El Udinese no es un equipo demasiado conocido para el gran público pese a que se trata de un histórico de Italia en el que llegó a jugar el mismísimo Zico. Últimamente está volviendo a sonar gracias a que allí se encuentra Gerard Deulofeu, ex del Barça, pero también porque el cuadro blanquinegro, que ni mucho menos está confeccionado para ello, marcha en el tercer puesto de la Serie A a 1 solo punto del coliderato del Nápoles y la Atalanta. En su banquillo está Andrea Sottil, un técnico de 48 años que hace dos meses no había dirigido ni un solo partido en la Serie A.
Sottil es el técnico-milagro de este Udinese al que llegó el pasado verano tras quedarse a las puertas del ascenso con el modesto Ascoli. Lo hizo firmando un contrato de tan solo una temporada, pero a buen seguro que en las oficinas del Dacia Arena ya andan con ganas de sentarse a negociar para prolongar el vínculo. Porque Sottil debutó con derrota ante el Milan y un empate posterior ante la Salernitana, pero después de eso han llegado seis triunfos consecutivos. Monza, Fiorentina, Roma, Sassuolo, Inter de Milán y Hellas Verona ha ido, uno detrás de otro, cayendo ante el Udinese de Sottil.
En cuanto al estilo de juego, este Udinese se estructura en un 3-5-2 mucho más práctico que enrevesado. Atrás, los Becao, Bijol y compañía se centran en no cometer errores, por las bandas andan Pereyra y Udogie como puñales de ida y vuelta, en la sala de máquinas se deja ver el emergente Samardzic y arriba Deulofeu pone el talento y Beto el gol. Con todo eso en la coctelera, el elixir resultante es un equipo capaz de plantarle cara a cualquiera tal y como ha quedado claro en lo que va de curso.
Cuando arrancó la temporada, el objetivo del Udinese no era otro que lograr la permanencia. No podía ser de otra manera. Pero llegados al punto actual, ‘que le quiten lo bailao’ a este equipo en el que Andrea Sottil marca los pasos a seguir para luchar por cotas hasta hace poco no imaginadas.