Este fin de semana se retira la colegiada más veterana del fútbol español. Se trata de la extremeña Marta Frías, de 42 años de edad, y después de dos décadas dedicada al arbitraje.
Frías Acedo alcanzó la categoría Nacional en 2009 y en 2012 ascendió a la categoría FIFA y UEFA. Ya en la temporada 2017-18 pasó a formar parte del selecto grupo de 20 mujeres elegidas para pitar, de forma exclusiva, la Primera División Femenina. El Athletic Club de Bilbao – UDG Tenerife será su último encuentro. Hace apenas unas semanas pitó la final de la Supercopa de España entre el Barcelona y la Real Sociedad donde se proclamó campeón el equipo azulgrana. Y lo hizo en su tierra, en el Estadio José Fouto de Mérida. En agosto llevó la voz cantante de las quejas de las colegiadas por un sueldo más acorde con la nueva categoría profesional y que provocó una huelga arbitral en la primera jornada. La colegiada se ha querido retirar con esta carta.
Carta de Marta Frías:
“¡Pitido final! Carta abierta de la árbitra de Primera División Marta Frías Acedo. Imagino que es cierto que la vida es una suma de etapas, y que cada etapa dura su tiempo, que madurar es abrazarlas todas. Que quererse es admitir que la caída no impide un nuevo alzamiento y que quien no se resiste a decir adiós cuando corresponde, gana. Y yo hoy he ganado: amigos, viajes, experiencias, lágrimas, sonrisas, personas que en algún momento, sin más, te cambian la vida… Soy una persona que piensa que es tan importante aguantar como saber cuándo toca irse; tal vez la vida no solo son trenes a los que subir, sino también estaciones en las que bajar. Y yo, me bajo aquí, en la estación de las GRACIAS”.
A la RFEF, liderada por Luis Rubiales, por toda la implicación y afecto que ha tenido siempre con el colectivo arbitral y de manera extraordinaria con las árbitras; a toda la junta directiva del Comité Técnico de Ábritros, encabezada por mi presidente Luis Medina Cantalejo; a la RFAF; a todo el Comité de Árbitros de Aragón y a todos los empleados y a todos mis compañeros árbitros.
Gracias a todas las personas que han sido necesarias para que, de una manera u otra, siguiera creciendo. No hace falta nombrarlas, ellas saben que detrás de cada sonrisa está la mía.
Gracias a mi familia por creer siempre en mí, por mostrarme todo su apoyo incondicional durante todos estos años. Sin ellos no hubiera sido posible.
Pero, sobre todo, gracias al arbitraje, por permitirme sentir tantas emociones, por darme tantos momentos de felicidad, por haberme enamorado de esta manera tan diferente. Él me lo ha dado TODO y espero poder devolverle un poquito de ese cariño.
Me voy feliz y orgullosa de ver la evolución que ha tenido el arbitraje femenino desde que comencé, ¿quién me lo hubiera dicho?
No quiero terminar sin animar a las nuevas generaciones a que prueben a coger un silbato, a que se apunten a ser árbitra, a que dejen que se convierta en una de sus pasiones.
Ha sido un privilegio y un honor haber sido árbitra”.