Las arbitras y asistentes de la nueva liga profesional femenina no pitarán este fin semana. Se niegan a hacerlo dada la situación de indefinición ante la falta de acuerdo entre la RFEF y la LPFF sobre el coste del arbitraje femenino.
Así lo han dejado patente en un comunicado emitido esta noche donde dicen expresamente que: “Las árbitras y árbitras asistentes de Primera División Femenina deseamos comunicar nuestra decisión unánime de no dirigir ningún encuentro del Campeonato Nacional de la Primera División en las condiciones actuales de indefinición de nuestra situación laboral y económica”.
Continúa exponiendo que “En el contexto de una nueva competición profesional consideramos que el arbitraje femenino debe tener unas condiciones mínimas para el ejercicio de nuestra actividad dentro de la competición profesional. No es concebible que el estamento arbitral sea el único que quede al margen de un crecimiento que consideramos tan justo como necesario”.
El escrito acaba esgrimiendo que “Las árbitras deseamos prestar el mejor servicio posible al fútbol y eso pasa necesariamente por tener unas condiciones laborales mínimas asimilables a las del estamento arbitral de la competición profesional masculina, lo que implica poder disponer de unas condiciones laborales asimilables que nos permitan dedicar el tiempo necesario imprescindible que requiere estar en una competición profesional. Estamos deseando volver a pisar los terrenos de juego, pero con las condiciones adecuadas.”
Reformemos que la RFEF solicita unos 21.000 euros por arbitraje que, considerando que cada club abona los partidos como local, supone un coste de 315.000 euros por equipo y un total de 5 millones de euros. Cantidades que están muy lejos de la propuesta de la LPFF. Veremos que hace ahora el CSD.