer a otro Pep. Mirarse al espejo y ver a alguien completamente diferente.
Y lo conoció en la Bundesliga, cuando el avispado y vertiginoso fútbol del Borussia Dortmund de Klopp, admirador de Arrigo Sacchi, ‘sólo’ aspiraba a quitarle todo cuanto pudiera a ese pausado y virtuoso Bayern, arrancándole una Copa y dos Supercopas. Klopp partió a Liverpool en 2015, y Guardiola, nada de años sabáticos esta vez como el de después del Barça, como si necesitara ir a su encuentro, lo hizo sólo 12 meses más tarde llegando al Manchester City. Por fin los dos de igual a igual, en dos proyectos de similares recursos e idéntica ambición. Y lo que era una tenue rivalidad con escasa tradicional entre un grande de siempre y un nuevo rico, ha evolucionado a un seductor enfrentamiento, una historia más allá de la lógica de los títulos en juego, hecha a través de dos antagónicas maneras de expresar el fútbol y que se volverá a contar este sábado en la Community Shield (18:00).
“Jürgen, como entrenador, ha sido el mayor rival que he tenido en mi carrera y creo que lo que proponen ambos equipos es bueno para el fútbol. No es una burla a José (Mourinho). Es un entrenador emocionante y yo era su rival, pero he jugado muchas más veces contra el Liverpool”, dijo Pep de Klopp, el único que le ha ganado 10 veces a Pep, 6 de ellas con los ‘reds’, que llevaron al límite a los citizens en la última Premier, ganada por el City por 93 puntos a 92. “¿Pep? Es el mejor entrenador del mundo”, dijo Klopp de Pep, los dos entrenadores más longevos actualmente en los banquillos de la Premier. Constantes besos y caricias en palabras y con abrazos en los banquillos antes de ponerse a gritar.
Los altisonantes chillidos alternos del Liverpool, el heavy metal que tiene un lugar predilecto entre los gustos musicales de Klopp, el que te roba y te golpea. Te llevo a donde quiero que vayas con el balón, te lo pispo y corro y a ver si me pillas. La retumbante y constante ópera del City con la incesante posesión de balón, el bajo que pasa por el barítono antes de llegar al tenor y poco a poco te ensordece. Hasta en sus contrapuestas maneras de vestir se denota a dónde iría cada uno, a un concierto el melenudo Klopp con su gorra y su chándal, a un teatro Pep con su pulido rapado y sus trajes y jerseys de cuello alto. Hasta los colores de sus equipos les delatan, el ‘red’ chillón del ‘Pool’ contra el suave ‘Sky Blue’ del City.
“Con todos los respetos a Mourinho, Klopp ha sido el mayor rival que he tenido en mi carrera”
Pero Pep tiene de Klopp y Klopp tiene de Pep. Se desnudan para ganarse y a la vez se visten del otro para llenarse. “Respeto mucho a Jürgen. Me ha hecho un mejor entrenador desde que nos encontramos en Alemania, con Bayern y Dortmund. Sus equipos siempre son positivos, agresivos, quieren marcar goles, quieren atacar. Lo intento imitar en ese sentido, trato de hacerlo”, reconoció Guardiola en una ocasión. Como manifiesta su camaleónico City, el de Santpedor no es un fundamentalista enrocado en las posesiones largas ni nunca lo ha sido. En su segundo libro de Pep –‘Pep Guardiola, la metamorfosis’-, Martí Perarnau advertía que, cuando llegó a Múnich, Guardiola no venía a imponer la heredada de Cruyff que evolucionó en el Barça, sino a proponer y a aprender.
Con el juego de posición como base, el Bayern enseñó la evolución de un Pep que bebió con sed de conocimiento del autóctono fútbol directo alemán con la vuelta de las semifinales de la Champions de 2016 ante el Atlético como sublimación de su políglota Bayern, que penetró el férreo bloque bajo de Simeone con desplazamientos largos y centros que agobiaron a un Atleti que pasó a la final casi sin aliento, reanimado constantemente por las paradas de Oblak para llegar al final con un 2-1 válido tras el 1-0 del Calderón. Ese día la sensación de abrumadora superioridad para no llegar nada fue la misma que el de la semifinal de 2012 del Barça contra el Chelsea.
En el City, Pep ha añadido todavía más el registro de las transiciones y el ‘box to box’, de los ataques rápidos también en estático buscando la espalda de los defensores, recurso explotado contra el Liverpool, frágil cuando deja margen a un poseedor de balón con buen desplazamiento al jugar con la línea defensiva muy avanzada. La mayor evidencia de la inclinación por las transiciones, tan majestuosamente conducidas por De Bruyne, es que tras los centros rasos en ataques posicionales, es la segunda fuente de goles del City al Liverpool en sus duelos directos con Pep y Klopp. La tendencia va, además, al alza: 4 de los últimos 11 tantos marcados por los ‘Sky Blues’ a los ‘reds’ han sido en transición, es decir, uno de cada tres.
Ya no puede decir el alemán lo que dijo del Barça del de Santpedor. “Si el Barcelona de los últimos cuatro años hubiera sido el primer equipo al que viera por primera vez jugar cuando tenía cuatro años de edad, con esa tranquilidad, me hubiera dedicado a jugar al tenis”, llegó a soltar.
