El 20 de enero de 2008 el Espanyol visitaba al Valladolid en la primera jornada de la segunda vuelta. Lo hacía como cuarto clasificado y apenas tres derrotas en su haber. Los pucelanos, anfitriones, ocupaban una desahogada novena plaza. Se preveía un partido igualado, en el que la suerte podía caer de un lado u otro. Al final sonrió a los locales por 2-1.
Lo que no entraba en ningún cálculo es que en menos de 8 segundos los albivioletas, dirigidos por José Luis Mendilibar, se habrían adelantado ya en el marcador en el que sería el gol más rápido de la historia del campeonato.
Pero sucedió, porque los imposibles existen para hacerlos realidad. Sacó de centro el Valladolid y Víctor Fernández mandó largo el balón a Joseba Llorente, que sin pensárselo remató al fondo de las mallas pericas. Ernesto Valverde, técnico entonces del Espanyol, no se lo podía creer. Cálculos precisos fijaron el gol a los 7,3 segundos de partido. Lo nunca visto.
Este domingo, pucelanos y catalanes vuelven a verse las caras en Valladolid, feudo tradicionalmente difícil para el Espanyol. Lo harán 15 años y 44 días después de aquel gol. De un tanto que se ganó el honor de entrar, por derecho propio, en la historia de LaLiga.