El debate cada vez debiera serlo menos. El martes, por dar descanso al de Ondarroa, se apostó por la pareja Vivian-Yeray en detrimento de un Iñigo Martínez que ni salió a calentar. Mientras él decide sobre su renovación o no y sus compañeros sigan haciendo bien, la apuesta debiera ser por el futuro. Por quien vaya a estar el año que viene.
Sin marginación ni ostracismos, pero con aquellos por delante salvo que bajen el nivel. Convocado y a disposición sí, pero el Athletic debe mirar por el futuro, como dice hacer Iñigo. Igual igual.
Cataclismo. Así se puede calificar la temporada del Sevilla y, en menor grado, la del Atlético. Si bien este último no está lejos de su meta de acabar entre los cuatro primeros, el equipo andaluz es uno de los que en una hasta ahora lamentable temporada están haciendo un hueco a aprovechar.
El reto europeo es más factible que nunca a poco que creamos en ello. Candidatos como el Sevilla de Sampaoli o el Villarreal hoy de Setién, flaquean. Y el calendario. Enero y febrero penalizarán a clubes con muchos mundialistas. Una buena preparación durante el parón es fundamental.