Se acabaron las pruebas. Se acabó aquello de estar sentado sin que una o ambas piernas delaten el nerviosismo, o sufrimiento, que uno experimenta como seguidor del Girona. Después de pasar un domingo de descanso, Míchel y los suyos vuelven a La Vinya para centrarse en las dos competiciones en las que los rojiblancos siguen vivos.
Tras superar con creces una pretemporada que ha dejado un balance de dos victorias, un empate y una derrota, el cuadro ‘gironí’ se centrará en los dos partidos que le comprometen antes de acabar un siempre recordado 2022.
El próximo 22 de diciembre, la expedición viajará a Cáceres para medirse en copa al Cacereño, equipo de la Segunda Federación, sexto en la tabla, metido de lleno en los puestos de play-off de ascenso a una categoría superior. El precedente frente al Quintanar del Rey, hace poco más de un mes, servirá para despejar cualquier tipo de confianza. Míchel no quiere sustos y los conquenses ya llevaron la cita a la prórroga.
Una semana más tarde, en casa y frente a un Rayo vio al mejor Míchel como jugador. Los de Iraola, octavos y muy cerca de las competiciones europeas, visitarán Montilivi con seis puntos de margen sobre los catalanes. Los locales acumulan cinco encuentros oficiales sin perder, los madrileños, un total de siete.
Si todo sucede según lo esperado, los rojiblancos tendrán listos para competir a Yangel Herrera, Reinier Jesus, Rodrigo Riquelme y David López y Borja García, ausentes en los últimos encuentros por molestias o lesiones que les han mantenido apartados, según cada caso. No lo harán Ibrahima Kebé, Juanpe y Javi Hernández, aún de baja.
A cinco encuentros de terminar el ecuador de campaña, los catalanes acumulan 16 puntos, a cinco de la zona roja. De los 15 puntos que les quedan por disputar, seis serán frente a rivales que se sitúan por debajo en la tabla frente a Espanyol y Sevilla.
En tiempos de pedir deseos y escribir cartas a hombres con barba y majestades de Oriente, el Girona pedirá seguir con la misma dinámica con la que se fueron al parón. También les servirá mantener las mismas sensaciones que esta nueva pretemporada. Parece pues, cada vez más, que Míchel y su cuerpo técnico están encontrando la tecla que llevaban tanto tiempo buscando. En, aproximadamente, medio año, Montilivi dictará sentencia y averiguará si esos deseos le son concebidos. Que siga el juego.