Jokic lo tiene claro: "Jordi Fernández puede ganar la NBA. ¿Por qué no?"

Jokic lo tiene claro: "Jordi Fernández puede ganar la NBA. ¿Por qué no?"

En 2006, la última vez que los Sacramento Kings jugaron playoffs -los Peja Stojakovic, Ron Artest y compañía-, todo empezaba en Estados Unidos para Jordi Fernández (Badalona, 27-12-1982), dando a conocer a sus 23 años, más niño todavía que adulto, ese entrenador con intensas ansias de expansión en la academia de desarrollo de jugadores Impact Basketball Academy de Las Vegas. 

Su primer verano de ‘erasmus’ en América en ese mundo tan distinto, miembro de la última generación de veinteañeros o una de las últimas que veía todavía la vida más a través de los ojos que de las pantallas, cuando los libros y los periódicos tenían su mayoría aún en el metro y en la escena de la vida pública.

Cuando también el ‘boom’ de Pokémon y su anonadada masa de seguidores que perdían la noción del tiempo, diciéndose por ahí que la desventaja es que “enganchaba mucho”. Entre sus fans, el Nikola Jokic niño al que vuelve de vez en cuando pegándose maratones de cinco horas seguidas viendo la serie. No es muy expresivo tampoco fuera de la cancha, pero el serbio, seis años compartiendo vida con el badalonés en Denver -donde ejerció de entrenador asistente de Michael Malone-, simplemente porque la NBA es cada día, asiente varias veces al oír su nombre. “¿Una pregunta sobre Jordi? Por supuesto”, afirma el serbio, casi minuto y medio la duración de su respuesta. 

“Primero de todo, Jordi es una gran persona. Estoy feliz por él, está haciendo un buen trabajo con Mike (Brown, el primer entrenador de los Kings). Es un entrenador europeo que se ha desarrollado como entrenador NBA, tiene buena mentalidad, es un ‘mix’ de ideas entre la NBA y Europa y viene de España, que ha ganado mucho en los últimos. ¿Si puede ganar la NBA? Por qué no, por qué, por qué no, por qué no…”, repite al final varias veces. Lo dice el MVP reinante. El dos veces MVP.

Lanza piropos en el vestuario visitante del Scotiabank Arena, la casa de los Raptors, donde sólo tres meses atrás lanzaban champán a Jordi, abrumado y abrazado por sus jugadores tras haberlo sido también por la historia. Rompedor de relatos en Sacramento, le tocó primero al técnico catalán marcar tendencias en España, primer entrenador nacido en el país que dirigía en la NBA como primer técnico. Kenny Atkinson, en los Nets, y Sergio Scariolo, sustituyendo a Nick Nurse en los Raptors por Covid-19, han sido los otros dos técnicos con pasaporte español que han dirigido como ‘head coaches’, aunque no nacidos en España, estadounidense Atkinson e italiano el seleccionador español.

Aquella noche de diciembre en Toronto, le fue a directamente a buscar la historia, expulsado Mike Brown en el tercer cuarto por una indignación con los árbitros que le llevó a meterse en la pista, tomando el relevo Jordi como dicta la norma. Y ganando tras remontar casi 10 puntos de diferencia en la siempre bulliciosa guarida de los Raptors para acabar ganando (123-124).

Juancho, junto a Jordi Fernández en su etapa en Denver

Getty Images

En el país en el que se fecundó el baloncesto por ocurrencia de James Naismith aunque el nació en una cuna del basket como Badalona bajo el aura de la Penya, en la ciudad que a tantos españoles ha inspirado, el anillo de Marc Gasol y Serge Ibaka, el récord de tiros libres de José Manuel Calderón, Jorge Garbajosa o el ejemplo de que nunca es tarde para ser ‘rookie’ -29 años en su primer año en la NBA-, la presencia entonces en los Raptors como testigo en primer plano de Juancho Hernangómez, no sólo pupilo suyo en los Nuggets, sino más que amigo del alma, padrino de sus hijos, su ‘cita’ con la que se fue luego a cenar por Toronto para celebrarlo.

Estaba todo preparado, pero Jordi Fernández no lo sabía.

