Durante la campaña por el liderazgo del Partido Conservador de Canadá, Pierre Poilievre señaló en varios mítines que desea convertir a su país en el “más libre del mundo”. El pasado sábado se impuso de forma contundente (en primera vuelta y con el 68% de los votos) en el proceso de selección tory. El segundo en el podio fue Jean Charest, ex primer ministro de Quebec (16% de las preferencias). Los seguidores de Poilievre aplaudieron con estruendo al momento de escuchar el resultado; también corearon: “Libertad, libertad”. El partido que representa la oposición oficial en Canadá, y que se ha alternado el poder durante décadas con los liberales, ha depositado su confianza en un político que guarda numerosas semejanzas –en ideas y actitudes- con Donald Trump y otras figuras del populismo de derechas.
En su discurso de victoria, Poilievre hizo un llamado a la unidad. Después lanzó dardos contra el Gobierno de Justin Trudeau, especialmente en la esfera económica. “Este Gobierno ha aumentado la deuda más que cualquier otro. Y entre más gasta, más suben los precios”, expresó. También se refirió con vehemencia a la cultura “woke” (término peyorativo que hace alusión a distintos colectivos de izquierda). Enseguida, enumeró varias de sus promesas más conocidas y subrayó el enojo que ha escuchado del “pueblo”.
Pierre Marcel Poilievre nació hace 43 años en Calgary (Alberta). Comenzó a apoyar a candidatos conservadores en campaña desde los 16 años. Después se graduó en relaciones internacionales y laboró en una firma encuestadora. Funge como diputado por la circunscripción de Carleton (Ontario) desde 2004. Entre 2013 y 2015, se desempeñó como ministro de Instituciones Democráticas y de Desarrollo Social, en años en que Stephen Harper era el premier canadiense. Se ha distinguido por una marcada fiereza en los debates parlamentarios y una constante presencia en las calles (tanto de su circunscripción como de otros puntos del país).
El nuevo líder conservador promete, entre otras cosas, reducir el déficit presupuestario y el aparato burocrático, abolir la tasa de gravámenes al carbono y aumentar la producción petrolera. También ha señalado su oposición a las restricciones sanitarias derivadas de la covid-19. De hecho, apoyó a los camioneros que paralizaron Ottawa a principios de este año. Exhibe sus simpatías hacia las criptomonedas y está enfrentado con varios medios de comunicación del país. Eso sí, ha precisado que no apoyará iniciativas para prohibir el aborto o el matrimonio homosexual.
En febrero, los diputados conservadores forzaron la salida de su líder, Erin O’Toole; apenas transcurridos cuatro meses desde que perdiera las elecciones contra los liberales, y en las que empleó un discurso que buscaba llevar al partido más al centro. Tres días después del cese de O’Toole, Pierre Poilievre anunció su candidatura a la jefatura en una campaña que comenzó en abril. Poilievre no solo se concentró en la base conservadora ya existente: sumó también cerca de 300.000 nuevos miembros en estos meses.
El pasado lunes, Poilievre sostuvo un primer encuentro –ya en calidad de jefe- con los diputados de su agrupación. Afirmó que el Partido Conservador trabajará sin descanso para “transformar el sufrimiento de los canadienses en esperanza”. En dicha cita dijo que Justin Trudeau ha usado la chequera federal sin límites; también lanzó un reto al primer ministro: que se comprometa a no aumentar los impuestos de los canadienses. Poilievre concibe la política como un ejercicio más cercano al boxeo que a la búsqueda de consensos.
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Trudeau había felicitado a Poilievre en Twitter, indicando que deben trabajar juntos “para ofrecer resultados a los ciudadanos de todo el país”. No obstante, este lunes dio respuesta a los primeros ataques del jefe conservador. Dijo que las inversiones realizadas por su Gobierno no solo han sido lo correcto, sino lo más inteligente. “Jamás nos disculparemos por apoyar a los canadienses”, apuntó.
Las próximas elecciones federales están programadas para octubre de 2025. Existe la posibilidad de que puedan adelantarse, ya que los liberales forman Gobierno minoritario. Sin embargo, la agrupación de Justin Trudeau tiene un pacto de colaboración con el Nuevo Partido Democrático, así que lo más probable es que los canadienses acudan a las urnas dentro de tres años. Trudeau no ha descartado presentarse a un cuarto mandato, aunque Chrystia Freeland, viceprimera ministra y también responsable de la cartera de Finanzas, suena como probable sucesora.
La contienda, en todo caso, promete chispas con Pierre Poilievre. “Los liberales deberían estar preocupados. La decisiva victoria de Poilievre confirmó no solo que el partido le pertenece, sino también que ahora está más unificado, más enfocado, más organizado y mejor preparado para ganar”, apuntó Althia Raj en su columna en The Toronto Star.
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