La NBA sorprende cada día. Su constante capacidad de reinvención es lo que le convierte en la mejor liga del mundo en todos los aspectos. Había anunciado que quería rendir un homenaje especial a LeBron James una vez convertido en el máximo anotador de todos los tiempos e impactó desde la elegancia de la sencillez.
El acto tuvo lugar en el descanso del partido del All-Star entre el equipo de ‘Bron’ y el de Giannis Antetokounmpo. En lugar del clásico vídeo o de los súper montajes audiovisuales que se llevan ahora, la liga estadounidense fue directa a tocar la fibra.
Primero, apareció en la cancha Karl Malone -tercer máximo anotador de la historia-, para que a continuación lo hiciera Kareem Abdul-Jabbar, ahora segundo en la lista tras ser superado hace dos semanas por ‘The King’.
Lo previsible era que el siguiente en comparecer fuera LeBron, pero no. Antes, lo hizo Dwyane Wade, con quien el astro de Akron ganó sus dos primeros anillos en los Heat (2012 y 2013). Wade quiso poner en valor todas las facetas de valor de ‘Bron’ aparte de la de jugador: la de compañero de vestuario, amigo, padre, marido…
“Nadie volverá a hacer lo que ha hecho LeBron”
Terminado su breve pero emotivo discurso, apareció LeBron James con todas las ceremonias y se fundió en un icónico abrazo con Malone y Abdul-Jabbar. “Nadie volverá a hacer lo que ha hecho LeBron James”, dijo Malone el día anterior en una comparecencia ante los medios refiriéndose a su plusmarca. Por homenajes tan sumamente respetuosos con la historia, tan sentimentales, la NBA es la mejor liga del mundo.