“Crecimos juntos en Denver, tengo una gran relación con él, posiblemente mi mejor amigo en Estados Unidos desde que llegué. Me ha ayudado en todo lo que se puede, soy padrino de sus dos hijos y les quiero como si fueran familia. Lo que logró es algo histórico y espero el crédito que se merece en España, ha batido un récord y, cosas del destino, fue contra mí. Me quedó un sabor agridulce porque perdimos pero luego fuimos a cenar y luego fuimos a celebrarlo porque se lo merece, sé lo que ha sufrido y las situaciones difíciles que ha tenido. Ha esperado su oportunidad y es un muy buen entrenador, de los mejores en lo que hace”, destacó Juancho.

Los hijos de Jordi Fernández posan junto a Juancho Hernangómez durante su visita a Sacramento

Juancho, padrino de los hijos de Jordi Fernández

Toronto Raptors

Por un momento, se hace el silencio entre el jolgorio del vestuario de los Kings. Quiere tomar la palabra Jordi para dirigirse a sus jugadores. Máximo respeto a él hasta en la desbocada euforia. “El coach estaba fuera pero habéis respondido”, empieza el badalonés. Y como hábil intérprete de lo que siente en cada momento el jugador -tiene un doctorado en Psicología del Deporte-, sabe que los discursos en plena fiesta mejores si breves. “Defendimos en el último cuarto para ganar. ¿Dónde está el jugador defensivo del partido? (buscando a Harrison Barnes). ¡Siakam, 37% en tiros!”. Y siguió el baño de champán.

“Personalmente, me siento orgulloso”, dijo, después en rueda de prensa, Jordi Fernández, emoción contenida pero evidente en su rostro radiante y una mirada un tanto vidriosa.

“Es excepcional haber tenido la oportunidad de aprender aquí (Estados Unidos). He tenido la ilusión por hacerlo y he dado pasos adelante. Estaré agradecido a Mike (Brown) toda mi vida y le agradezco la confianza que me ha dado este año como asistente principal, se lo debo. En momentos así es cuando tengo que responderle y hacer lo máximo para hacerle la vida más fácil y que los chicos compitan. Espero que haya más momentos así, aunque no porque le echen”, reflexionaba ‘coach’ Fernández a los medios españoles ahí presentes, entre ellos MD.

El catalán se pegaba un sentido abrazo con el entrenador jefe de los Kings y gran valedor suyo, Mike Brown. No el vestuario sino justo delante, como buscando ese momento de intimidad el discípulo y su maestro, evidente su intento de permanecer más en un segundo plano porque era el momento de su confidente, el que le ha ayudado a devolver la ilusión a Sacramento con el retorno de los Kings a playoffs, casi una mayoría de edad entre la última vez y el celebrado regreso a la postemporada culminado tres meses después de aquella noche en Toronto.

Mike Brown, gran valedor y mentor de Jordi Fernández

Mike Brown, gran valedor y mentor de Jordi Fernández

Getty Images

Brown encara raudo el pasillo camino al autobús pero, por un momento, detiene su enérgico andar para atender la petición de MD, a ver si es posible hacerle una pregunta sobre Jordi Fernández.

“¡Jordi es jodidamente fantástico! ¡Cítame!”, responde, con un grito que le sale de dentro y que hasta vale más que un conjunto de bonitas palabras, Brown, de echar espuma por la boca por su enfado con los árbitros a babas por su compañero, al que algo le vio en la Impact Basketball Academy en 2009 -empezó  a ir los veranos en 2006-, para darle su primera oportunidad en el área de desarrollo de jugadores de los Cavaliers aquel mismo año.

Si LeBron James, en esos Cavs, siempre cita a Mike Brown como uno de los más influyentes en su carrera, es por su atención a los detalles y eso fue lo que enamoró al afamado técnico de Jordi, su perfeccionismo. Pero, si el destino fue interesante, más lo fue el camino.

Estudiante de INEF, Jordi emprendió su incierto pero determinado periplo en Ámsterdam en 2003, lanzado a la aventura con 20 años para estudiar en College y trabajar, estampa que encaja con la de cualquier joven universitario atrevido con ganas de marcha hasta sin saber casi ni ‘papa’ de inglés y neerlandés como recuerda el portal Cantonrep en una historia sobre el catalán.

Allí se pasó un año entre libros -estudiando Educación Física-, y vajillas, lavando platos, llegando hasta cierto punto a ‘malvivir’, compareciendo con poco dinero y llegando a vivir en un hostal que, según él, “daba demasiado miedo”. Poco tiempo para descubrir por qué llaman a Ámsterdam la ciudad del pecado.

