A diferencia de sus compatriotas Lionel Messi y Diego Maradona, de su ídolo Michael Jordan y de muchas otras estrellas mundiales, el baloncestista argentino Emanuel Ginóbili fue construyendo lenta y progresivamente una carrera en la que los logros, los triunfos y los títulos se hicieron desear.
El oriundo de la ciudad bonaerense de Bahía Blanca, declarada Capital Nacional del baloncesto de Argentina, se retiró en 2018 entre aplausos y reconocimientos, pero su crecimiento profesional, sorpresivo para quienes lo conocieron en sus inicios, fue producto de su perseverancia, su espíritu competitivo y su hambre de gloria.
LOS ORÍGENES DE LA LEYENDA
El mejor baloncestista argentino de la historia nació el 28 de julio de 1977 en Bahía Blanca, probablemente la única ciudad argentina en la que el deporte reinante es el baloncesto y no el fútbol.
“Manu” es el menor de los tres hijos que tuvo el matrimonio de Jorge Ginóbili y Raquel Maccari. Sus hermanos, Leandro y Sebastián, también fueron baloncestistas.
Sus familiares, excompañeros y exentrenadores coinciden al afirmar que, de niño, era un jugador apasionado y voluntarioso, pero que no descollaba ni evidenciaba el nivel que luego alcanzó.
El 15 de septiembre de 1993 debutó en el campeonato local de la Asociación Bahiense de Básquetbol con la camiseta número 6 de Bahiense del Norte. Su equipo ganó por 83-78 a El Nacional con solo un punto de Ginóbili, de entonces 16 años.
En su primera temporada jugó 16 partidos y anotó un promedio de 6,50 puntos por encuentro, pero no pudo evitar el descenso de su equipo.
“En ese momento me mató. Lo viví con mucha vergüenza, como una deshonra porque Bahiense es mucho más que un club para mí. Es mi casa. Mi viejo le dedicaba mucho tiempo, mis hermanos habían logrado títulos ahí. Y yo, que no había ganado ni uno en formativas y llevaba apenas un año en Primera, me iba al descenso”, recordó años más tarde Ginóbili.
En 1995 pasó a Andino Sport Club y el 29 de septiembre de ese año debutó en la Liga Nacional de baloncesto (Primera División) de Argentina ante Peñarol. Tenía 18 años e hizo nueve puntos, seis de ellos producto de dos triples. Pero su equipo cayó por 104 a 85.
Al año siguiente pasó a Estudiantes de Bahía Blanca y en 1998 dejó su tierra natal, sin haber conseguido ganar un campeonato, para jugar en Europa.
CONQUISTANDO ITALIA
El escolta fichó por el Viola Reggio Calabria, que jugaba en la Segunda División italiana. En la primera temporada de Ginóbili en el equipo, ascendió a la máxima categoría.
Su primer año en la Primera División italiana fue muy bueno, con un promedio de 17 puntos por partido y poco más de 3 rebotes, 2 asistencias y 3 robos por encuentro.
Su buen nivel lo llevó al Kinder Bolonia, donde se consagró como uno de los mejores jugadores de Europa al ganar dos Copas de Italia (2001 y 2002), una Liga italiana (2001) y una Euroliga (2001), siendo el jugador más valioso en la mayoría de esas competiciones.
MULTICAMPEÓN EN LA NBA
Ginóbili no detuvo su crecimiento profesional el 29 de octubre de 2002 cuando debutó en la NBA, la liga de baloncesto más competitiva del mundo.
Con los San Antonio Spurs ganó cuatro anillos, tres de ellos en los primeros cinco años (2003, 2005, 2007). Volvió a conquistar la NBA en 2014, tras caer en la final de 2013, siempre bajo la sabia batuta del técnico Gregg Popovich.
Es considerado un emblema del club texano, que en diciembre de 2021 retiró el dorsal 20 del bahiense.
Ginóbili, el tercer argentino en jugar en la NBA y el primero en salir campeón, se retiró el 27 de agosto de 2018.
“Hoy, con una amplia gama de sentimientos, anuncio mi retiro del básquet. Ha sido un viaje fabuloso. Mucho más allá de mis sueños más salvajes”, publicó en redes sociales.
En sus 16 temporadas en la NBA disputó 1.057 partidos y promedió en temporada regular 13,3 puntos, 3,5 rebotes, 3,8 asistencias, 1,3 robos y tuvo una efectividad del 83 % en tiros libres, del 37 % en triples y del 45 % en tiros de campo.
CAMPEÓN OLÍMPICO Y RECONOCIMIENTO MUNDIAL
Los logros de Ginóbili no se limitan a lo conseguido a nivel de clubes.
El escolta llevó a la selección argentina a lo más alto y conformó, junto a Luis Scola, Juan Ignacio ‘Pepe’ Sánchez, Fabricio Oberto, Andrés Nocioni, Carlos Delfino, Pablo Prigioni y Walter Hermann, entre otros, la ‘Generación Dorada’ del baloncesto albiceleste que sumó 9 medallas en torneos internacionales.
Argentina se consagró campeona olímpica en Atenas 2004 con un Ginóbili brillante, que también fue clave en la obtención de la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y en el subcampeonato en el Mundial de Estados Unidos 2002.
Durante su carrera, le llovieron elogios, no solo de estrellas del baloncesto como Michael Jordan, Kobe Bryant, LeBron James o Stephen Curry, sino también de sus compatriotas más laureados (como Diego Maradona, Luciana Aymar y Paula Pareto) y deportistas de la talla de Roger Féderer.
El bahiense recibió infinidad de premios y reconocimientos por su trayectoria deportiva y este sábado suma un nuevo hito a su carrera al convertirse en el primer argentino de la historia en ingresar al Salón de la Fama del Baloncesto.