Había muchas miradas depositadas en Antoine Griezmann en el encuentro de este domingo del Atlético de Madrid ante el Sevilla en el Metropolitano. Más por las informaciones y los rumores que volvían a poner en duda su continuidad en el conjunto rojiblanco que por algunas declaraciones sembrando incertidumbre que haya hecho que, a diferencia del año pasado, no se han producido.
Pues bien, los que pronosticaban silbidos para el francés se equivocaron. No hubo. Ni uno. Y sí aplausos y cánticos. Nada que ver con lo ocurrido el año pasado tras ganar la Europa League, cuando el delantero fue silbado por su ambigüedad respecto a su futuro y acabó prácticamente llorando en el césped, hasta que precisamente Godín acudió al fondo sur para decir que no le pitasen, que había decidido quedarse en el Atlético.
Como decimos, la situación fue esta vez muy diferente. A Griezmann se le coreó, casi todo el estadio, nada más comenzar el encuentro. Y él agradeció el gesto saludando a la grada cuando estaba defendiendo una falta en el área de Oblak.
Poco después, cuando se disponía a lanzar un córner en el fondo norte, los aficionados ahí ubicados le brindaron una sonora ovación que él devolvió con más aplausos a la grada. Además, se vio a Griezmann muy motivado durante todo el encuentro, pidiendo siempre el balón y fajándose en tareas defensivas, arrancando los elogios de la hinchada colchonera.
Al término del choque, Griezmann participó activamente en los actos de homenaje a Diego Godín. Primero entregándole un brazalete conmemorativo junto a los otros dos capitanes, Koke y Juanfran, y después acompañando a su ‘hermano’, como sus compañeros, en la vuelta de honor que dio el Faraón al estadio. Además, estuvo animado en los cánticos y no dudó en botar como uno más cuando se cantó aquello de ‘quién no salte madridista es’.
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