Las autoridades de Turquía y Siria informaron que el número de víctimas mortales a causa de los terremotos registrados este lunes cerca de la frontera de ambos países es de 11,200 personas, mientras que la cifra de heridos supera las 41,665 víctimas, en un balance aún sin terminar de definir.
El vicepresidente de Turquía, Fuat Otkay, detalló a primera hora del miércoles que 8,574 personas han fallecido en su país, mientras que 37,011 han resultado heridas.
El Gobierno de Recep Tayyip Erdogan creó un Centro de Gestión de Crisis en el Ministerio de Defensa para “enfrentar este gran desastre”, con el fin de transportar al personal y el equipo de rescate a través de un puente de ayuda aérea.
Erdogan declaró el martes el estado de emergencia en 10 provincias turcas devastadas por dos terremotos , pero los habitantes de varias ciudades turcas afectadas expresaron su enojo y desesperación por lo que consideraban una respuesta lenta e inadecuada de las autoridades al terremoto más mortífero que ha sacudido Turquía desde 1999.
“Aquí no ha llegado ni una sola persona. Estamos bajo la nieve, sin casa, sin nada”, dijo Murat Alinak, cuya casa en Malatya se derrumbó y cuyos familiares están desaparecidos. “¿Qué voy a hacer, adónde puedo ir?”.
El ministro de Defensa, Hulusi Akar, señaló que 2,600 miembros del personal de rescate han sido trasladados de varios puntos del país a los lugares afectados, junto con 78 vehículos, otros materiales y 75 aeronaves, según informó la agencia de noticias Anatolia.
Por su parte, el sismo dejó 2,662 muertos en Siria. Al menos murieron 1,250 personas y se produjeron 2,054 heridos en las zonas controladas por las autoridades, según datos del Ministerio de Sanidad sirio publicados en su perfil de la red social Facebook. Estos datos corresponden a las provincias de Alepo, Hama, Latakia, Tartus y las zonas de Idlib en manos de las fuerzas gubernamentales.
“Estamos en una carrera contra el tiempo y trabajando con las máximas energías disponibles y con la cooperación de todas las partes”, reza un comunicado de la cartera de Sanidad siria, que señala que el Ejecutivo del país han repasado las medidas de emergencia que rigen la situación.
A las cifras gubernamentales sirias hay que sumar más de 1,280 muertos y 2,600 heridos en las zonas controladas por los rebeldes en las provincias de Idlib y Alepo (noroeste), según dijo la Defensa Civil de Siria, conocida como ‘cascos blancos’, a través de su cuenta en Twitter, donde insistió en que “se espera que el balance aumente significativamente, ya que cientos de familias permanecen atrapadas bajo los escombros más de 50 horas después del seísmo”.
Asimismo, los ‘cascos blancos’ señalaron que más de 360 edificios han quedado completamente destruidos, mientras que más de un millar están “severamente destruidos”.
“Nuestros equipos hacen muchos esfuerzos, pero son incapaces de responder a la catástrofe y al gran número de edificios derrumbados”, declaró el jefe del grupo, Raed al-Saleh.
Se está acabando el tiempo para salvar a cientos de familias atrapadas bajo los escombros de los edificios y se necesita ayuda urgente de los grupos internacionales, dijo.
Un alto responsable humanitario de la ONU dijo que la escasez de combustible y el duro clima invernal también estaban creando obstáculos a su respuesta.
“La infraestructura está dañada, las carreteras que solíamos utilizar para el trabajo humanitario están dañadas, tenemos que ser creativos para llegar a la gente… pero estamos trabajando duro”, dijo a Reuters el coordinador residente de la ONU, El-Mostafa Benlamlih, en una entrevista por videoconferencia desde Damasco.
(Con información de Europa Press y Reuters)
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