Karim-David Adeyemi, el futbolista más rápido de la Bundesliga, lanzó y culminó el contraataque decisivo, inalcanzable en su cambio de ritmo en el duelo individual al que se encomendaron Enzo Fernández y el Chelsea, superados este miércoles en el partido de ida de los octavos de final de la Champions por el trepidante atacante y sus once toques en diez segundos, por más que el medio centro argentino, Joao Félix o Mykhailo Mudryk propusieron todo lo contrario, sin la eficacia goleadora del internacional alemán.
A raíz de un córner en contra, a favor del conjunto londinense, provocado por un tiro de Reece James que repelió a saque de esquina el portero local, el suizo Gregor Kobel, y superada la hora de partido, después de los remates fallidos en el área contraria de Kai Havertz y Joao Félix en esa misma acción, el despeje de espaldas de Raphael Guerreiro originó la vorágine que desató Adeyemi desde la mitad de su campo hasta la otra portería.
Su único tiro entre los tres palos fue gol. También propuso otros tres, uno fuera y dos bloqueados, según las estadísticas oficiales de la UEFA. Realmente, el Borussia Dortmund tan solo conectó dos disparos sobre el marco de Kepa Arrizabalaga, el gol y otro de Julian Brandt. Nada más. El Chelsea lanzó ocho. Dos de Enzo Fernández, uno de Joao Félix contra el larguero, otros dos de Reece James, uno de Hakim Ziyech, otro de Kai Havertz…
A los 62 minutos y 27 segundos de juego, Adeyemi amortiguó el balón aéreo con el pie derecho, con sólo Enzo Fernández y el portero Kepa Arrizabalaga por delante, los únicos obstáculos que lo aguardaban para impedir lo que finalmente consiguió: a los 62 minutos y 36 segundos batió al guardameta español, tras sobrepasar a Enzo Fernández con un cambio de ritmo y sortear a Kepa para el 1-0.
Una carrera de once toques, incluido el control, diez de ellos con la derecha; los primeros cortos, con la pelota pegada al pie, hasta que abordó a Enzo Fernández, al que superó con uno más largo, el noveno de su conducción, consciente de que era mucho más rápido que el centrocampista argentino. El décimo fue para driblar en su salida a Kepa. El undécimo, el del gol a portería vacía, algo esquinado después de regatear al portero, fue el único con la izquierda de todo el incontestable trayecto. Definitivo.
No lo fue Enzo Fernández, aunque su encuentro fuera notable, con una oportunidad incluida al final, en el minuto 95, a la que voló Kobel; ni Joao Félix, cuya actuación fue de alto nivel, sobre todo en el primer tiempo con sendas ocasiones que de haber resuelto con más tino hubieran deparado otro marcador (una, en el minuto 31, la tiró fuera; otra, en el 38, tras una maniobra preciosa, lo estrelló contra el larguero), ni Mykhalo Mudryk. Los tres, su equipo en general, jugó para más de lo que consiguió en el Signal Iduna Park.
Tampoco Jude Bellingham, el astro de 19 años deseado por toda Europa, en el vibrante encuentro, sin matices ni términos medios, que desplegaron ambos equipos. Ofreció su fútbol, su potencia, sus cualidades… Incluso se jugó la segunda amarilla.
El goleador fue Adeyemi, traspasado este verano del Salzburgo al Borussia Dortmund por 30 millones de euros, en una temporada que ha transcurrido por debajo de las expectativas del internacional alemán de 21 años, sin minutos en el Mundial de Qatar 2022, sin la producción goleadora ni de asistencias ni de juego esperada en su primer curso en la Bundesliga, lejos de todo lo que deslumbró en la campaña anterior: 23 goles en 44 choques.
Nada más sumaba cuatro con el Borussia Dortmund en sus 22 encuentros precedentes, titular en 16 de ellos, hasta este miércoles, pero dos de ellos concentrados en sus dos últimos partidos (tres en tres compromisos con el logrado ante el Chelsea). Los anteriores se remontaban a meses atrás. Uno al 5 de octubre, cuando marcó en el 1-4 al Sevilla en la Champions. Otro al 29 de julio, en la Copa de Alemania, ante el Múnich 1860.
Hasta este miércoles, cuando confirmó su reacción de los últimos duelos, cuando remarcó a Europa la velocidad, la calidad y las posibilidades que tiene, cuando el futbolista con la carrera más rápida de la temporada en la Bundesliga (36,65 kilómetros por hora) se reivindicó con un golazo que propone a su equipo para alcanzar los cuartos de final de la Champions, previo paso por el ‘combate’ de vuelta en Stamford Bridge.