Un jugador de la casa que encontró en 2013 el punto álgido de su carrera. Fue titular en el último derbi del viejo San Mamés y llegó a jugar más de 200 partidos con la Real antes de marcharse a Getafe y tener que retirarse por problemas de rodilla. Markel Bergara (Elgoibar, 1986) recuerda aquel partido con cariño y está entregado al actual equipo en su nuevo rol de aficionado raso.
¿Qué ha sido de Markel Bergara tras la retirada?
Dejé el fútbol por una lesión en la rodilla que no pude darle la vuelta. Me empujó a retirarme y tuve que hacerlo a mitad de temporada, me lo recomendaron. Me dediqué a formarme, me saqué la titulación de entrenador hasta el máximo nivel e incluso la de director deportivo. Y luego siempre me ha gustado mucho el mundo de la inversión y el inmobiliario, e hice una serie de cursos y ahora estoy metido en el mundo de la promoción y la gestión de inversión inmobiliaria.
Simplemente aficionado de la Real, entonces.
Eso es. La verdad es que lo veo como aficionado total.
¿Suele ir a Anoeta?
Sí, voy a todos los partidos. Organizo la agenda en función del partido. Estoy disfrutando un montón. Cuando estás en actividad en Getafe veía partidos pero es como que ahora me he vuelto a enganchar.
Se cumplen 10 años del triunfo por 1-3 en el último derbi del viejo San Mamés. ¿Qué recuerda de aquel día?
Soy bastante malo para recordar partidos pero bueno. Al final para un chaval el derbi siempre es lo más especial, era el partido del año, el que más ilusión te hacía jugar y ver. Suelen ser especiales por todo lo que conllevan. Nosotros veníamos de años complicados en Segunda, volvimos a Primera y era como que estábamos volviendo a ser la Real que todos queríamos. Además estábamos haciendo un buen año. Fue una forma de consagrarnos de nuevo en Primera, ganando en San Mamés. Fue bonito.
La Real llevaba sin ganar allí desde la 2000/2001. ¿Cuánta importancia le dieron al encuentro?
Me acuerdo que lo celebramos mucho. Estuvimos todos saltando. Para nosotros fue una especie de ‘hemos vuelto a Primera, ya han pasado los años malos’. Las cosas nos estaban funcionando, con un bloque de jugadores muy bueno.
¿Recuerda algo en particular? El famoso ‘tortazo’ a Herrera, por ejemplo.
(risas). La anécdota que tuve con Ander, bueno. No me siento del todo orgulloso de ello, pero fue una reacción que tuve pero realmente entre que no fue demasiado y que él lo exageró pues bueno, es una anécdota de esas que tienes en la carrera deportiva. Me lo recuerdan muchísimo. La gente cada vez que hay un derbi me lo dice. Con Ander tengo relación de amistad, me acuerdo que después del partido coincidimos en un acto y estuvimos hablando de ello. Ahí está para recordar desde ese punto de humor, ¿no?
Aquel fue su partido 99 con la Real. Había tenido lesiones, poca continuidad. ¿Cómo llegó al encuentro?
Sí, yo desde que doy el salto desde el Sanse mi dichoso cuerpo no me dio tregua. Pocos años tuve la posibilidad de tener continuidad. Ahora que lo veo con perspectiva, es que me lesionaba muchísimo. Empecé con musculares, luego articulaciones, terminé con los huesos. Mi cuerpo me ha puesto muchas limitaciones. Yo he seguido y seguido y muchas veces me ha faltado esa continuidad. Y sin continuidad no hay rendimiento. Hubo un poco de todo. Ahí sí es cuando con los fisios y mi trabajo conseguí no lesionarme y esos 2-3 años que tuve continuidad fueron los mejores. Lo asocio mucho a esa continuidad que el físico me dio.
Coincide su mejor momento con una Real de Champions. ¿Queda ese equipo guardado con especial cariño para todos sus miembros?
Para mí, personalmente, fue el año que más he disfrutado en un terreno de juego. Nos juntamos un grupo de gente que nos llevábamos muy bien y los resultados acompañaban. Había jugadores que luego se demostró que eran de mucho nivel. Creo que nos cogió a todos con una edad futbolística muy buena. Como que todo cuadró muy bien para un año, unos años muy bonitos. Fue también ver que habíamos dado la vuelta a toda la mierda que habíamos comido en Segunda, con una filosofía con mucha gente de casa además. Era un motivo de orgullo.
También le dieron la vuelta a la dinámica de los derbis. Venían de perder los dos del curso anterior, curiosamente el único que usted jugó y perdió ante el Athletic.
Sí, es la percepción que he tenido yo también en los últimos años. Que cada vez que se acercaba un derbi teníamos motivos para ilusionarnos. Íbamos con confianza. La cabeza influye mucho y es verdad que cogimos esa dinámica positiva. Muy orgulloso, la verdad. Sabíamos lo feliz que hacíamos a la gente.
¿Cuánto lamenta no jugar un derbi en el nuevo Anoeta?
Sí, ahora es que Anoeta es una gozada. Me parece otro estadio. Sí, que me da envidia. Nosotros vivimos años buenos y no tan buenos, pero considero que esos buenos con este campo y con cómo está la afición los hubiéramos disfrutado todavía más. La gente está enganchadísima, sobre todo la veo muy positiva. Es importantísimo para los jugadores que la atmósfera de alrededor sea así. Nosotros, en los años no tan buenos, no vivimos eso y al final influye en el juego. Cuando un campo está negativo, influye en la cabeza del jugador. Y ahora al contrario, la gente están enganchadísima. Además los jugadores están dando un rendimiento espectacular, devolviendo el apoyo con fútbol. Ahora mismo es motivo de orgullo ser de la Real.
¿Da gusto ver jugar a esta Real de Imanol?
Es una gozada. Dices con la boca grande que eres de la Real. Para mí, el equipo actual, los jugadores, cómo juegan, la humildad, lo trabajadores que son, representa tan bien todo lo que significa la Real…Me siento identificado con el grupo que hay y todo lo que transmiten. Y a nivel futbolístico es una pasada cómo juegan. Por desgracia, nos están acostumbrando mal (risas).
El único superviviente realista de aquel derbi es Illarramendi, su pareja en el doble pivote. ¿Cómo le ve ahora que ha resurgido?
Hablo mucho con él. Es de los que más relación tengo. Me alegro un montón por él, ha vivido un poco lo que viví yo. Cuando entras en una lesión, sales, vuelves a lesionarte entras en una dinámica de entrenar con miedo, no juegas y no coges forma. Y ahora, como le han dado tregua las lesiones, ha cogido ritmo y se ve lo bueno que es. Todo jugador necesita coger ritmo y ahí sacas lo mejor de ti mismo. Cuando está bien, es muy bueno, muy bueno.
¿Repetirá este equipo la gesta de entrar en Champions que lograron ustedes hace 10 años?
Yo creo que sí. Confío plenamente en ellos. Si siguen con la misma dinámica, que creo que lo harán, les veo peleando por ello y lo van a lograr. Empujaremos entre todos.
¿Y veremos al formado Markel Bergara ganar un derbi como entrenador en San Mamés?
(risas). Es verdad que soy un apasionado del fútbol, me gusta mucho. Pero ahora estoy centrado en otras cosas y, por ahora, no me ha picado tanto el gusanillo como para ser entrenador y prefiero ver el fútbol desde el punto de vista del aficionado. No me veo entrenando aún.