Los Grizzlies, sobrados: ganan a los Lakers sin Ja Morant

Los Grizzlies, con su particular manera de ver la vida, celebran antes de que pase nada. Si ganan, mejor, si pierden, que les quiten lo bailado y nunca mejor dicho. Antes de saltar a la cancha, convertido el decorado del pasillo en una discoteca con sus luces lampantes, se abren paso en la oscuridad bailando, un paso para aquí otro para allá, tan sincronizados que, entre esa coordinación y tan a oscuras, no se sabe quién es quién. Tampoco, jugando a plena luz de la pista, se distingue quién compite en la cancha, ni que se perciba si está Ja Morant o no. Que se le pregunten a los Lakers, que salieron derrotados y confusos anoche de Memphis (103-93) dirección a Los Ángeles, donde esta cada vez más interesante serie continuará el sábado. 

Ja Morant, que debía tomar una decisión antes del baile por su lesión de mano, faltó a él. Pero la coreografía y la impresionante puesta en escena de su equipo en el parqué abrumó a los de púrpura y oro, porque cuando la que marca los pasos es la música y no el director de orquesta todo fluye esté quien esté. La cultura de equipo de los Grizzlies es tan literal que en noches que pintaban bastos como la última, son capaces de estar acorralados y salir silbando con un triunfo solvente, con la presión del 1-0 y sin su maestro de ceremonias, sin el que han sabido estar a lo largo del curso con un 11-10.

Tan colectivo es todo en estos Grizzlies que todos pueden ser estrellas y tener su noche. Hasta el duodécimo jugador de la rotación en minutos, Xavier Tillman, desapercibido en el primer choque de la serie con 2 puntos.

Asumiendo el liderazgo de Ja Morant, la destreza y el espíritu en pintura de los otros dos pívots del equipo baja indefinida –Steven Adams y Brandon Clarke-, al interior de 24 años va y deja el mejor partido de su vida en la NBA, máximo anotador y reboteador del conjunto de Tennessee con 22 tantos -10/13 en tiros de campo-, y 13 capturas para sumar el mejor parcial de Memphis en pista con un +10. Y pegarle un repaso al mismísimo Anthony Davis, reducido a 13 puntos y 8 rebotes tras el 22-12 del sábado con un raquítico 4/14 en tiros de campo, insuficientes los 28 tantos -12/23 en lanzamientos-, y 12 capturas de un LeBron James que acabó como el peor de los Lakers con un -17. Pesó demasiado ese 1/8 en triples ante unos Grizzlies que corren como gamos en transición.

Aunque con menos minutos -14-, Santi Aldama fue fundamental en Memphis, sin anotar tras fallar sus 3 tiros de campo pero registrando 7 rebotes para ser el segundo mejor del equipo en este apartado tras Tillman y 2 asistencias sin ninguna pérdida, sumando un más-menos de +5.

“Damos un paso al frente cuando no está él (Ja Morant)”, destacaba Tillman. “¿Mi actuación? Va de esforzarme por mis compañeros, coger rebotes y cosas así. La vida es un camino y tienes que seguir trabajando para cuando el momento venga”, añadía. Los números de Memphis fueron los de un canto coral al colectivo, con hasta seis jugadores con dobles dígitos, también el recién proclamado Mejor Defensor del Año –Jaren Jackson Jr. (18)-, Desmond Bane (17), un Dillon Brooks (12) que tardaba poco ya en provocar a LeBron y lo hizo anoche y Luke Kennard, sumando 13 desde el banquillo con un 3/4 en triples.

La defensa de los Grizzlies fue eso que hacen antes de los encuentros, un vistoso y modélico baile con movimiento, hiperactividad, sincronización, deseo, con enérgicas y precisas rotaciones. Entre otras premisas, en una pícara estrategia, aceptaron el cambio en el pick and roll de Anthony Davis y LeBron, con el que ‘The King’ buscaba a la ‘Ceja’ en la pintura porque es muy superior en tamaño y envergadura a Dillon Brooks y cualquiera que no sea Tillman o Jaren Jackson Jr., que eran los que se quedaban con el ‘6’.

El truco, la repentina ayuda que iba a acudir cual relámpago, anticipándose al ataque al aro de Davis. El hambre y la energía de los Grizzlies llegó a tal extremo que, Konchar -1,96 frente a los 2,08 de su rival-, asestó dos tapones de campeonato a la ‘Ceja’, que además de ser zarandeado en la pista tuvo que sufrir ese ‘pupas’ que siempre le acompaña, con un corte en el párpado derecho que no le supuso problema para continuar después una vez fue curado. El juego con él en el poste tampoco funcionó, eclipsado por Jackson Jr, con Brooks haciendo también un buen trabajo y muy precisas y oportunas las ayudas.

30-19 ya abajo en el primer cuarto, nunca encontraron luz los Lakers pese a llegar a ponerse a 6 a falta de 3:48. Carecieron siempre de recursos y claridad, sin movimiento de balón, retrocediendo a infaustos tiempos pasados en el perímetro aunque hallaron tiros liberados -un 27% con un 7/26-. D’Angelo Russell naufragó fallándolo casi todo -5 puntos con un 2/11 en lanzamientos-, y Austin Reaves (12 puntos) y Rui Hachimura (20) le pusieron personalidad pero sin llegar a las cifras del primer encuentro (23 y 28).

Como solución final, cargar el juego en el poste con LeBron, una acción que dio beneficios pero no los suficientes, muy previsible el conjunto angelino ante la tercera mejor defensa de la NBA. Salvo con Kennard, lo cambiaron todo en los bloqueos los Grizzlies, con Jaren Jackson Jr. marcando territorio en cada emparejamiento.

Aunque fundamentando su triunfo en su granítica defensa, Memphis tomó nota de lo sucedido en el primer choque para evitar estrellarse tantas veces contra Anthony Davis. Una de las claves, espaciar la pista y dejarle uno contra uno con Tillman, que con su elegante movimientos de pies le hizo un traje. Otro punto esencial, la gestión del pick and roll con Bane como inteligente ejecutor. Los Grizzlies se dieron de bruces una y otra vez el sábado ante la defensa hundida de la ‘Ceja’ del aro -sobre todo Morant-, y jugaron más el bloqueo directo con otros emparejamientos, como Hachimura, colectando puntos el escolta con su tiro de media distancia.

Pero Memphis también aprovechó todo lo que pudo la ausencia de Davis en pista cuando descansó con Jackson Jr., que le ganó el duelo en repetidas acciones a Hachimura -y alguno a LeBron-, en el perímetro o en el poste, donde tenía a Kennard delante para ejecutar desde fuera si recibía doble marca en el minucioso plan de los Grizzlies. Tampoco le salieron bien a los Lakers doblar a Bane, que encontraba a Tillman dentro con espacio. Quien tiene una estrella tiene un tesoro. Quien tiene un equipo, tiene todo.