Organizaciones de la sociedad civil que han documentado los abusos del programa Pegasus en México consideraron pertinente que el Congreso llame a comparecer de manera pública al general Luis Cresencio Sandoval, secretario de la Defensa Nacional.
Artículo 19, la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D) y Social Tic dijeron que es insuficiente que solo se pida un informe sobre el tema, como adelantó el senador Ricardo Monreal.
El llamado ocurre a días que se documentó que el Centro Militar de Inteligencia espió de manera ilegal las comunicaciones privadas del activista Raymundo Ramos, después de que soldados estuvieron involucrados en el abatimiento de 12 personas en Nuevo Laredo.
En comunicado, las organizaciones de la sociedad civil remarcaron que el Ejército debe aclarar cuáles son sus facultades legales para intervenir comunicaciones privadas.
Piden que se establezca si el presidente Andrés Manuel López Obrador conoce las tareas del Centro Militar de Inteligencia y las intervenciones a comunicaciones de periodistas y defensores de derechos humanos.
Las organizaciones se dijeron listas para acudir ante el Congreso para presentar la evidencia que comprueba el uso ilegal del programa de espionaje por parte del ejército mexicano.
El reportaje: así utilizó Sedena el programa Pegasus contra un defensor de derechos
El Ejército mexicano espió con Pegasus al activista Raymundo Ramos y utilizó la información extraída para afectar la documentación de violaciones graves a los derechos humanos, incluyendo el caso donde soldados abatieron a 12 civiles en Nuevo Laredo, Tamaulipas.
Una investigación de la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D), Artículo 19 y Social Tic permite establecer que el activista de Nuevo Laredo fue blanco de una campaña de seguimiento por parte del Centro Militar de Inteligencia, un organismo que opera en la secrecía y bajo el mando directo del secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval.
En sus documentos secretos, el Ejército dice que Ramos trabaja para el ‘Cártel del Noreste’, aunque solo describe sus comunicaciones privadas con víctimas y periodistas para intercambiar información.
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