Joe Biden se subió al escenario, se quitó la chaqueta, se arremangó y pasó al ataque. El presidente de Estados Unidos ha entrado este jueves en campaña para vender los últimos logros de su Gobierno con la vista puesta en las elecciones legislativas del 8 de noviembre, en las que se juega el control del Senado y de la Cámara de Representantes. Biden no solo ha presumido de sus últimos logros, sino que ha criticado con dureza al Partido Republicano de Donald Trump, con una ideología que había calificado poco antes de “semifascismo” en otro acto de partido.
El presidente ha dejado a un lado la agenda oficial y se ha entregado la tarde de este jueves a dos actos de partido en las afueras de Washington. Primero, ha participado en un acto de recaudación de fondos a puerta cerrada con un centenar de donantes en Bethesda (Maryland) y después ha dado un mitin en un polideportivo de Rockville (también en Maryland) al que se han acercado unos 3.700 simpatizantes.
“Respeto a los republicanos conservadores, pero no respeto a los republicanos MAGA”, ha dicho Biden en el mitin en referencia a las siglas del Make America Great Again (que Estados Unidos sea grande de nuevo), el lema que Trump y los suyos proclaman con orgullo y Biden con desprecio. Pero las palabras más gruesas e inusuales las ha pronunciado en el foro más restringido.
“Lo que estamos viendo ahora, es el comienzo o la sentencia de muerte de una filosofía MAGA extrema. No es solo Trump, es toda la filosofía que sustenta el… voy a decir algo, es como el semifascismo”, ha dicho el presidente. “Este no es el Partido Republicano de vuestros padres. Esto es un asunto diferente”, ha señalado también, según las declaraciones recogidas por el periodista al que se le ha permitido el acceso para difundirlas.
Ilusión demócrata
Aunque Biden ha denunciado en reiteradas ocasiones el extremismo en que a su juicio incurren los trumpistas, nunca hasta ahora había dado el paso de comparar su filosofía con el fascismo. Con sus palabras, ahonda en la polarización de la política estadounidense. Los demócratas creen que la vuelta de Trump al primer plano de la escena política a raíz del registro de su mansión de Palm Beach (Florida) les beneficia de cara a las elecciones del 8 de noviembre, en las que se renueva toda la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. De hecho, en algunas circunscripciones, los demócratas han apoyado indisimuladamente a los candidatos trumpistas con el cálculo de que será más fácil batirles en noviembre.
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Los republicanos llevan meses queriendo que las elecciones de mitad de mandato, tradicionalmente desfavorables para el partido del presidente, sean una especie de referéndum sobre Biden, cuya popularidad caía al mismo ritmo que subían los precios. De golpe, sin embargo, las sentencias del Supremo, de mayoría conservadora, sobre el aborto, las armas, la religión y el medio ambiente, una serie de triunfos legislativos y el protagonismo de Trump han devuelto la ilusión a los demócratas. “Mantened la fe”, ha dicho Biden a algunos de los simpatizantes que han acudido al mitin de Rockville.
Durante su intervención, ha presentado a su partido como defensor de los intereses del pueblo frente a los grandes poderes. Durante décadas, ha dicho una y otra vez, cambiando el sujeto en cada ejemplo, han ganado las grandes farmacéuticas, el lobby de las armas, las corporaciones que no pagan impuestos, los negacionistas del cambio climático… “Pero este año no, este año ha ganado el pueblo estadounidense”, remataba cada ejemplo.
Biden se refería a la rebaja de coste de los medicamentos con receta, a la norma que ha restringido ligeramente el uso de armas de fuego (aunque no se conforma: ha prometido prohibir las armas de asalto), al nuevo impuesto mínimo del 15% sobre el beneficio para las grandes empresas o a las medidas de lucha contra el cambio climático. La mayor parte de esos logros están en la llamada ley de Reducción de la Inflación, que, como ha subrayado, recibió el voto negativo de todos los congresistas republicanos. También ha lucido su plan de infraestructuras, la quita en los préstamos universitarios o la norma que incentiva la fabricación de microprocesadores en Estados Unidos. Y ha presumido de logros económicos como la reducción del déficit público o la caída del paro a su mínimo de los últimos 50 años.
El presidente ha animado a votar en las elecciones de mitad de mandato y ha apelado especialmente a las mujeres. “Los republicanos MAGA no tienen ni idea del poder de las mujeres. Déjenme decirles algo. Están a punto de descubrirlo. Oh, sí”, ha dicho. Biden ha pedido el voto para convertir en ley el derecho al aborto, blindar la Seguridad Social y prohibir las armas de asalto.
Biden ha evitado en todo momento referirse al registro de Mar-a-Lago, pero para terminar ha vuelto al ataque contra los trumpistas: “Estamos en un momento grave de la historia de nuestra nación. Los republicanos MAGA no solo amenazan nuestros derechos personales y nuestra seguridad económica. Son una amenaza para nuestra propia democracia. Se niegan a aceptar la voluntad del pueblo. Abrazan la violencia política. No creen en la democracia. Por eso en este momento los que amáis este país, demócratas, independientes, republicanos tradicionales, debemos ser más fuertes, más decididos y más comprometidos para salvar Estados Unidos que los republicanos MAGA que están destruyendo Estados Unidos”, ha dicho entre los aplausos del público.
Incluso en ese foro entregado, un republicano MAGA negacionista electoral ha interrumpido al presidente durante su discurso: “Robaste las elecciones”, ha dicho desde la zona del público, proclamando el bulo más extendido por los trumpistas. Fue abucheado por el público y conducido a la salida.
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