El SV Spakenburg, equipo de tercera división de un pueblo de pescadores y panaderos de la provincia neerlandesa de Utrecht, se ha clasificado para las semifinales de la Copa de Holanda, pero su eventual llegada a la final viene con polémica: los estatutos del club cristiano no le permiten jugar en domingo.
La negativa del Spakenburg a jugar un partido de fútbol en domingo es unánime, lo sabe hasta la Real Asociación Neerlandesa de Fútbol (KNVB). La religión aún juega un papel importante en este pueblo de 21.000 habitantes, donde muchos van a misa ese día y dedican el resto de la jornada a descansar o visitar a la familia, pero sin molestar ni hacer ruido.
Ahora que el SV Spakenburg se ha clasificado para las semifinales junto al Feyenoord, Ajax y PSV, los dos grupos que pasen a la final tendrán que enfrentarse por la copa previsiblemente el domingo 30 de abril en De Kuip (Stadion Feijenoord), el estadio de la ciudad de Róterdam.
“No, eso no es posible”, dijo el presidente del Spakenburg, Marc Schoonebeek, cuando se le preguntó por este escenario. La KNVB aseguró al canal público NOS que no descarta ajustar el día del partido por adelantado y asegura que habrá un encuentro para consultas entre representantes de los clubes que están en semifinales para decidir una fecha concreta.
“Nuestro planteamiento es que sea un partido de sábado por la noche. Si es un domingo, creo que diremos que no, pero eso no está claro todavía”, dijo Schoonebeek.
Esto va incluso consagrado en los estatutos del club cristiano: “La finalidad de la asociación es la práctica y promoción del deporte en general y del fútbol en particular, todos los días de la semana, excepto el domingo”, reza.
Esta es la norma general escrita, pero el presidente del club admite que no todos los jugadores ven esto como un problema porque “los chicos dentro del grupo de jugadores son diferentes”, aunque también sabe que “no sería la primera vez que hay que ceñirse a los estatutos”, señaló.
El descanso dominical aún se toma en serio en varios lugares de Países Bajos, sobre todo en los pueblos religiosos alrededor del Cinturón Bíblico. Los vecinos no taladran, ni pasan el aspirador, ni ponen música en alto, y menos hacen la compra un domingo en muchos pueblos porque los comercios permanecen cerrados este día desde siempre.
El entrenador del Spakenburg, Chris de Graaf, tampoco tiene claro que su equipo vaya a llegar a la final. Jugará la semifinal en casa contra el PSV el 4 de abril, después de conseguir este martes el permiso del municipio para ampliar el estadio con gradas temporales para los alrededor de 8.000 espectadores que espera para su día especial.
El técnico cree que haber llegado a semifinales “ya es genial para el pueblo”, que en realidad se divide entre aficionados de los rojos (IJsselmeervogels) y de los azules (Spakenburg), dos rivales unidos ahora en la celebración de una victoria común: la derrota la semana pasada del FC Utrecht en los cuartos de final a manos de futbolistas del pueblo.
El club, que tiene sus orígenes en 1931, sobrevive gracias a socios y voluntarios locales, pero también a sus cerca de 300 patrocinadores, que incluyen empresas locales (desde panaderías, pescaderías, floristerías y otras tiendas del municipio), pero también compañías con un carácter más internacional, como Domino’s Pizzas o Amstel.