Natalia Arroyo se siente feliz por haber cumplido ya 100 partidos al frente del equipo femenino de la Real Sociedad y agradecida por la confianza demostrada por el club guipuzcoano cuando le fichó en 2020, mantenida durante todo este tiempo: “La Real me dio la oportunidad de mi vida y me la sigue dando”, confiesa la catalana, encantada de haber podido “hacer mío este entorno” y sentirse en consonancia “con lo que es y siente el club”. De momento, tiene un año más de contrato que piensa cumplir porque tiene “ganas de seguir sumando partidos y victorias y de trasladar un poquito de mí” al club txuri urdin.
Natalia Arroyo alcanzó los 100 partidos en la Real el pasado sábado ante el Barça en Zubieta: “La cifra responde a cómo me siento y cómo me he sentido desde el primer día”, afirma la entrenadora, que manifiesta sentirse “orgullosa” y “comprometida” de estar en el banquillo de la Real. El hecho de ser la preparadora de este equipo y de acumular partidos “es una maravilla que se ha ido dando y que no visualizábamos ninguno”.
El club txuri urdin, además, va calando en ella, ya le ha metido el venono: “Me están trasladando una sentimiento de pertenencia”, sostiene. También revela que hay retroactividad porque ella proyecta esa “sensación de que tienes algo que que darle”.
El momento de dar el ‘sí’
Y es que al inicio, la entrenadora tampoco las tenía todas consigo. No sabíamos hacia dónde nos iba a llevar, alguien con tan poca experiencia en un banquillo de estas dimensiones”, reconoce. En todo caso, admite que “fue fácil” decir que sí a la proposición del club txuri urdin y de Roberto Olabe: “Con la primera llamada me lleno a pellizcos; era seguidora y analista de la competición, veía que había algo que me conectaba a la Real, por su idiosincrasia, sin haber nacido aquí y sin haber mamado RS desde el inicio”. Y así se materializó esa contratación: “Me dieron seguridad y cobijo para dar el paso y que no fuera un salto al vacío”.
Natalia Arroyo, como demuestran los resultados, dio nuevos bríos e hizo ampliar horizontes al equipo. A su juicio, ha podido aportar la “energía” y la “frescura” que necesitaba la sección para dar el esperado “empujón hacia adelante”. Otras de las aportaciones de la entrenadora son más deportivas: “Valentía en el juego y alegría para tratar de jugar de la forma más vistosa posible”, según sus palabras. Y, por supuesto, “exigencia”.