“Pep Guardiola es el mejor entrenador del mundo”
Klopp, por supuesto, ha sido una inspiración en las transiciones para Pep. Y viceversa si hablamos del juego de posición. Porque, aunque sea su discurso preferido, el Liverpool no es sólo el que ejecuta una presionante emboscada en campo rival -el denominado ‘gegenpressing’ de Klopp-, el que incluso es capaz de dársela al rival expresamente para robársela y golpearle al espacio. Saben los adversarios que la manera más eficaz de negar los partidos al galope a los ‘reds’ es con bloques medios o bajos para negarle el espacio a la espalda de la defensa y sabe el equipo de Merseyside hacer más cosas.
El Liverpool ha sabido transformar su energía en paciencia en el ataque posicional, no se siente agobiado en la pausa y tiene todas las garantías para agrietar bloques bajos con la ida de la eliminatoria de semis contra el Villarreal en Anfield (2-0) y la final perdida contra el Real Madrid en la Champions como ejemplos más recientes. La incesante formación de triángulos para dar continuidad a los pases y a la vez para mantener unido al equipo para una buena presión en caso de pérdida ha sido un rasgo constante. Y qué mejor maestro en este arte que Pep y qué mejor jugador para haber acelerado esta evolución en el último curso con el reclutamiento de un perfecto conocedor de Guardiola como Thiago Alcántara. Su llegada el pasado verano fue una proclamación de Klopp de dar un salto cualitativo en el ataque organizado.
Una de las pruebas más contundentes del progreso de Klopp en el juego posicional es su manera más prolífica de producir goles ante el City -desde que se enfrenta a Pep-, junto a las transiciones. También con siete goles, remates de centros al segundo palo o con centro y prolongación desde el segundo palo para rematar en los ataques en estático han sido la jugada predominante para marcar. Jürgen sabe que los ‘citizens’ son más frágiles defendiendo en campo propio que en campo contrario y que uno de sus mayores debilidades son los centros al segundo palo.
Klopp ha imitado a Pep en la idea general y en conceptos concretos como el falso ‘9’ con Firmino y Mané, en matices como la posición más interiorizada del lateral para atacar para ganar superioridad numérica en el centro del campo y provocar un 1×1 del extremo con el lateral rival, tan eficaz en el caso de jugadores como Salah.
Las coincidencias de Klopp y Guardiola
Tanto Pep como Klopp, más allá de sus diferencias y de lo que hayan copiado del otro, siempre han mantenido una gran coincidencia como la necesidad de contar con un mismo perfil de central muy concreto, con buena salida de balón y veloz, pues no admiten otro tipo de central al dejar mucho espacio a su espalda, unos por agobiar al rival y robarle rápido, otros para mantenerle sometido en su propio campo con un bloque bien compacto para recuperar al instante.
Laporte-Dias son los elegidos por Pep en el City mientras que Van Dijk, que se ha alternado la última temporada con Konate y Matip, es el paradigma del Liverpool. Su trascendencia se dejó ver sobre todo contra el Real Madrid en los cuartos de la Champions 20/21, convertido el Liverpool en un equipo vulnerable a su espalda sin el neerlandés, lesionado.
“Si el Barça hubiera sido el primer equipo que hubiera visto cuando era pequeño me habría dedicado al tenis”
Otro punto de convergencia lo representa el ataque del espacio llamado “indefendible” por Guardiola, el hueco que se abre entre central y lateral del adversario cuando el extremo recibe abierto y atacado por una ruptura, un movimiento tan bien ejecutado estos años por el tridente del Liverpool y que lee como nadie para entrar en él en el City De Bruyne. Otra de las coincidencias es la ausencia de un ‘9’ puro en ambos equipos. Hasta en el cambio de perfil en esta posición Klopp y Pep van a parar a un mismo punto de encuentro: se han ido Sadio Mané y Gabriel Jesus y han llegado dos ‘nueves’ de pura cepa como Darwin Núñez y Erling Haaland.
Al margen del fútbol, también se asemejan en sus inquietudes culturales y políticas en cuanto a que son dos tipos con pensamientos definidos y manifestados en público. A Klopp le encanta el heavy metal, y a Guardiola Lluís Llach, Jürgen es de izquierdas y Pep se ha manifestado más de una vez a favor de la independencia de Cataluña.
Pep Guardiola – Jürgen Klopp
Palmarés en el City y el Liverpool
Pep Guardiola: 4 Premier League, 1 FA Cup, 4 Copas de la Liga y 2 Community Shield.
Jürgen Klopp: 1 Premier League, 1 FA Cup, 1 Copa de la Liga, 1 Champions, 1 Supercopa de Europa y 1 Mundial de Clubes
Pero en lo que importa, en el fútbol, la confrontación no cesa, se dan en la pizarra para quitarse en el campo, con un Liverpool imbatido en Premier ante el City desde hace casi tres años y con cuatro Premier para los ‘Sky Blues’ y una para los ‘reds’ en la era Pep-Klopp, pero con un ‘Pool’ que eliminó al City en semifinales de la FA Cup en el último cara a cara y que se llevó en 2018 la eliminatoria de cuartos de Champions.
Y en las ruedas de prensa, flores que van pero también dardos que vienen, como el mayor apoyo por parte de Inglaterra que atribuyó al Liverpool antes de la última jornada decisiva de la Premier. “Tal vez él sepa más que yo”, contestó irónicamente Klopp. Pero luego, siempre se funden en un abrazo en los partidos. Pep y Klopp, dos enemigos muy amigos. Tan iguales pero tan diferentes. Por eso se necesitan.