En todo lo que llevamos de fin de semana no ha habido un solo partido de NBA. Pero es que, como reza el dicho, lo bueno se hace esperar. En este caso, lo mejor.
Para gustos, los colores. Y para muchos quizá cualquiera de las otras series de estas Semifinales de Conferencia -Nuggets-Suns, Lakers-Warriors o Heat-Knicks-, habrá sido mejor. Pero ninguna con un séptimo partido como el que habrá esta noche entre Boston Celtics y Philadelphia 76ers en el TD Garden (21:30, hora peninsular).
El que gane, encuentro con los Heat en las Finales de Conferencia del Este y, el que pierda, decepción mayúscula. Para Boston, entre otras razones, porque hablamos del vigente subcampeón y para los Sixers porque es casi como un ahora o nunca.
Si este año no…¿cuándo?
La maldición de los Sixers
El factor mental siempre es vital en un séptimo partido pero en este caso, en lo que concierne a los Sixers, todavía más. Tiene mucha presión encima ‘Philly’ con esa maldición que lleva más de 20 años a rastras de no superar las Semifinales de Conferencia, algo que no consigue desde 2001, cuando alcanzó las Finales de la NBA con Allen Iverson. Perder significaría el fin del proyecto.
Sería muy difícil imaginar un traspaso de Joel Embiid pero James Harden -con una opción de jugador en junio-, estaría más cerca de regresar a Houston que de quedarse en Philadelphia y Doc Rivers iría a la calle. Puede que jugar fuera ayude a unos Sixers que se han desempeñado mejor en esta fuera lejos de ‘Philly’, quizá por la presión de jugar con público.
Como evidencia, los 5 últimos minutos del Game 6, nulo movimiento de balón y sólo 13 puntos en el cuarto definitivo debido a la tensión. Así lo reconocieron tras el partido Doc Rivers y Embiid. En Boston, lógicamente, la eliminación sería un disgusto cuando hablamos de la plantilla más profunda de la NBA y el vigente subcampeón. Pero, en Philadelphia, sería una catástrofe.
El miedo del MVP
¿El Joel Embiid de verdad o el blando?
El miedo hace perder a cualquiera su identidad. También al MVP. Y es que Joel Embiid encarna en su persona el trauma de Philadelphia y ya es común eso de verle temblar en los momentos decisivos de los playoffs como le pasó en el sexto partido. No anotó en los cinco últimos minutos y se quejó de que no le pasaron el balón, aunque tampoco se apreció personalidad en él para pedirla.
Si es capaz de ser él, de competir con la autoridad que lo define, los Celtics estarán en problemas, pues como dice P.J. Tucker es imparable en el uno contra uno cuando es él. Como los Sixers, ha jugado mejor en Boston que en Philadelphia. Como se derrumbe de nuevo, su MVP -por mucho que se la temporada regular lo que se valore-, quedará muy cuestionado.
Los extremos de los ‘Barba’
James Harden y su acierto
La gran incógnita. Porque Embiid sí que asegura y ha asegurado en esta serie por lo menos sus 25 puntos por partido. Pero James Harden no conoce término medio, combinando actuaciones colosales en esta eliminatoria en estos playoffs de 42 y 45 puntos con otras horrendas de 16 y 13 con 3/14 y 4/16 en tiros.
Los Sixers necesitarán ese Harden agresivo o, bien, el que es capaz de repartir más de 10 asistencias por partido pero sin acumular muchas pérdidas. Y también tendrá que ser, por supuesto, otro gran día más de Tyrese Maxey. Es lo lógico, que tus estrellas estén bien. Pero ante estos Celtics, tan sólidos protegiendo su aro y veloces en transiciones, cobra todavía más importancia.
No vale con jugar bien sólo un cuarto
La constancia de Jayson Tatum
Como Harden, también Tatum se ha ido de un extremo al otro. Incluso en un solo partido, como el sexto, capaz de anotar sólo 3 puntos en los tres primeros cuartos y 16 en el último con cuatro triples decisivos. Sin embargo, no es día para ir dando tumbos y otra esperpéntica actuación del alero como en los tres primeros parciales del Game 6 podría echar a perder la temporada para los Celtics. Necesitan de la inspiración pero también la constancia de Jayson Tatum.
El interior, con la pólvora mojada
El tiro de Al Horford, una necesidad básica
El interior ha tenido sus buenos momentos defendiendo a Joel Embiid en esta serie, pero los Celtics han añorado su amenaza exterior, con sólo un 9/35 en triples -25,7%-, en esta eliminatoria, un 0/9 en los dos últimos choques cuando su promedio de temporada regular es del 44,6%.
No sólo ha echado de menos Boston un mayor acierto desde el perímetro suyo por los puntos que aporta en sí, sino porque la pérdida de amenaza exterior evita que Embiid salga de la pintura, con unos Sixers que son un equipo cuando su estrella se queda defendiendo cerca del aro y otro cuando logran sacarlo de su zona de confort.
Factor X
Robert Williams III contra Harden y Embiid
El factor X del sexto partido. Joe Mazzulla le introdujo en el quinteto titular y Boston volvió a ser capaz de cerrar su defensa a cal y canto dejando a los Sixers en sólo 85 puntos. Su presencia permitió a los Celtics tener algo parecido a un seguro de vida, pues si Al Horford era superado por Embiid en el poste o el pick and roll o por James Harden en el bloqueo directo, Robert Williams III les estaba esperando listo como último guardián del aro. Además, su capacidad para anotar en balones doblados en ataque es una molestia también para el camerunés.
El técnico se podría estar jugando su carrera
La capacidad de Doc Rivers
Se puede estar jugando, no sólo su continuidad en los Sixers, sino incluso su carrera a sus 61 años. Con la fama de, no sólo ser el entrenador que ha desperdiciado más 3-1 en playoffs hasta 3 sino de haber perdido 8 encuentros seguidos en los que se jugaba alcanzar las Finales de Conferencia, una eliminación dejaría ya muy cuestionada su capacidad para dirigir un proyecto ganador. Supondría el tercer adiós seguido en playoffs con los Sixers.
Le tocará demostrar la fortaleza mental que asegura que tiene su equipo -incluso después de la derrota del Game 6-, y contrarrestar a Joe Mazzulla en el constante juego de ajedrez de los ajustes.
El técnico de los Celtics ha encontrado ahora una nueva manera de contener el ataque de Philadelphia con Robert Williams III y en ese último encuentro Rivers encontró la manera de abrir la defensa pero a ratos y con efectos secundarios, logrando sacar al pívot de la pintura con el tiro de Georges Niang pero a costa de debilitar la defensa, con sólo 20 minutos para P.J. Tucker. Es la hora de que Rivers haga valer su experiencia y el prestigio de entrenador campeón de la NBA, precisamente con los Celtics en 2008, el último título para los de Massachusetts.