“No sabes lo mucho que puedes aprender hasta que te empujes a ti mismo al límite”

Pero, en la ciudad también del Barrio Rojo siempre pensó en naranja, capaz de acceder a esos detalles que tanto gustan a Brown, de acceder a los más recónditos rincones del baloncesto como sólo pueden hacer los más apasionados del deporte de la canasta. Jordi, que entrenó en Montgat y L’Hospitalet, tomó clases de neerlandés y, el idioma del basket, el inglés, lo aprendió por sí mismo. Cuando la necesidad, pero también la pasión, acucia, el instinto de supervivencia asoma.

“Una vez pasé por ese año, sentí como que podía hacer cualquier cosa”, reflexionó Jordi en este reportaje escrito por Josh Weir. “Fue el crecimiento de esa experiencia, tener que descubrir las cosas. Tú no sabes lo mucho que puedes aprender hasta que te empujas a ti mismo al límite”, destacó también catalán en otra profunda reflexión.

Inocente iluso quizá en los escépticos que no creen en la osadía, valiente por seguir su gran amor -el baloncesto-, hacia por donde le llevara, Jordi Fernández, pagándose los costos billetes de su bolsillo, se pasó entre 2006 y los 2009 los veranos en Estados Unidos en la Impact Basketball de Las Vegas, a la que llegó a su fundador, Joe Abunassar, a través de Rudy Fernández, en ese tiempo trabajando Jordi con el jugador.

Jordi Fernández, intenso entrenando

Jordi Fernández, intenso entrenando

Getty Images

En 2009, el viaje sería de no regreso y le pagarían el vuelo. A Brown, ese chico tan apasionando y perfeccionista le entró por los ojos cuando vio cómo trabaja con su hijo, Elijah Brown, y le propuso venir una semana al training camp de los Cavaliers, a los que entonces entrenaba el propio Mike Brown. Jordi no tenía dinero para comprar un billete pero el actual técnico de los Kings se lo pagó. No quería dejarle escapar sin verlo más de cerca.

Pese a que no lo conocían de nada, la franquicia de Ohio quedó prendada del de Badalona al instante. Cuenta Joe Vardon en ‘The Athletic’ que, el entonces General Manager de los Cavaliers, Danny Ferry, quedó patidifuso con lo que vio de Jordi Fernández desde su oficina un día que el catalán estaba haciendo trabajo en pista con Danny Green. Ferry, inquirido por la sorpresa y la curiosidad, salió de su oficina, se quedó de pie y observó. Y luego casi echa abajo la puerta del despacho de Mike Brown.

-¿Quién es el chico español trabajando con nuestros jugadores?-, preguntó el General Manager.

-Danny, va, él es realmente bueno, ¿quieres contratarle?-, le contestó Brown.

-¡Diablos, sí, quiero contratarle!-, replicó al instante Danny Ferry.

Así que, tras recibir el preceptivo “queda usted contratado”, Jordi procedió a labrarse un camino que ya no se desviaría de Estados Unidos, trabajando en los Cavaliers entre el área de desarrollo de jugadores, entrenador principal del equipo de la G-League de Cleveland, los Canton Charge, y formando parte en 2016 del coaching staff que impulsaría a esa imponente banda de los LeBron James y Kyrie Irving a enfundarse el anillo.


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Guille Álvarez

Jordi Fernández, en rueda de prensa

Desempeñándose como uno de los asistentes de Michael Malone entre 2016 y 2022 ayudándole a moldear al MVP, un Nikola Jokic del que se ha ganado su admiración y respeto. Siendo requerido este curso de nuevo por Mike Brown para ascender a asistente principal y ayudarle a la causa de devolver a Sacramento a los playoffs, cumplida con éxito.

De lo que cuentan los que le conocen se deduce que, hay que estar dispuesto a amar el baloncesto con toda sus fuerzas las 24 horas del día para siquiera entenderle una pizca. Porque Jordi es el estribillo, el sprint, el que siempre va al máximo, intensamente intenso en los entrenamientos y los partidos, un ‘culo inquieto’ que no para en el banquillo, un ‘culo inquieto’ de conocimientos, de querer saber más y más.

