El piloto del camión MAN 6×6 del KH-7 Epsilon Team, Jordi Juvanteny, sumó este enero 31 Dakares. A su lado, su gran amigo y copiloto José Luís Criado alcanzó el número 32. En la carrera más dura del mundo les ha pasado de todo, pero jamás olvidarán el Dakar 2023. Jordi y José Luís querían devolverle una pequeña parte de las alegrías que les ha dado el Dakar trabajando duro durante el 2022 en un proyecto que debía ayudar al futuro de la carrera. Se presentaban como un proyecto pionero. Este año estaba marcado en rojo para la entrada de competidores que corrieran con hidrógeno, pero se encontraron que, debido a la complejidad de esta empresa, fueron los únicos atrevidos en presentarse en Arabia Saudí con un camión híbrido con un sistema que sustituyera el 30 o 40% del gasoil por un combustible totalmente limpio: hidrógeno.
La primera sorpresa llegó día 8 de diciembre. “Cuando el camión ya estaba en el barco y viajaba hacia Arabia Saudí, la FIA nos envió un e-mail diciendo que como que los proyectos de hidrógeno no estaban listos para este año, posponían el reglamento de hidrógeno para el 2024”, expresó Juvanteny a MD.
La segunda sorpresa llegó una vez estuvieron en Arabia Saudí. “Nos dijeron que no podíamos competir porque no había un reglamento publicado”. Fueron 3 días complicados y de muchos cambios. “El último día nos cambiaron 4 veces de dorsal”. Incluso les propusieron correr las etapas usando diésel y solo utilizar el hidrógeno en los enlaces. Pero esa no era la idea. El KH-7 Epsilon Team había trabajado en un sistema que fuera útil no solo para el Dakar, sino también para el futuro de las mercancías. En concreto, para el Puerto de Barcelona, su patrocinador tecnológico, interesado en analizar los datos de su camión en el Dakar y con pruebas posteriores para poder sacar conclusiones muy válidas para el uso del hidrógeno en el transporte de mercancías.
El MAN 6×6 del KH-7 Epsilon Team, en el Dakar 2023
“En el Puerto de Barcelona, cada día entran 6.000 camiones. Y al margen de los camiones, hay que pensar en los barcos, los aviones, la minería, la maquinaria de obra pública. Ahí el hidrógeno tiene mucho que decir”, apuntó Juvanteny a MD en la previa al Dakar. Por todo ello, era esencial que pudieran competir usando un sistema que cuando fue revisado por los técnicos de la FIA, sorprendió positivamente a todos. Competir solo con diésel no tenía sentido. Y finalmente, tras muchas dudas, ASO creó una categoría especial a última hora para que el KH-7 Epsilon Team pudiera competir fuera de los vehículos FIA, como único vehículo de la clase ‘Challenge New Energy, pero saliendo el último, a 15 minutos de diferencia, con el terreno totalmente destrozado y sabiendo que llegarían de noche todos los días. El reto de llegar a la meta se complicaba mucho.
“En un hotel de estrellas”
La tripulación fue superando cada día con nota, demostrando que el sistema de hidrógeno funcionaba a las mil maravillas y con tiempos similares a los que hacían en años anteriores, aunque esta vez siendo mucho más sostenibles. Lo estaban bordando, pero todo se torció en la etapa 12.
El equipo intentó subir una gran duna en la que había varios camiones y un coche con complicaciones. “Nos quedamos a solo tres metros de lograrlo”, recuerda Juvanteny. El piloto tuvo que dar marcha atrás, retrocediendo unos 100 metros. Y cuando ya estaba casi abajo, una zona de arena se desprendió y el camión se tumbó hacia la derecha. Era imposible levantarlo. Tuvieron que hacer noche allí, y al estar el camión tumbado, tuvieron que sacar los sacos de dormir y estirarse en la arena. “Era un hotel de estrellas. Si hubiéramos estado en condiciones de saborearlo, era brutal. Hacía frío, pero no mucho y con el saco de dormir se estaba bien”, asegura Jordi.
El MAN 6×6 del KH-7 Epsilon Team, volcado en la arena en el Dakar 2023
El MAN 6×6 del KH-7 Epsilon Team, volcado en la arena en el Dakar 2023
“A la mañana siguiente nos dijeron que vendrían a ayudarnos. Y tras 24 horas, a media tarde, llegaron dos coches de la organización. Nos dijeron que venían dos camiones, pero no pudieron llegar porque el sitio era de acceso complicado”, agregó. Empezaron a trabajar con lo que tenían. Eran un total de 9 personas y dos coches. Con unas eslingas de 10 metros fueron dando tirones al camión para moverlo centímetro a centímetro y a su vez apartando arena. Cuando ya tuvieron las ruedas sin arena debajo y el camión balanzeándose, apoyado sobre el chasis, con dos coches más empezaron a estirarlo para levantarlo un poco, acelerando sin parar con los coches mientras iban añadiendo arena en uno de los lados para que el camión se apoyara en ella y fuera elevando su inclinación. Volvieron a tirar, y a la tercera, con los cuatro coches ligados de dos en dos en forma de trenecito, el camión de 12 tonaledas se levantó. “¡Fue un milagro!”, expresó Juvanteny. Todos empezaron a gritar de alegría.
Ya era de noche, y allí les ofrecieron unos platos de pasta en pleno desierto. “Era pasta con salsa de bote… ¡pero qué buena estaba!”, recuerda el catalán, ya que asegura que por los nervios que pasaron casi no habían comido durante todo ese día. A la mañana siguiente, tocó salir de esa complicada zona y luego hacer más de 950 km por carretera hasta Dammam. Llegaron, pero ya habiendo abandonado. Eso sí, se llevaron la alegría de sacar su camión de allí y demostrar durante su aventura el buen rendimiento de su sistema con hidrógeno, aportando datos relevantes para el Port de Barcelona. Ahora, esperan que en 2024 la FIA, con su ayuda, cree un reglamento que les permita competir como cualquier otro camión. Todo ello, después de hacer historia. Han sido pioneros.