Todos los pilotos, como tales, se tomaron el día como si fuera su última carrera. La tensión y competitividad se podía palpar en la zona delimitada para la prensa justo al lado del garaje de salida de los coches a la pista. Estaban compitiendo en la Copa de Naciones de la Race of Champions, un evento que se ha convertido en los últimos años en una especie de ‘show’ invernal en el mundo del motor, una cita para divertirse, más que un enorme trofeo en el palmarés de los pilotos. Sin embargo, todos querían ganar. Nada de ‘amistosos’. Intentaban evitar a la prensa para mantenerse concentrados, todos mirando las tablas de tiempos y los duelos cara a cara que se repetían en cada manga clasificatoria. Había tensión competitiva. Pese a ello, no faltó diversión, obviamente, ya que es uno de los grandes ingredientes de este evento que se disputa en la pista helada de Pite Havsbad (Suecia). Y tampoco faltó la emoción que despertó un momento en especial: el del piloto de F1 (ex de Haas y ahora reserva de Mercedes) Mick Schumacher pudiendo salir a pista a jugársela ante su rival con su madre Corrina Schumacher en el asiento de copiloto.
Madre e hijo salieron a pista juntos dentro de un coche de RX2e del Mundial de RallyCross y Mick aceleró con Corinna al lado.
Hay que recordar que en la Race Of Champions todos los pilotos llevan de acompañante a alguien, generalmente a personas relacionadas con marcas y patrocinadores, para que vivan una experiencia inolvidable compitiendo junto a algunos de los mejores pilotos del mundo de distintas disciplinas. En esta ocasión, Corinna pudo acompañar a su hijo y se convirtió desde este sábado en la más especial que jamás recuerde Mick.
Además, Corinna vivió otro momento para enmarcar al poder hacer de copiloto de un icono como Sebastian Vettel, gran amigo de la familia, que intentó ayudar a Mick Schumacher en sus dos primeros años en la F1 de la misma manera que el padre Michael Schumacher hizo con ‘Seb’ cuando era joven.