“Jordi es un pesado”


Domantas Sabonis

“¿Jordi? Jordi es un pesado”, dijo Domantas Sabonis entre risas del segundo técnico de los Kings. “Hace un trabajo muy duro en defensa, siempre está diciéndonos dónde tenemos que estar y nos ayuda. Y así es como ganamos partidos”, destacó el lituano. Todos los reconocidos entrenadores tienen unos definidos rasgos identitarios en el juego y los mano a mano que tan bien ejecuta el pívot con De’Aaron Fox es uno de los de Fernández, quien en cierto modo ha transferido a los Kings esa faceta que tan bien se le da a otro ‘center’ inteligente, el inteligente por excelencia de la NBA, Nikola Jokic.

Tiene mucho Jordi Fernández de Pep Guardiola y viceversa, grandes amigos los dos de hecho y admiradores mútuos. Tanto es así que, como publicaba Alex Gozalbo en el ‘Ara’, Pep asistió en 2016 a las Finales para animar al badalonés, a quien, como explicó en una entrevista con ‘Marca’, también le gusta aprender de otros deportes para transferir esos conocimientos al baloncesto. No se pueden identificar más Pep y Jordi con tantas semblanzas, catalanes, intensos y apasionados en su trabajo, curiosos de otros deportes y a quienes hasta, si se permite la observación, su rapado les sienta como un guante.

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Lo de los Kings no es otra razón de peso más para que Jordi coquetee cada vez más con la alta y privilegiada posición de primer entrenador. Le consideraron como ‘head coach’ en 2019 unos Cavaliers que llegaron a hacerle una entrevista -finalmente el elegido fue John Beilein-, y recientemente unos Atlanta Hawks que acabaron decantándose por Quin Snyder como sustituto de Nate McMillan. No le ha llegado aún la oportunidad al catalán pero le ven ya listo sus principales mentores.

“Jordi es un ser humano fantástico y un entrenador magnífico. Él será entrenador jefe en la NBA algún día”, dijo Brown cuando los Hawks le estaban considerando para el puesto.

“Está preparado ahora, y si se diera el caso para mí sería un honor por todo lo que significa él para quienes le rodean. Mi trabajo es impulsar a las personas con quienes trabajo. Si Atlanta u otro equipo se lo lleva para entrenar, estaré más que satisfecho, porque sin duda se lo merece más pronto que tarde”, apostilló el entrenador principal de los Kings. Coincidía de esta manera Brown con el anterior primer técnico de Jordi en los Nuggets, Michael Malone.

“Va a ser entrenador principal algún día”, predijo Malone después de que los Nuggets cayeran a finales de diciembre contra los Kings (127-126) en un partido en el que Fernández, derribando otra barrera, se convertía en el primer entrenador español en dirigir un encuentro entero como primer técnico por baja por Covid-19 de Brown. Precisamente contra Denver, su ex equipo. Porque parece que al presente a veces le encante encontrarse con el pasado.



Pero Jordi no tiene prisa, quizá consciente de que todo acaba llegando con la vieja pero cierta fórmula de entusiasmo y trabajo como así le ha sucedido a él. “Sin duda me gustaría, pero no es un objetivo que me genere ansiedad. Creo que va a suceder tarde o temprano. Yo trato de disfrutar del presente”, dijo a MD el técnico, que siempre ha reconocido que su camino ha sido “diferente”, osando a plantarse y mostrarse en Estados Unidos cuando todavía no tenía gran fama en el baloncesto profesional.

Pero es por eso, por la determinación de tomar ese camino diferente, por nunca dudar de hacia dónde le llevaría la pasión, que Jordi ha sido distinto. Aquel incierto viaje que empezó con aquel joven de 20 años adentrándose en lo incierto de la primera vez fuera de casa en una ciudad extranjera y desconocida para él, hace tiempo que ha cobrado sentido y cada vez más, volviendo que Sacramento se vuelva a sentir como hacía tiempo que nunca lo hacía, la franquicia que ha tenido que soportar la sequía sin ir a playoffs más larga jamás vista en el deporte profesional estadounidense.

Porque, no es que sólo que no haya terminado, sino que lo mejor puede estar por llegar. Hasta lo mejor de lo mejor como advierte Nikola Jokic. “Puede ganar la NBA”. Palabra de MVP.




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