Se dice que a perro flaco todo son pulgas, y aunque desconocemos su raza bien se puede decir que el Aston Villa ejerció este jueves de un can que sufrió el ataque de todos los bichos habidos y por haber. Se presentaban los ‘villanos’ en Craven Cottage con la intención de lograr un triunfo con el que apagar su crisis, pero lejos de ello padecieron varios contratiempos que llevaron a que la cosa acabase 3-0 a favor del Fulham quedando Steven Gerrard al borde de la destitución.
Al echar a rodar el balón, el vaso podía estar medio lleno o medio vació, pero en realidad, para los intereses del Aston Villa, estaba agujereado. Porque a pesar de que el primer tanto del Fulham no llegó hasta pasada la media hora de juego, las sensaciones fueron favorables a los locales desde el pitido inicial.
Concretamente fue en el 36′ cuando en el despeje tras un saque de esquina la pelota fue a parar al balcón del área, y allí estaba Harrison Reed para conectar un derechazo que se abrió pasó entre el mar de piernas del área para encontrar la red y hacer subir el 1-0 al luminoso.
Con esa mínima diferencia en el tanteo se llegó al descanso, pero tras la reanudación, lejos de espabilar el Aston Villa, al Fulham se le allanó el camino hasta el triunfo. En el 62′ fue expulsado Douglas Luiz tras un encontronazo con Mitrovic en el que el serbio hizo el teatro suficiente para certificar la tarjeta roja, en el 68′ el propio Mitrovic hizo el 2-0 desde el punto de penalti y en el 83′ Tyrone Mings (sí, en propia puerta) firmó el definitivo 3-0.
Todo le salió bien al Fulham y todo le salió mal a un Aston Villa que en las próximas horas podría tener nuevo entrenador tras cerrarse la etapa de Steven Gerrard en Villa Park. Tras 11 jornadas disputadas el Aston Villa tiene 9 puntos, los mismos que un Wolverhampton que marca la frontera con la zona de descenso.