La Extreme E, una competición con un importante legado

La Extreme E, una competición con un importante legado

El deporte es mucho más que competición. Lo sabe CUPRA, marca con una clara apuesta por la electrificación y la sostenibilidad. Es por ello que no es casualidad que la firma española esté presente en la Extreme E, competición que MD visitó este fin de semana para presenciar en vivo las apasionantes carreras de raids eléctricos. Se trata de un campeonato en el que Carlos Sainz, Lewis Hamilton y Nico Rosberg tienen sus propios equipos, y en el que están pilotos de la talla de las dakarianas Laia Sanz y Cristina Gutiérrez, así como Mattias Ekström, Johan Kristoffersson o el piloto de CUPRA y actual campeón del Dakar, Nasser Al-Attiyah. MD acudió a Escocia, al Hydro XPrix. El nombre del evento está relacionado con el tema principal de este texto y explica el objetivo que persigue esta competición más allá del propio espectáculo deportivo.

La Extreme E compite en algunos de los lugares más remotos y salvajes del planeta. Como dijo su consejero delegado, Alejandro Agag, a un grupo reducido de periodistas en el que estuvo presente MD, su prioridad es buscar localizaciones con “una historia” que necesita ser contada al mundo. 

La Extreme E acude a lugares especialmente sensibles a los efectos del cambio climático y quiere ser altavoz y ayuda para cambiar las cosas. 

Los pilotos de la Extreme E a su llegada a Escocia, en una antigua mina de carbón en plena transformación a planta hidroeléctrica

Extreme E

Exhibe la potencia de sus coches eléctricos, máquinas vistosas, robustas y salvajes, con una batería de 400 kW y una potencia de 550 CV, capaces de ponerse de 0 a 100 km/h en solo 4.5 segundos. Unas bestias. Y si encima estos ‘bichos’ compiten en mangas cortas, cara a cara, con toques y piques constantes, la acción está garantizada. Eso sirve para intentar atraer al espectador con el objetivo final de explicarle un “mensaje” contundente y necesario.

La Extreme E se desplaza hasta Escocia para una nueva batalla

La Extreme E, competición de raids eléctricos

Extreme E

Sobre todo, la competición quiere explicar casos reales de lugares afectados por el cambio climático, pero también pretende visibilizar tecnologías innovadoras que pueden reducir las emisiones de carbono y ayudar al planeta. Y lo visto en Escocia es un gran ejemplo de sus intenciones.

La cita de Escocia se desarrolló en una antigua mina de carbón en plena transformación a planta hidroeléctrica

La cita de Escocia se desarrolló en una antigua mina de carbón en plena transformación a planta hidroeléctrica

Extreme E

Una mina de carbón en pleno cambio

La Extreme E se desplazó a Glenmuckloch, una antigua mina de carbón en medio de una inmensidad de campos en una zona rural por los que pastan miles y miles de ovejas. Allí, resalta el color negro entre tanto verde de una antigua mina al aire libre que impacta a simple vista. Es el pasado, pero también el futuro. 

Esa misma zona minera está ahora en proceso de transformación para convertirse en una planta hidroeléctrica reversible. Sobre esas mismas piedras negras en el condado de Dumfries y Galloway compitieron este fin de semana los coches para dar a conocer al mundo esta acción. Pero también, dar a conocer otro gran problema que existe en Escocia: el del salmón del Atlántico, actualmente en peligro. 

Esta especie se ha reducido en más de la mitad en los últimos 10 años por varios motivos: el aumento de la temperatura del río Nith, lugar al que los salmones acuden a poner sus huevas. Y la gran cantidad de sedimentos que caen al agua cuando sube la marea en invierno fruto de la erosión es lo que acaba ahogando esas huevas.

Por ello, la Extreme E ha apoyado el plan de restauración del Río Nith con la meta de garantizar la preservación del salmón del Atlántico. Está prevista la plantación de 1.200 árboles nativos que aportarán sombra al agua para reducir su temperatura y que también impedirán que los sedimentos originados por la erosión se adentren en el río.

Por ello, en la previa a la carrera, se vio a los pilotos de todos los conjuntos participando en la plantación de árboles que en unos años pueden ser claves para esta zona. En total, está prevista la plantación de 1.2000 árboles y la construcción de una valla como parte de un programa de conservación medioambiental del Nith Catchment Fishery Trust.

El Santa Helena, buque insignia

Hay otro punto que explica la labor que pretende difundir la Extreme E. Tiene el nombre de Santa Helena. Nos referimos al antiguo carguero de pasajeros del Royal Mail, completamente reformado para que sea sostenible, que es el auténtico ‘cuartel general’ de esta competición. La Extreme E podría pactar muchas más citas con sus sedes y aumentar sus beneficios, sin duda. Pero Alejandro Agag no tiene previsto pensar solo en el negocio. No a cualquier precio. Tiene claro que no tendrá un calendario de 15 citas como otros campeonatos. “Con 5 está bien”. ¿Por qué? El motivo es el Santa Helena.

El buque Santa Helena de la Extreme E a su llegada a Escocia

El buque Santa Helena de la Extreme E a su llegada a Escocia

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Este buque es el encargado de transportar toda la infraestructura necesaria para realizar las carreras, hasta tal punto que ahí también duermen y viajan los coches durante meses, desde el final de una cita hasta llegar a su destino para el inicio de otro fin de semana de carreras. El tiempo que transcurre de una carrera a otra viene claramente determinado con lo que tarda el barco en ir de una sede a otra. Nada de coches metidos en aviones para dirigirse rápidamente a un circuito como hacen otros campeonatos como la F1. 

El coche de CUPRA, en el buque Santa Helena de la Extreme E a su llegada a Escocia

El coche de CUPRA, en el buque Santa Helena de la Extreme E a su llegada a Escocia

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Al margen de ello, los motores del barco se han modernizado para que se propulse con gasóleo marino de bajo contenido en azufre, y sus hélices y el casco fueron diseñados para minimizar la fricción con el agua aumentar la eficiencia del buque en relación a sus emisiones. Y como colofón, hay que destacar que la piscina que antes tenía este buque fue sustituida por un laboratorio científico para la investigación durante las largas travesías. 

La Extreme E es competición, espectáculo, y en definitiva, deporte, pero con un claro pilar: el futuro. Eso pasa por la sostenibilidad y la electrificación, aunque Alejandro Agag ya mira más allá. Como reconoció este sábado en Escocia, ya piensa en el siguiente paso, la introducción del hidrógeno en este certamen a corto plazo.




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