Adrián Marín es el reflejo del trabajo bien hecho. Su progresión en las dos últimas temporadas refuerzan la importancia del contexto y la confianza en el fútbol, en la vida. Su fichaje por el SC Braga hasta junio de 2026 se ha hecho oficial este martes y supone el salto a un club preparado -por estructura y ambición- para competir por los títulos, que este mismo verano afrontará la ronda previa de la Liga de Campeones y hace una semanas peleó la final de la Taça.
Los ‘Guerreros del Miño’ confían en Adrián, de 26 años para tomar el lateral izquierdo después de haberse asentado en Gil Vicente como uno de los jugadores más sólidos en su posición, por rendimiento constante y equilibrio en el balance ataque-defensa. En su primera temporada en Portugal, en Famalicao, el murciano cerró el ejercicio con cuatro goles y dos pases de gol, números que lo llevaron a ser considerado una de las sensaciones nuevas del campeonato. El Braga lo lleva siguiendo desde entonces, como otros clubes importantes de Portugal.
Adrián Marín lo ha jugado todo en los dos últimos cursos. Casi 40 partidos en Gil Vicente, más de treinta en Famalicao… Esa realidad contrasta con lo vivido en Granada, Leganés, Alavés o Villarreal, donde no consiguió asentarse y empezó a involucionar, pese a su mezcla de cualidades. En Villarreal rompió en la elite, siendo muy joven, gracias a unas cualidades que le permitieron ser internacional en todas las categorías inferiores de la selección española. Era uno de los laterales izquierdos del futuro y ahora puede ser uno de los laterales izquierdos del presente. Su fichaje por el Braga, un Top de Portugal, que va a jugar en Europa, le va a permitir volver al primer escalón, donde los méritos tienen visibilidad y peso específico.
Una apuesta y un salto bien calculado
Adrián Marín se ha preparado a todos los niveles: físico, mental, táctico… está maduro (26 años) y tiene una visión más una mentalidad privilegiadas, rompe muchos estereotipos ligados al fútbol. Después de sufrir en Granada, su agencia le planteó la posibilidad de reinventarse en Portugal, en primera división, en un club especializado en apostar por los jóvenes y revalorizar jugadores. La apuesta por Famalicao no falló. En Gil Vicente subió un peldaño más, con las mismas coordenadas: crecer, en todos los apartados. Para Ivo Vieira, Rui Silva o Daniel Sousa ha sido fijo, ha jugado en diferentes sistemas, como carrilero a toda banda, como lateral izquierdo clásico, como central… Adrián llega a Braga preparado para el desafío como consecuencia de la obra de ingeniería de mercado interpretada por Leaderbrock Sports, agencia que ha hecho marca en Portugal por su forma de trabajar, en todos los apartados.
Una operación inteligente
El SC Braga ha aprovechado el momento. El míster, Artur Jorge, conoce bien a Adrián y los técnicos tienen claro que puede triunfar en una posición en la que se esperan cambios, con Sequeira o Cristián Borja en el foco. Los detalles que han trascendido hablan de un traspaso en torno al medio millón de euros; eso ingresaría Gil Vicente por el 70% de los derechos del futbolista, que firma por tres temporadas con una cláusula de rescisión de 30 millones de euros. Todos ganan. Adrián terminaba contrato con Gil en 2024, no había más margen y si todo rueda perfecto los bonus pueden duplicar la cantidad base.
Adrián Marín está perfectamente adaptado a la vida en el norte de Portugal y a esa región del Miño. Además, contará con conocidos como Simon Banza —goleador con el que compartió vestuario en Famalicao— y compatriotas como Abel Ruiz y Víctor Gómez, que ya es del Braga en propiedad tras un curso notable allí. La próxima temporada los laterales de los ‘Guerreros del Miño’ serán españoles.