Si las cosas que más cuestan en la vida son las que más se disfrutan, la felicidad de Benzema tiene que ser infinita. El francés conquistó el Balón de Oro tras una carrera intachable, redondeada con la última Champions que alzó con el Real Madrid hace unos meses. Hasta al futbolista más gremial se le reconoció como el mejor en lo individual, icono de un equipo acostumbrado a hacer de lo imposible una mera rutina.
Benzema jamás pisó una alfombra roja como protagonista hasta ahora, si acaso como camarada de un Cristiano Ronaldo que afronta la fase crepuscular de su carrera. El francés, siempre a la sombra, encontró por sorpresa su mejor versión cuando el portugués dejó Madrid. Desde entonces asumió el reto con gusto, sin que le pesara la responsabilidad. Se liberó, y el equipo se articuló a través de Karim porque la pelota siempre mejora a su paso.
El triunfo de Benzema también es el de Florentino Pérez, su gran valedor. El que se personó en Lyon hace ya trece años para ponerle un contrato que con el tiempo se puede considerar vitalicio. La del francés es, sin lugar a dudas, la operación más rentable de un presidente que corrobora una vez más que no le falló el olfato. Con 328 goles, Benzema ya ha superado a Raúl y solo tiene por delante a Cristiano Ronaldo, que firmó 451.
Benzema, con su Balón de Oro
El triunfo del francés en esta edición del Balón de Oro es incontestable tras una temporada para enmarcar. Fue máximo goleador -con 27- de una liga que ganó a cuatro jornadas para la conclusión y también de la Champions -con 15-, escenario en el que el Real Madrid se abona a milagros como ante el PSG, el Chelsea y el City. Cerca de cumplir 35 años, Benzema coge el testigo de Messi en el trono y se asienta como el número uno del mundo.