El partido del pasado sábado en el Sánchez Pizjuán acabó con una acción que le pudo costar el partido al Athletic en el tiempo de prolongación. Unai Simón golpeó de forma defectuosa el balón con el pie, En Nesyri cogió el cuero en pleno desajuste rojiblanco para cedérselo a Óliver Torres y este, a la altura del centro del campo, lo mandó cerca del área rojiblanca. Iñigo Martínez, en su intento de cortar la trayectoria de la pelota, la dejó en pies de Lamela con el portero rojiblanco fuera de sitio y Ander Herrera, consciente del peligro, optó por zancadillear al argentino antes de que pudiera rematar.
Gil Manzano decretó la falta correspondiente y mostró amarilla al bilbaíno en torno al minuto 94 de encuentro. Desde la sala VOR, sin embargo, requirieron su presencia y, tras ver repetida la jugada en el monitor, el árbitro extremeño invalidó la amarilla a Herrera y la convirtió en roja. La reacción del centrocampista fue significativa. “Es justa, es justa”, le dijo al árbitro de manera educada antes de tomar el camino de los vestuarios. Lamela envió luego el balón a las nubes en el lanzamiento de falta.
El antecedente
Ander Herrera ya había dejado patente su sentido de la deportividad en su primera etapa como jugador del Athletic. En la 66 Gala de Mundo Deportivo, celebrada en 2014, el entonces también león recibió el XVIII Trofeo al Fair Play “por su honradez al pedir públicamente perdón por intentar engañar al árbitro, simulando una caída dentro del área del Getafe, el pasado mes de noviembre”. El rojiblanco se tiró al césped , pero rápidamente se levantó y con una de sus manos hizo varias veces el gesto de que no había sido nada.